Para
mí es un placer hacer esta imagen de San Marcelino, ya que soy exalumno a los
Hermanos Maristas de Argentina y posteriormente he trabajado 22 años en uno de
sus colegios. Por eso manos a la obra para hacer una muy linda imagen.
1) Se parte de un soporte (que puede ser de
alambre, madera, plástico, cartón, telgopor, etc.) En este caso es un tallado
en yeso betalfa. Se le van marcando las partes del cuerpo. TENER EN CUENTA LAS
PROPORCIONES!!!!!. (Ver el QUI DOCET, DISCIT sobre las proporciones corpóreas
más comunes). Si hiciera falta, se van añadiendo pequeñas almohadillas con
algodón para darle volumen a las partes del cuerpo. Como es un varón, le damos
un poco menos las caderas y marcaremos la zona pectoral. Se pinta la cara y las
manos. Se añade la cabeza que se fija con masilla epoxídica.
2) Se sigue con la cabeza y las manos Vamos
pensando cómo va a ir ubicada la ropa (para esto es preciso ver estampas para
que sea más real) y las actitudes de la imagen (esto lleva bastante tiempo).
Hay muchas imágenes de San Marcelino: junto a niños, sosteniendo una cruz, con las manos en posición de oración, etc.
pero yo me voy a inclinar por una imagen clásica de él, en la que se lo va a ver
sosteniendo un libro y un rosario. La persona que me la encargó, está de
acuerdo con esto y entonces, no se habla más, el gusto del que encarga siempre
prevalece. La base de esta imagen es de madera barnizada. Sobre ella fijamos
toda la estructura y la protejemos para que no se ensucie.
3) Una vez que cortamos la vestimenta de San
Marcelino en tela de algodón o lino (NO SINTÉTICO) y se le pasa una mezcla de
cola de carpintero, tiza, enduído y colorantes. Por lo menos 2 manos. Atención
que sobre la sotana lleva un capote bastante largo (no dejen de ver fotos).
Dejar secar muy bien entre tela y tela, lo mismo cuando se pinta. Mucha
PACIENCIA!!! Lo adherimos todo muy bien al cuerpo y lo dejamos secar. Nos vamos
a ayudar haciendo algún “andamio” con palitos, hilos, etc. Para que fragüe todo
en el lugar correcto.
4) Sacar el papel adherente de la base y
seguir decorando con otros detalles (aureola, cinturón, etc.). Retocar con
pigmentos al tono las marquitas que hubiéramos dejado y todo el perfilado es
retocado con dorado y otros colores para crear sombras.
El paso a paso:
Una
breve biografía de San Marcelino Champagnat:
Primeros
años
Hijo
de Jean Baptiste Champagnat y María Chirat, nació el 20 de mayo de 1789 en el
pueblo francés de Rosey; durante los años en que Francia sufría grandes cambios
políticos y sociales a raíz de la Revolución Francesa. Jamás asistió a la
escuela durante su niñez, debido a los malos tratos por parte de un profesor
contra uno de los alumnos, debiendo ser educado por su tía monja Luisa
Champagnat. Hasta su entrada al seminario en 1805, Marcelino trabajó como
pastor.
Vida
en el seminario
Cuando
en las vacaciones de Pascua de 1804 un sacerdote pasa por Marlhes buscando
vocaciones sacerdotales, se fija en Marcelino a quien le dice: Hijo mío, tienes
que estudiar el latín y hacerte sacerdote, Dios lo quiere. Su decisión desde
entonces será irrevocable, a pesar de que su cuñado el maestro Arnaud, ante el
escaso progreso de su alumno, dictamina que no es apto para los estudios
eclesiásticos.
En
la fiesta de Todos los Santos de 1805, Marcelino entra en el seminario menor de
Verrières (departamento de la Loire), a la edad de 16 años. Debe sentarse con
los principiantes, a pesar de su edad y de su estatura (mide 1,79 m) y el
primer año fracasa como estudiante: el director del seminario le recomienda
quedarse en casa en las vacaciones de verano. Marcelino hace una peregrinación
a pie, junto con su madre, a La Louvesc, donde está la tumba del apóstol de la
región, San Francisco Régis, y consigue que le den otra oportunidad.
El
segundo año en el seminario y los siguientes verán subir el nivel de
rendimiento del tenaz Marcelino. En 1813 pasa al seminario mayor de Lyon, junto
con Juan Claudio Colin y San Juan María Vianney, futuro Santo Cura de Ars, para
empezar su primer año de teología.
En
el curso del año escolar de 1815, un nuevo seminarista proveniente del Puy,
Juan Claudio Courveille, comunica a algunos de sus compañeros su proyecto de
una Sociedad de religiosos Maristas, la llamada "Sociedad de María
(Maristas)". Se unen a esta idea, entre otros, Marcelino Champagnat y Juan
Claudio Colin. Marcelino, más tarde, incorporara al proyecto su idea de los
Hermanos para la educación cristiana y la alfabetización de los niños de las
zonas rurales.
El
22 de julio de 1816, junto con Colin, Courveille y otros 50 compañeros,
Marcelino es ordenado de sacerdote; tiene entonces 27 años. Al día siguiente,
los 12 signatarios de la promesa de constituir la Sociedad de María,
capitaneados por el promotor de la idea, P. Courveille, suben al santuario de Ntra.
Sra. de Fourvière. Courveille celebra la misa, los demás comulgan de sus manos
y todos se consagran a María y prometen solemnemente dedicarse a establecer la
Sociedad de María. Su vida fue ejemplo de amor.
Los
Hermanos Maristas
El
12 de agosto de 1816 Marcelino Champagnat es nombrado vicario parroquial en el
pueblo de La Valla-en-Gier, con una población de 2.000 habitantes dispersos en
múltiples y lejanas aldeas por las faldas de la cadena de montañas del Pilat,
en el Macizo Central. Inicia oficialmente su apostolado el día 15 de agosto,
fiesta de la Asunción de María. Pronto transforma totalmente la parroquia:
predica, visita a los enfermos aún de las aldeas más alejadas, hace la
catequesis a los niños, implanta la práctica del mes de María, distribuye libros
para extender las buenas lecturas, combate el trabajo en domingo, las
borracheras, los bailes.
El
28 de octubre, en la alejada aldea de Les Palais, asiste en su lecho de muerte
al joven de 16 años Jean Bautiste Montagne. Es entonces cuando se da cuenta de
que Jean Bautiste nunca ha oído hablar de Dios. Al día siguiente, cuando
regresa para contarle sobre Dios, descubre que el joven ya falleció. Esto lo
decide a poner en práctica inmediatamente su proyecto de Hermanos para la
educación a través del adoctrinamiento infantil. Inicia con un ex granadero del
ejército de Napoleón, Juan María Granjon, de 23 años, a quien el Padre debe
enseñarle a leer. Al poco tiempo, se le añade Juan Bautista Audras, de 15 años,
y el P. Marcelino los instala en una casita alquilada, luego comprada con la
ayuda del P. Courveille. (Éste, vicario parroquial en Rive-de-Gier a pocos km
de La Valla, lo visitaba con frecuencia, de acuerdo con la promesa de
Fourvière).
Es
el 2 de enero de 1817: fecha del nacimiento de la congregación de los Hermanos
Maristas (Fréres Maristes). Champagnat les da el nombre de Hermanitos de María
(Petits Fréres de Marie), en honor de la Sma. Virgen en quien ha depositado
toda su confianza. En noviembre de 1818 funda la primera escuela en su pueblo
natal, Marlhes. Y al año siguiente en su parroquia, La Valla. En adelante, los
pedidos de nuevas fundaciones se harán tan perentorios, que en el lapso de 22
años, deja a su muerte 48 escuelas fundadas donde se educan unos 7.000 alumnos.
María bendice igualmente su congregación con abundantes vocaciones. En el mismo
lapso, Champagnat deja 280 Hermanos, más 49 que ya habían fallecido, y 92 que
se había retirado
En
tan pocos años, Marcelino Champagnat se prodiga sin medida: forma a los
Hermanos, religiosa y pedagógicamente, funda y visita las escuelas, construye
cerca de Saint-Chamond el vasto noviciado de Notre Dame de L' Hermitage
(trabajando personalmente como albañil y carpintero), atiende la administración
de lo temporal (con grandes problemas financieros), gestiona ante las
autoridades de París la aprobación legal de su Instituto, entrevista a obispos,
sacerdotes, alcaldes y otras autoridades civiles para asentar sus fundaciones
escolares, etc., etc .Esta febril actividad se une a su gran espíritu de
mortificación: viaja a pie o a caballo, ayuna con frecuencia días enteros para
poder celebrar la misa, reza de noche y lleva la contabilidad y la
correspondencia después de que todos se retiran a descansar.
No
es de extrañar que, a pesar de su fuerte constitución campesina, su salud se
quebrantara. Desde una fuerte caída en su salud a fines de 1825, arrastró
durante 15 años, hasta su muerte, una gran debilidad de estómago que, amén de
fuertes dolores, lo obligaba a privarse a menudo de todo alimento, pues le
resultaba intolerable. Añádase a esto las múltiples contrariedades, sobre todo
en los comienzos de su obra, pues hasta sus colegas sacerdotes lo tildaban de
orgulloso, de obrar por vanidad de ostentar el título de fundador; hasta lo
consideraron loco y falto de toda prudencia (incluso su confesor y director
espiritual lo abandonó). Ciertamente, considerada desde el solo espíritu
humano, su acción no podía menos de sorprender y escandalizar.
Pero Marcelino
Champagnat era hombre de fe y de una profunda humildad. Puso toda su confianza
en Dios y en María, a quien llamaba Nuestra Buena Madre, y cuando - con la
venia de sus superiores los Obispos - juzgaba que se trataba de la voluntad de
Dios, nada ni nadie podía detenerlo.
Si
su obra en la fundación de los Hermanos es lo más conocido y admirado, no menos
admirable fue su dedicación en la realización del proyecto Marista total del
seminario, los PP. Maristas en particular. En torno a él, se formó un grupo de
10 sacerdotes Maristas que, unidos a los 10 del P. Colin, formaron el núcleo
fundacional de la Sociedad de María. Durante bastantes años el P. Champagnat se
encargó de la formación en El Hermitage de los Hermanos de servicio de los
Padres, al mismo tiempo que a sus propios Hermanos de enseñanza. En 1830 fue
elegido como Rector Provincial Marista para la diócesis de Lyon (el grupo de
Colin estaba en la diócesis de Belley).
Es pues considerado, a justo título,
como co-fundador de los PP. Maristas a la vez que fundador de los Hermanos
Maristas. En 1836 hizo profesión de los votos religiosos como sacerdote de la
Sociedad de María. El mismo año parte para las misiones de Oceanía el primer
contingente Marista: 1 obispo (Mons. Pompallier), 4 sacerdotes Maristas (uno
muere en el viaje; otro, morirá mártir y será el primer santo Marista: el
Obispo San Pedro María Chanel) y 3 Hermanos Maristas del P. Champagnat. Grande
fue su deseo de ir él mismo a las misiones, pero la obra de los Hermanos lo
retenía; lo compensó enviando varios otros contingentes de sus Hermanos como
colaboradores de los Padres y dando a la Iglesia los primeros Hermanos
mártires.
En
el campo educativo, Marcelino Champagnat fue un pionero, pues siempre estuvo
abierto a lo nuevo que fuera más eficiente. Adoptó el método simultáneo-mutuo
de enseñanza, zanjando así la polémica entre el método llamado de los Hermanos
(de la Salle) y el método sajón o Lancasteriano. Adoptó igualmente un nuevo
método de lectura, el fonético-silábico, en remplazo del tradicional del
deletreo. Introdujo la enseñanza del canto en la escuela, la educación física,
la teneduría de libros y la agrimensura. Introdujo igualmente el catecismo
mariano, hizo practicar la disciplina preventiva y prohibió todo castigo
físico. Decía: "Para educar hay que amar" y este es el lema de los
educadores Maristas en todos los países del mundo.
Beatificación
y canonización
Muere
un 6 de junio de 1840, cuando los Hermanos estaban cantando la alabanza mariana
de la Salve como inicio de la jornada, práctica que él había introducido como
escudo contra todos los disturbios políticos y sociales que en la Francia
convulsionada de su tiempo tuvieron él y los Hermanos que soportar.
El
29 de mayo de 1955 es beatificado por el Papa Pío XII luego del reconocimiento
de 3 milagros: la curación de un cáncer terminal obrado a favor de una
estadounidense (la Sra. Grondin), la de una meningitis mortal a favor de un
joven de Madagascar, llamado Renaivo y la expansión del instituto marista.
El
3 de julio de 1998, el Papa Juan Pablo II firma el decreto de canonización
después de reconocer el cuarto milagro, la curación súbita de una
histoplasmosis, a favor de un Hermano Marista uruguayo. Fue canonizado por el
Sumo Pontífice, en una solemne Eucaristía celebrada en la Plaza de San Pedro,
Ciudad del Vaticano, el 18 de abril de 1999, con la presencia de miles de
personas, entre ellos, numerosos miembros de la Familia Marista.
Su
fiesta en el calendario de la Iglesia Católica es el 6 de junio.
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