“Alegraos y regocijaos”: así
comienza la nueva exhortación apostólica de Papa Francisco, sobre la llamada
universal a la santidad. Próximamente, la ofreceremos en formato de libro
electrónico.
9 de abril de 2018
¿Qué
es?
Se trata de una “Exhortación
Apostólica”, un tipo de documento magisterial que a diferencia de las
encíclicas se dirige especialmente a los católicos.
Se titula “Alegraos y
regocijaos”, o con su título en latín “Gaudete et Exsultate”. Trata sobre la
llamada a la santidad en el mundo actual.
Es el quinto gran documento
del Papa Francisco.
¿Cuáles
son las novedades?
El Papa explica que quiere
“hacer resonar una vez más el llamado a la santidad, procurando encarnarlo en
el contexto actual, con sus riesgos, desafíos y oportunidades”.
Con este documento Francisco
recoge toda la tradición de nuevas instituciones que surgieron en el siglo XX y
que reconoció el Concilio Vaticano II, y da un paso más explicando cómo vivir
la propuesta cristiana en el contexto actual.
Dice que “para ser santos no
es necesario ser obispos, sacerdotes, religiosas o religiosos. Todos estamos
llamados a ser santos, viviendo con amor y ofreciendo el propio testimonio en
las ocupaciones de cada día, allí donde cada uno se encuentra”.
Recuerda que cada uno tiene su
propio “camino de santidad” para sacar a la luz lo mejor de sí, y no hay que
desgastarse intentando imitar algo que ha sido pensado para otros.
Ejemplos
de santidad
Francisco propone mirar a “los
santos de la puerta de al lado”.
Por ejemplo, “los padres y
madres que crían con tanto amor a sus hijos, hombres y mujeres que trabajan
para llevar el pan a su casa, enfermos, religiosas ancianas que siguen
sonriendo”.
O la señora que no habla mal
de las amigas; escucha con paciencia y cariño a los hijos; reza ante los
problemas; y trata con afecto a los pobres.
El
camino de la santidad
El Papa dice que la vía de la
santidad son las Bienaventuranzas y el protocolo sobre el cual seremos juzgados
según San Mateo: «Tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de
beber, fui forastero y me hospedasteis, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo
y me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a verme».
Recuerda que las persecuciones
no son una realidad del pasado, como ocurre con “las burlas que intentan
desfigurar nuestra fe y hacernos pasar como seres ridículos”.
Avisa del peligro de quedarse
con las exigencias del Evangelio sin vivir una relación personal con Dios, y
“convertir el cristianismo en una especie de ONG”; como también de “sospechar
del compromiso social de los demás, considerándolo algo superficial, mundano,
secularista, comunista, populista (…) como si solo interesara una determinada
ética o defender una causa”.
Estilo
de vida de los católicos
El Papa cierra el documento
proponiendo cinco manifestaciones del amor a Dios y al prójimo. Se trata de:
Aguante, paciencia, mansedumbre, alegría y audacia.
Por ejemplo, lamenta que los
cristianos usen violencia verbal en Internet o que en medios se difame y se
calumnie.
El
enemigo
En el último capítulo recuerda
explícitamente que el diablo existe y que es algo más que un mito.
“No pensemos que es un mito,
una representación, un símbolo, una figura o una idea. Ese engaño nos lleva a
bajar los brazos, a descuidarnos y a quedar más expuestos.
Él no necesita
poseernos. Nos envenena con el odio, con la tristeza, con la envidia, con los
vicios. Y así, mientras nosotros bajamos la guardia, él aprovecha para destruir
nuestra vida, nuestras familias y nuestras comunidades, porque «como león
rugiente, ronda buscando a quien devorar»”.
Concluye recordando que con la
santidad “está en juego el sentido de mi vida ante Dios que me conoce y me ama,
el verdadero para qué de mi existencia que nadie conoce mejor que él”.
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