miércoles, 9 de julio de 2025

9 de julio fiesta de fiesta de la Virgen de Itatí.




La Virgen de Itatí, que se venera en el santuario de la localidad homónima, surgió luego de que el franciscano Luis de Bolaños llevara a esta imagen de la Virgen en 1589 a su lugar actual. La imagen está tallada en timbó y el rostro en nogal; el nombre de la Pura y Limpia Concepción de Itatí viene de la lengua guaraní "ita", roca, y "tí ", blanca, o sea, “piedra blanca”, por los yacimientos de cal que estaban junto al arroyo Caleria.
Luego de que la Virgen de Itatí fuera traída de la reducción de Ciudad Real, provincia de Guayrá, los franciscanos la llevaron consigo hacia el sur, a Guayrá, debido a los constantes ataques de los indígenas. En ese lugar levantaron un oratorio y colocaron a la Virgen, pero un ataque de aborígenes hostiles destruyó el lugar y la imagen de la Virgen Inmaculada desapareció.

Según la tradición la imagen habría sido encontrada en el curso del alto Paraná, no lejos del puerto de Santa Ana, por un grupo de indios. Estos vieron a la Virgen Inmaculada sobre una piedra rodeada de una luz muy brillante y acompañada de una música sobrenatural. Fray Luis Gámez ordenó el inmediato traslado de la figura a la reducción, pero la imagen volvió a desaparecer en dos ocasiones, retornando a su lugar cerca del río.
 

Los religiosos comprendieron cuál era la voluntad de la Santa Madre, y se dispuso el traslado del asentamiento a esos parajes. En 1615 (1580 según otras versiones) el puerto de Santa Ana quedó abandonado, y fray Luis de Bolaños fundó la nueva reducción a la que da el nombre de "Pueblo de Indios de la Pura y Limpia Concepción de Nuestra Señora de Itatí". Con el tiempo, el lugar comenzó a conocerse simplemente como Itatí, y fray Luis de Gamarra, párroco del lugar, fue el primero en dar a conocer los milagros de la Virgen. El 16 de julio de 1900, la imagen fue solemnemente coronada por voluntad del Papa León XIII. Fue entronizada con el nombre de Reina del Paraná y reina del Amor. El 3 de febrero de 1910, el Papa Pío X creó la diócesis de Corrientes, y el 23 de Abril de 1918, la Virgen de Itatí fue proclamada su patrona y protectora.





9 de julio fiesta de San Agustín Zhao Pong y compañeros mártires.



Santos Agustín Zhao Rong, sacerdote, Pedro Mártir Sans, obispo, y compañeros, mártires, que en varias épocas y lugares de China testimoniaron con coraje el Evangelio de Cristo con la palabra y con la vida y, cayendo víctimas de las persecuciones por predicar o profesar la fe, fueron partícipes del glorioso banquete del Cielo.

Hasta 1583 no se inició una actividad misionera católica en China, gracias a la obra del jesuita Mateo Ricci, después de que en 1514 los portugueses, desembarcaran en Guangzhou (Cantón), comenzaron los primeros contactos comerciales. A la muerte de este jesuita en 1619, había unos 2.500 cristianos. Después de que la dinastía Ming fue sustituida por la Manchú (1644), comenzó una primera reacción contra los cristianos, exarcebada también por el desarrollo de la cuestión de los ritos. 
En la persecución de 1648, sufrió martirio, con la acusación de haber falsas doctrinas religiosas, el dominico san Francisco Fernández de Capillas, protomártir de China, que había empezado 15 años antes su trabajo apostólico en la provincia de Fujian.

Bajo el reinado del emperador Kangxi (1654-1722) se siguieron dando condiciones favorables para la expansión del cristianismo (los jesuitas fueron llamados a Pekín en calidad de “doctos”), si bien, a menudo turbadas, una vez más, por la cuestión de los ritos, la misma que durante los sucesores de aquel soberano contribuirá a desencadenar entre 1726 y 1796 un largo período de persecuciones. 
Entre 1747-1748 sufrieron el martirio el obispo dominico Pedro Mártir Sans (1747), y cinco dominicos (1748): Francisco Serrano, Joaquín Royo, Juan Alcober y Francisco Díaz.

A comienzos de 1800, tras la represión de las revueltas instigadas por la secta del “loto blanco”, los cristianos fueron acusados de rebelión y hostilidad a la autoridad imperial y los misioneros proscritos del país. Entre los mártires de esta persecución se cuentan los catequistas chinos: Pedro Wu Goecheng (1814) y José Zhang-Dapeng (1815), el  Obispo de Tabranca Juan Gabriel Taurin Dufresne (1815), el sacerdote Agustín Zhao Rong (1815), el franciscano Juan Lantruda de Triora (1816), los sacerdotes José Yuan-Tsi-Te (1817) y Pablo Lieou-Han-Tso (c.1818), el paulista Francisco de Régis Clet (1820), el sacerdote Tadeo Liu (1823), el catequista Pedro Liu Ouen-Yen (1834).

En la nueva oleada de persecuciones que sobrevino en los años del conflicto anglochino, conocido como “la guerra del opio” (1839-1842), padeció martirio el catequista Joaquín Ho-Kai-Tche (1839). 
Otros muchos cristianos testimoniaron con la vida su fe, como el misionero oratoriano Juan Gabriel Perboyre (1840), el sacerdote de las Misiones Extranjeras Augusto Chapdeleine (1856), el laico chino Lorenzo Bai Xiaoman (1856), la catequista Inés Cao Guiying (1856).







En 1858, por orden del mandarin MaoKou (en la provincia de Guizhou) fueron tres los catequistas asesinados, conocidos como los “Mártires de MaoKou”: Jerónimo Lou-Tigmey, Lorenzo Wang Bing y Águeda Lin-Tchao. A estos hay que añadirles el mártir José Tchong-ta-Pong. En 1860 el Tratado de Pekín admitió la libertad religiosa, y a pesar de ello continuó la persecución.
En 1861 sufrieron martirio, dos seminaristas y dos laicos. Se les conoce como “Mártires de Qingyanzhen”: José Zhang Wenlan, seminarista. Pablo Chen Changpin, seminarista. Juan Bautista Lou Tingying, laico. Marta Wang-Luo Mande, laica.
En 1862, fueron masacrados los “Mártires de Guizhou”, a saber: Juan Pedro Neel, Sacerdote de las Misiones Extranjeras. Los catequistas: Martín Wu Xuesheng, Juan Zhang Tianshen, Juan Chen Xianheng y Lucía Yi Zhenmei.
Vino una época de relativa tranquilidad, Francia sustituyó a Portugal como potencia protectora de las misiones, con lo cual se promulgó un decreto que se permitía a los chinos seguir el cristianismo. 
La Iglesia pudo vivir abiertamente y ejercer su labor misionera y se multiplicó la presencia de misiones y misioneros.
En el período inmediatamente posterior a la guerra chino-japonesa de 1894-1895, que llevó a la división de China en zonas de influencia extranjeras, la emperatriz Cixi canalizó contra los occidentales, y sobre todo contra los misioneros europeos y los católicos chinos (considerados como una quinta columna que actuaba en favor de las potencias extranjeras), el odio del movimiento de los boxers. 
En los años 1900-1909 se produjeron numerosas matanzas de cristianos, en las que perecieron cerca de 30.000 personas, sobre todo en las provincias septentrionales del país. Como resultado de esto tuvo lugar el martirio de algunos misioneros y de muchos chinos que se agruparon en los siguientes grupos.

a) Mártires de Shanxi, el 9 de Julio de 1900, que eran Franciscanos: el obispo Gregorio Grassi, el obispo auxiiliar Francisco Fogolla, los sacerdotes Elias Facchini y Teodorico Balat y el hermano franciscano Andrés Bauer. De los mártires chinos de la familia franciscana forman parte también 11 franciscanos seglares, todos chinos: los seminaristas franciscanos: Juan Zhang Huan, Patricio Dong Bodi, Juan Wang Rui, Felipe Zhang Zhihe y Juan Zhang Jingguang. El sirviente y terciario franciscano Tomás Shen Jihe. El catequista Simón Qin Cunfu. El laico Pedro Wu Anbang. El agricultor Francisco Zhang Rong. Los laicos: Matías Fen De y Pedro Zhang Banniu. A ellos se le añaden algunos fieles laicos chinos: Santiago Yan Guodong, Santiago Zhao Quanxin y Pedro Wang Erman.

b) Mártires del Hunan Meridional, el 7 de Julio 1900, también sacerdotes franciscanos: Antonio Fantosanti, José María Gambaro y Cesidio Giacomantonio (4 Julio). A los franciscanos se añaden siete Franciscanas Misioneras de María: María Ermelina de Jesús, María de la Paz, María Clara, María de Santa Natalia, María de San Justo, María Adolfina y María Amandina (9 Julio).

La rebelión de los bóxers se difundió al vicariato apostólico Xianxian, confiado a los jesuitas, los cristianos asesinados se cuentan por millares. Entre los misioneros jesuitas se encuentran: León Ignacio Mangin, Pablo Denn, Modesto Andlauer y Remigio Isoré. Hay que destacar el martirio de María Zhu que trabajaba en la misión y dio su vida para proteger a los misioneros.

Martirizados por los Bóxers en 1900 y en otros años, la mayoría en la iglesia de del pueblo de Tchou-Kia-ho, donde se habían refugiado.


lunes, 7 de julio de 2025

7 de julio fiesta de San Fermín.



Es la tradición que el presbítero Honesto llegó a la Pamplona romana enviado por San Saturnino para evangelizarla, y que el senador Firmo se convirtió al cristianismo con toda su familia. Fermín, su hijo, fue educado por Honesto y cuando tuvo diecisiete años comenzó a predicar por los alrededores. Más tarde, a los veinticuatro, fue consagrado obispo por Honorato, prelado de Toulouse.

A los treinta y uno, Fermín marchó a predicar el Evangelio a las Galias: en un primer momento, en Aquitania, Auvernia y Anjou; más tarde, en Amiens, lugar donde consiguió muchas conversiones y donde, finalmente, sufrió cárcel y, con posterioridad, martirio por decapitación, precisamente un veinticinco de septiembre.





Su cuerpo, sepultado en secreto por algunos cristianos, aparecería portentosamente siglos después, el trece de enero del año 615, en el episcopado de San Salvio, y sería trasladado a la cercana ciudad: unos magníficos relieves góticos del siglo XV, labrados en el trasaltar de aquella catedral que conserva los restos del Santo, narran esta historia.



domingo, 6 de julio de 2025

6 de julio fiesta de Santa María Goretti.



Santa María Goretti nació en Corinaldo, Italia el 16 de octubre de 1890 hija de Luis Goretti y Assunta Carlini, ambos campesinos. María fue la segunda de seis hijos.

Vivió en el seno de una familia humilde y perdió a su padre a los diez años por causa del paludismo.
 
Como consecuencia de la muerte de su padre, la madre de María Goretti tuvo que trabajar dejando la casa y los hermanos menores a cargo de ésta quien realizaba sus obligaciones con alegría y cada semana asistía a clases de catecismo.
A los once años hizo su primera comunión haciéndose, desde entonces, el firme propósito de morir antes que cometer un pecado.
En la misma finca donde vivía María trabajaba Alejandro Serenelli, quien se enamoró de María que en ese entonces contaba con doce años.

Serenelli, a causa de lecturas impuras, se dedicó a buscar a María haciéndole propuestas que la santa rechazaba haciendo que Serenelli se sintiera despreciado.

El 5 de julio de 1902 Serenelli fue en busca de María quien estaba sola en su casa y al encontrarla la invitó a ir a una recámara de la casa a lo que María se negó por lo que aquél se vio obligado a forzarla.

María se negaba advirtiéndole a Serenelli que lo que pretendía era pecado y que no accedería a sus pretensiones por lo que éste la atacó con un cuchillo clavándoselo catorce veces.

María no murió inmediatamente, fue trasladada al hospital de San Juan de Dios donde los médicos la operaron sin anestesia porque no había y durante dos horas la santa soportó el sufrimiento ofreciéndolo a Dios sus dolores.

Antes de morir, un día después del ataque, María alcanzó a recibir la comunión y la unción de los enfermos e hizo público su perdón a Serenelli.

El asesino fue condenado a 30 años de prisión donde al principio no daba muestras de arrepentimiento. La tradición cuenta que después de un sueño donde María le dijo que él también podía ir al cielo, Serenelli cambió completamente volviéndose hacia Dios y ofreciendo sus trabajos y sufrimientos en reparación de sus pecados.

Después de 27 años de cárcel fue liberado y acudió a pedir perdón a la madre de la santa, quien no solo lo perdonó sino que lo defendió en público alegando que si Dios y su hija lo habían perdonado, ella no tenía porque no perdonarlo.

La fama de María Goretti se extendía cada vez más y fueron apareciendo las muestras de santidad, que fue fruto de su cercanía a Dios y su devoción a la Virgen María.

Después de numerosos estudios, la Santa Sede la canonizó el 24 de junio de 1950 en una ceremonia que se tuvo que realizar en la Plaza de San Pedro debido a la cantidad de asistentes que se calculaban en más de quinientas mil personas.






En la ceremonia de canonización acompañaron a Pío XII la madre, dos hermanas y un hermano de María. Durante esta ceremonia Su Santidad Pío XII exaltó la virtud de la santa y sus estudiosos afirman que por la vida que llevó aún cuando no hubiera sido mártir habría merecido ser declarada santa.

Fotos auténticas de la verdadera Santa.