viernes, 19 de abril de 2024

19 de abril fiesta de San Expedito.




San Expedito es sin dudas un modelo de fortaleza y compromiso con el Amor de Dios, un defensor de Su Divina Voluntad. En estos tiempos su devoción ha crecido porque la gente busca ayuda espiritual, intercesión ante el Trono de Dios, y San Expedito viene a ocupar un espacio importante en esa fundamental misión. Conozcamos su historia y devoción.

Historia de San Expedito

Los datos más precisos sobre la vida militar de Expedito fueron recopilados por un grupo de Jesuitas llamados Bolandistas, que se dedicaron a investigar y recopilar del modo más preciso posible la vida de nuestro santo. Con siglos de crónicas, San Expedito es conocido en toda Europa y Asia menor. El santo habría sido armenio, y si bien se desconoce su lugar real de nacimiento, es probable que haya sido la localidad de Metilene, que es también en donde sufre su martirio. Otra posibilidad es que fuera oriundo de Roma, y enviado en misión militar a Metilene. Esta ciudad fue construida en el Siglo II por el emperador romano Trajano. Armenia fue una de las primeras regiones en recibir las enseñanzas de los apóstoles Judas Tadeo, Simón y Batoloméo, como así también un lugar de innumerables persecuciones a los cristianos. En este país se derramó la sangre de muchos mártires, entre ellos San Expedito y San Pantaleón.

San Expedito era contemporáneo de Santa Filomena y San Jorge y vivió a principios del siglo IV. Nuestro santo era un militar del Imperio Romano que tenía a su cargo toda una legión a las ordenes de Dioclesiano, emperador que años más tarde lo mandaría a matar. La Tradición cuenta que Expedito era jefe de la 12ª Legión Romana conocida como "Fulminante", que estaba establecida en Metilene, sede de una de las provincias romanas da Armenia. Militar de carrera, tenía más de seis mil hombres a su cargo, y había recibido el estricto entrenamiento militar de las legiones del César, comprometido con la defensa del imperio y sus leyes. Se cree que su nombre deriva de “Expedici”, que era un tipo de formación militar romana ligera y veloz; seguramente nuestro santo se inició en una unidad de este tipo y de allí deriva su apellido.

Milagro en batalla

Las legiones eran poderosas unidades militares dispersas a lo largo y ancho del imperio, con unos siete mil soldados de infantería cada una y apoyadas también por caballería. Expedito estaba a cargo de la Legión “Fulminante”, con el título de Tribuno, equivalente al rango de General de División. Las milicias romanas habían recibido de Diocleciano el decreto ordenando la persecución de los cristianos, que se oponían  a profesar la fe politeísta oficial del imperio. La pena era la muerte, y en particular era la pena de flagelación y decapitación para los funcionarios del imperio, militares o civiles, que se convirtieran al cristianismo.

La legión de Expedito estaba basada en Armenia y tenía como misión principal luchar contra los pueblos bárbaros en la zona de Germania, esto es en Armenia y Turquía. Habían luchado durante mucho tiempo, bajo las órdenes de su general, pero habían agotado las provisiones de alimentos y agua en tierras que estaban infectadas de enemigos. Finalmente, enfrentaron una vez más la batalla sin tener las fuerzas para hacerlo. Expedito les habló, trató de levantar sus espíritus una vez más, pera nada logró esta vez. El enemigo estaba cada vez más cerca, y sin fuerzas, alimentos ni bebida, nada podía hacerse.

Los soldados romanos habían visto muchas veces lo que hacían los cristianos cuando enfrentaban la muerte que ellos mismos les prodigaban: elevaban sus brazos al cielo y pedían ayuda a su Dios. Y la leyenda decía que ese Dios muchas veces escuchaba sus pedidos y oficiaba milagros. Para sorpresa de Expedito, sus soldados, de uno en uno empezaron a elevar sus brazos al cielo y rogar a ese Dios único de los cristianos del que ellos habían escuchado hablar. Las tropas enemigas se sorprendieron porque nunca habían visto a una Legión Romana completa elevando sus brazos al cielo y rogando a Dios en pleno campo de batalla. Se detuvieron extasiados, sin comprender lo que ocurría. En ese momento el cielo se oscureció y precipitó un vendaval de viento y agua que cubrió a soldados y bestias, transformando el lugar en confusión. La Fulminante se recompuso y aprovechando la situación volvió a salir victoriosa de la batalla.
 
La conversión y muerte de Expedito

Muchos de los soldados de la legión se convirtieron al Cristianismo de inmediato, felices de haber testimoniado el Poder del Dios Único. Expedito no comprendía lo que ocurría, sin embargo su corazón estaba tocado por la fortaleza de ese Dios que se había acordado de sus hombres, y de él mismo. Su corazón sabía que Dios lo estaba llamando, pero su puesto en la milicia romana no era compatible con tal conversión, lo esperaba la muerte en caso de desafiar la autoridad del Emperador. Los hechos llegaron a los oídos de Dioclesiano, que preocupado envió ordenes para que se detenga esa revuelta militar, de soldados romanos convertidos al cristianismo.

Expedito dudó y dudó, postergó su decisión una y otra vez. Muchos de sus propios soldados se habían unido a Jesucristo, a la fe de los cristianos. Su corazón no se decidía entre los apegos a las glorias humanas, a su carrera militar, y el llamado que indudablemente recibía desde lo alto. Pero cierto día Expedito fue tocado por la Gracia de Dios y recibió la Luz Divina. Este episodio cambiaría para siempre su vida, convirtiéndose inmediatamente al cristianismo, cueste lo que cueste.

Conmovido por los hechos vividos e inspirado por el Espíritu Santo, Expedito resuelve un día cambiar su vida y convertirse al cristianismo. Fue entonces que se le apareció el espíritu del mal en la forma de un cuervo. El cuervo le gritaba ¡cras...cras...!, palabra latina que quiere decir "mañana...mañana". Esta decisión déjala para mañana, le decía el cuervo. ¡No tengas apuro! ¡Espera por tu conversión! Pero San Expedito reaccionó enérgicamente aplastando al cuervo con su pie derecho mientras exclamaba Hodie... Hodie... Hodie (que en latín significa Hoy... Hoy... Hoy...). ¡No dejaré nada para mañana, a partir de hoy seré cristiano!

El circo romano había sido creado por el Emperador para demostrar el poder del Imperio, pero irónicamente había producido el efecto contrario, el de difundir el cristianismo más y más. Cuando Expedito se convirtió al Cristianismo comenzó a proteger a los mártires que eran devorados por los leones en el circo. Para Dioclesiano esto era inadmisible, un general a cargo de una Legión del Imperio se atrevía a desafiar su decreto Imperial. De inmediato se ordenó el arresto y el interrogatorio de Expedito y sus más cercanos soldados y amigos, todos convertidos a la fe de Cristo, por aquellos que hasta poco tiempo atrás eran sus compañeros de milicia.

El 19 de abril del año 303 de nuestra era, por orden del Emperador Diocleciano, nuestro santo fue sacrificado en Melitene, sede de una de las Provincias Romanas en Armenia junto con sus compañeros de milicia Caio, Galatas, Hermogenes, Aristonico y Rufo. La pena fue de flagelación (dando lugar al posible arrepentimiento del reo) y la decapitación. Su sangre regó aquellos primeros siglos de la Iglesia, junto a la de tantos otros mártires que comprendieron que Cristo mismo, en Su Cruz, tiene Su Trono en la celebración Eucarística legada en la noche del Jueves Santo.

La devoción a San Expedito

La devoción a San Expedito se ha ido difundiendo especialmente en la época moderna. Se recogen noticias de su devoción hacia mediados del siglo XVII en Sicilia, especialmente, en las ciudades de Mesina y Arcireale, donde en 1781 fue declarado segundo patrono de la ciudad y patrono especial de comerciantes y navegantes, y también protector para obtener rápida solución a los problemas urgentes. En nuestros tiempos, infinidad de Iglesias tienen imágenes de nuestro santo, y rinden culto a su devoción.

En forma coherente con su propia historia de vida, San Expedito tiene un rol de intercesión especial frente a Dios para atender los casos urgentes. Nos referimos a los casos en que de producirse una demora habría un gran perjuicio. Es conocido como uno de los abogados de las causas imposibles junto con Santa Rita de Cascia y San Judas Tadeo (oriundo de Nazareth y primo del Señor), a quienes también se les suele invocar en estos casos. También ha pasado a ser patrono de las personas que quieren obtener una Gracia por una causa perdida, pero la necesitan inmediatamente. De este modo, San Expedito es reconocido por el Don que Nuestro Padre Misericordioso le dio para resolver nuestras necesidades en formas urgente pero también es Patrono de los Jóvenes, Socorro de los Estudiantes, Mediador en los Procesos y Juicios, Salud de los Enfermos, Protector en los Problemas de Familia, Laborales y Negocios, pudiendo ser invocado en otros casos.






miércoles, 17 de abril de 2024

17 de abril fiesta de Santa Catalina Tekakwitha.




Catalina Tekakwitha (Ossessernon, 1656 - Caughnawaga, 17 de abril de 1680) fue una laica católica iroquesa; hija de un jefe mohawk y de una india algonquina cristiana. Nació en Ossessrnon, lo que hoy es Auriesville, Nueva York. Su nombre indígena era Tekakwitha (que en iroqués significa "la que tropieza"), pero fue bautizada con el nombre de Kateri (en castellano Catalina).

En el siglo XVII la orden de los jesuitas tenían misiones entre los indios desde América del Norte hasta las regiones de Paraguay y Argentina. Dos de estos jesuitas son los santos Isaac Jogues y Jean de Lalande, quienes sufrieron el martirio en manos de los indios en 1646 en Ossessrneon.
 
Su madre, una india algonquina, ya había se había convertido al cristianismo cuando fue raptada por los iroqueses y casada con un jefe mohawk pagano.

A los 4 años de edad, Catalina perdió a sus padres y a su hermano menor, durante una epidemia de viruela que se extendió en Ossernenon, Tekakwitha sobrevivió pero quedó con cicatrices en el rostro y problemas de visión.

A los 20 años fue bautizada por misioneros jesuitas franceses. Kateri pronto tuvo que sufrir por su fe grandes abusos y rechazo por parte de familiares y los otros indios. La persecución fue tal que huyó de su pueblo, caminando unos 320 km. (200 millas) por el bosque hasta llegar a Sault Ste. Marie, un pueblo cristiano cerca de Montreal, en 1677.

En 1679, ella tomó un voto de castidad, como en la expresión católica de la virginidad consagrada. Un año más tarde, el 17 de abril de 1680, Kateri murió a la edad de 24 años en Caughnawaga, cerca de Montreal, Quebec. Sus últimas palabras se dice que fueron: ¡Jesús, te amo!.

Catalina se caracterizó por su piedad, su incansable vida penitente en favor de su pueblo aborigen y por su amor a la Eucaristía. Después de su muerte, Kateri empezó a ser muy venerada, especialmente en Canadá. Conocida popularmente como "El lirio de los mohawks".


En 1943, fue declarada venerable por el papa Pío XII y beatificada el 22 de junio de 1980 por el papa Juan Pablo II. El 21 de octubre de 2012 fue proclamada santa por el papa Benedicto XVI en la Basílica de San Pedro.




martes, 16 de abril de 2024

16 de abril fiesta de Santa Bernadette Soubirous (Bernardita de Lourdes).



El 7 de enero de 1844 a las dos de la tarde, en Lourdes, una pequeña ciudad de Francia meridional, en el departamento de los Altos Pirineos, nació una niña cuyos padres, Luisa Castérot y Francisco Soubirous, le impusieron el nombre de María Bernarda; Bernadette, como todos la llamarían después y como la conocería luego el mundo entero.




Bernadette, la primogénita, nacía en una pequeñísima y humilde casa, el molino de Boly, a orillas del torrente Lapaca. Pronto salió de ahí. Tenia pocos meses cuando su madre, que aguardaba otro hijo, sufrió graves quemaduras en el fuego del hogar. Bernadette es entonces llevada a Bartrés, a unos 4 kilómetros de Lourdes, a casa de María Laguës que acababa de perder a su hijito Juan, de tan solo dieciocho días. Bernadette, acompañada por su madrina Bernarda, llega a la casa Burg en la que permanece un año. 
El 1 de abril de 1846 vuelve a Boly. Pero la situación de la familia Soubirous no es buena; las dificultades económicas cada vez mayores obligan a Francisco Soubirous a buscar otra vivienda más pobre y modesta que la anterior. Se trasladan provisoriamente a la casa Laborde.

Pero no son años fáciles. Durante el otoño de 1855 Bernadette es alcanzada por la epidemia de cólera, que en pocos meses cobró treinta víctimas. La salud de la niña, endeble por las privaciones sufridas en la primera infancia, recibe un nuevo golpe. Durante toda su breve existencia Bernadette llevará impresas en su frágil cuerpo las huellas de sus varias dolencias, principalmente el asma. 
Pero parece que las enfermedades, al debilitar el cuerpo de Bernadette, fortalecían al mismo tiempo su espíritu. Al cabo de un año, otro traslado. Esta vez, a un nuevo molino distante 4 kilómetros de Lourdes. Bernadette se ocupa de la hermana Toinette y de los hermanitos Juan María y Justino. 
Los peregrinajes, sin embargo, no han terminado. Francisco Soubirous tiene un primo, Andrés Sajous, propietario de la vieja prisión ahora fuera de uso. Y aquí, en la parte mas triste de la cárcel, en el llamado cachot (4,40 m por 4), es donde vivirá Bernadette algunos años de su vida.

En septiembre de 1857, María Lagues, que ya la había acogido en Bartrés, la llama nuevamente para que la ayude en las labores de la casa, en las faenas del campo y en el cuidado del rebaño de ovejas. En Bartrès se ve obligada a interrumpir la modesta educación religiosa que había iniciado en Lourdes. 
Todavía no sabe leer ni escribir pero está empeñada en recibir la Primera Cornunión. Por la noche, después de largas horas de labor, la niña repite de memoria las fórmulas de catecismo. Finalmente, en enero de 1858 vuelve Bernadette a Lourdes y al cachot en la calle des Petits Fossés.
 Llega en febrero de ese año, es un jueves. En la casa se ha terminado la leña y Bernadette se ofrece para ir a recogerla, allá abajo, hacia el torrente Gave, con su hermana Toinette y Juana Abadie, a quien llaman Baloum. Las tres niñas descienden hasta el lugar denominado Masse-Vieille (hoy llamado Massabielle): es une fuerte roca que cubre una gruta alargada, de unos ocho metros de ancho.

Exactamente en este lugar las tres niñas divisan un haz de leña que la corriente del Gave había arrastrado hasta allí, pero para alcanzarlo es necesario atravesar el torrente, y Bernadette, temerosa de internarse en el agua helada, vacila un momento y mientras las otras, decididas, cruzan el torrente, ella demora aún y se retrasa para quitarse las medias. 
Narró después Bernadette que en ese instante oyó un fuerte rumor de viento, pero al volverse vio que todo estaba tranquilo y que los árboles no se habían movido. Otra vez oyó el mismo rumor pero entonces vio a una Señora en el interior de la gruta. La describió vestida de blanco, con un velo blanco que le cubría la cabeza, un lazo celeste, dos rosas sobre cada pie y un rosario de cuentas blancas. La Señora comenzó a recitar el rosario seguida pronto por la niña. De golpe, y después de haberle sonreído, desaparció. 
Fue ésta la primera visión de Bernadette Soubirous: tan sólo la primera de una larga serie de visiones, dieciocho, que se sucedieron desde aquel 11 de febrero de 1858 hasta el 16 de Julio.

Durante las apariciones de la Señora (que Bernadette había llamado aquello, es decir aquello), Bernadette entra en éxtasis, reza, sonríe y habla con aquella aparición que ella, y sólo ella, puede contemplar en toda su belleza. A quien mucho tiempo después le preguntará si la Señora era realmente tan hermosa, Bernadette responderá: Tan hermosa que después de haberla visto una vez se desea morir para poder volver a verla . Pero Bernadette, sola en sus éxtasis, no estará nunca sola en la gruta.

La gente, que ha sabido de las apariciones de la Señora vestida de blanco a la pequeña Bernadette, la sigue cuando desciende a la gruta para orar. Están los curiosos, los guardianes, el párroco de Lourdes, pero están también, y son los mas numerosos, los que creen en las visiones de Bernadette. Aumentan rápidamente: de pocas decenas alcanza en poco tiempo a varios millares.

El martes 2 de marzo Aqueró pide dos cosas a Bernadette: que se hagan procesiones a la gruta y se construya ahí mismo una capilla en su honor. Pero, en honor de quien? preguntan los altos prelados a quienes Bernadette ha referido el coloquio. Es una pregunta que hallará respuesta el 25 de marzo; la Señora es la Inmaculada Concepción. Esto es lo que Bernadette refiere al clero, ante todo al abate Peyramale, el párroco de Lourdes, y también al abate Pène, al abate Serres, al abate Pomian...

Es la cumbre, el punto más alto en su significado, de las apariciones de Massabielle. 

Estas terminarán el 16 de julio, Un viernes; pero antes de ese día Bernadette habrá realizado su gran sueño, recibir la Primera Comunión el día de la fiesta del Santísimo Sacramento. A pesar del acontecimiento sobrenatural que ha sacudido la simplicidad de su vida, Bernadette sigue siendo la misma. 
Humilde como siempre, ha continuado sus tareas domésticas y ha seguido sus estudios. También su salud sigue siendo la misma. En Julio de 1860, invitada por las religiosas se dirigen el Hospicio de Nevers, Bernadette deja la casa y permanece como enferma dos años entre ellas (1861 y 1862). 
En agosto de 1864 solicita ser admitida en la congregación de las hermanas de Nevers y así, el 3 de junio de 1866, abandona para siempre su pequeña ciudad y, sobre todo, deja su gruta. el 30 de octubre de 1867, en Nevers, Bernadette pronunció sus votos temporarios y, finalmente, con los votos a perpetuidad, se transforma en Sor María Bernarda.



La enfermedad no le dio tregua: el 15 de abril de 1879, aproximadamente a las tres de la tarde, expiró. Bernadette podía decir en verdad que mora feliz, ante todo porque finalmente volvería a ver a su Señora (en Nevers repetía siempre que en Lourdes la gruta era mi Cielo). Luego, porque desde el 13 de enero de 1862 se había publicado una Ordenanza Episcopal en la que se afirmaba la autenticidad de las visiones aparecidas a Bernadette Soubirous y finalmente porque ya se había levantado la capilla. 
La iglesia, de grandes proporciones, acogía a los peregrinos y a los fieles de todo el mundo, a los enfermos procedentes de todas partes de la tierra que buscaban aquí, en el agua surgente de la roca, su última esperanza de curación. Los milagros se multiplicaban en el tiempo y la Iglesia, la oficial, debía reconocer e inclinarse ante un milagro más alto, el de la revelación de la Virgen a la humilde pastorcita de Lourdes.








En el año 2019 tuve la dicha de estar por 4 días en el mismo monasterio de Nevers donde vivió ella y estar junto a su cuerpo incorrupto. Gracias Señor por esa bendición.






16 de abril fiesta de San Benito José Labré.



Se destaca por su profunda oración, humildad, pobreza y penitencia. Servidor de pobres y moribundos. No lo aceptan en las comunidades religiosas, lo deja todo para vivir como mendigo dedicado a la oración especialmente ante la Eucaristía.

Benito José Labré fue el primero de los 15 hijos de Jean-Baptiste Labré y Anne-Barbe Grandsire. Nació el 26 de Marzo de 1748 en Amettes, Francia.

Se conoce por su director espiritual que desde pequeño tenía una inclinación a la oración y la mortificación.

Los padres de Benito José, reconocieron en él sus muestras de piedad por lo que decidieron enviarlo a sus doce años con su tío Francois-Joseph Labré, sacerdote parroquial en Erin. Allí Benito progresó considerablemente en sus estudios de Latín, Historia y otras materias. Sin embargo, no se sentía llamado al sacerdocio sino a ser monje Trapense. Como era aún menor de edad su tío lo envió a pedir el consentimiento de sus padres quienes a su vez se lo negaron.
Benito, entonces, volvió con su tío a Erin donde redobló sus penitencias y actos de piedad en preparación para la vida que anhelaba.

En 1766 su tío falleció durante una epidemia y Benito, que se había dedicado al servicio de los pobres y moribundos regresó a Amettes a pedir, una vez más, la bendición de sus padres para ingresar a la orden de los Trapenses. Estos, temiendo que su oposición ofendiera a Dios, le dieron su permiso. Un tío materno, sin embargo, sugirió su entrada con los Cartujos de Valaldegonde.

Su aplicación fue rechazada por los Cartujos; pero Benito fue dirigido a otro monasterio de la orden en Neuville. Allí le dijeron que como no tenía todavía 20 años no había ninguna prisa y mientras esperaba podría aprender lógica. Durante los próximos dos años Benito continuó aplicando sin éxito al monasterio de La Trappe. Entonces decidió regresar a Neuville donde estuvo 6 semanas como postulante con los Cartujos. Como parecía no estar llamado a esta orden, obtuvo admisión con los Cistercienses en Sept-Fonts en Noviembre de 1769.

Durante su estadía en Sept-Fonts fue gran ejemplo para toda la comunidad por su humildad y exactitud en la observancia de la fe. Desafortunadamente, por problemas de salud, se decidió que su vocación era otra. Una vez recobrada su salud, cruzó los Alpes hacia Italia y desde Chieri in Piedmont escribió una carta a sus padres, la última que recibirían de él, pidiéndoles que le perdonaran por los inconvenientes que les causó y les informaba su intención de entrar en un monasterio en Italia.

Durante este tiempo, tuvo una iluminación interior en la que entendía que era la voluntad de Dios que dejara su país, su familia y sus posesiones para vivir una vida de mortificación en medio de la gente y no en un claustro, visitando como peregrino los lugares de devoción Cristiana. Durante el resto de su vida, nunca dudó que esta fuera la voluntad del Señor. Benito sometió esta inspiración a su confesor quien le aconsejó seguirla sin preocupación.

Benito empezó sus peregrinaciones vistiendo un abrigo viejo, con un rosario en el cuello y otro entre sus dedos y con sus manos abrazando un crucifijo que llevaba al pecho. En una bolsa pequeña llevaba una copia del Nuevo Testamento, un breviario que recitaba diariamente, y una copia de la Imitación a Cristo. La única ropa que tenía era la que llevaba puesta. Dormía al aire libre y en el piso. Se procuraba la comida ya sea del basurero o sobras que recibía. Nunca pidió limosna y si la recibía usaba una pequeña cantidad y lo demás lo repartía entre los demás pobres.



Benito era no solo estricto en su pobreza sino también en su comportamiento, hablaba raramente y la mayoría del tiempo permanecía absorto en la meditación. Pasaba días enteros rezando en las iglesias y estaba tan absorto que perdía noción de sus alrededores.

Una penitencia que Benito practicaba al extremo era la de no bañarse. En sus primeros años como peregrino visitó las principales basílicas en Europa incluyendo Loreto, Asís, Nápoles, Bari Fabriano en Italia, Einsinden en Suiza, Compostela en España y Paray-le-Monial en Francia. Los últimos 6 años de su vida los pasó en Roma de donde salía solo una vez al año para peregrinar a Loreto.

Mientras vivía en Roma dormía en el Coliseo y visitaba las iglesias, especialmente las que practicaban la devoción de las 40 horas. Allí, pasaba horas en contemplación de nuestro Señor Eucarístico, por lo que muchos le llamaban el santo de las 40 horas. Muchos fueron movidos a un amor más ardiente por la Eucaristía por el ejemplo de este santo.

Debido a su salud debilitada Benito José fue obligado a pasar las noches en un hospicio para hombres. Los administradores vivían impresionados por las virtudes de este santo en especial su humildad y piedad. Benito era siempre el último en recibir su porción de alimento que casi siempre cedía a quien el consideraba tenía más hambre. Y a pesar de su grave enfermedad, que contrajo a principios de la Cuaresma de 1783, el santo se negó a abandonar sus prácticas de piedad.

Benito José acudió por última vez a Misa en su Iglesia favorita, Santa María dei Monti, el miércoles de Semana Santa. Al salir de la iglesia se desvaneció ante la mirada sorprendida de la gente de entre la cual un carnicero se apresuró a llevarse al Santo a su casa. Después de recibir los sacramentos Benito José Labré murió el 16 de Abril a las ocho de la noche y la noticia se divulgó de inmediato por las calles, "el Santo murió".



El entierro fue en la iglesia de Santa María dei Monti donde en vida permanecía muchas horas contemplando a la Madona y donde todavía hasta hoy permanecen sus restos. Después de su muerte, muchos milagros se han concedido por la intercesión de Benito José. Su director espiritual relata que hay alrededor de 136 milagros certificados. Benito José Labré, el "Santo Mendigo de Roma" fue canonizado por el Papa León XIII el 8 de Diciembre de 1881.o cielo de los elegidos.



 Visitando su tumba en Roma.