Durante
los 40 años de dictadura comunista en Albania, rezar, santiguarse, llevar una
cruz en el cuello o simplemente tener fe, era delito. En 1967 esta nación
balcánica se convirtió en el primer país del mundo ateo oficialmente.
Las
iglesias, las mezquitas y todos los lugares de culto eran utilizados como
almacenes, polideportivos o teatros. Como es el caso de la catedral de Escutari
-donde son beatificados estos 38 mártires- que fue
utilizada como palacio de deportes de la ciudad.
Un lugar muy especial para los
católicos albaneses, ya que fue aquí también donde se celebró la primera misa
después de caer la dictadura.
En
la plaza de dicha catedral dedicada a San Esteban, hay un monumento en recuerdo
de los mártires que fueron asesinados por odio a la fe a lo largo de la
historia. Mons. Vicenz Prennushi, Mons. Frano Gjini, Mons. Jul Bonati, Don
Alfons Tracki, Don Anton Muzaj, Señora Maria Tuci… así uno a uno hasta llegar a
38. “Todos ellos antes de ser torturados
y fusilados dijeron ‘Viva Cristo Rey, Viva Albania y perdonamos a los que nos
están matando’”, según explica el obispo de Escutari y presidente de la
Conferencia Episcopal Albanesa, Mons. Massafra a la fundación pontificia Aid to
the Church in Need (ACN).
38
historias llenas de odio y terror
María
Tuci, la única mujer del elenco de los mártires albaneses, frecuentó el colegio
de las Pobres Hermanas de los Estigmas de San Francisco en Escutari. Ya de más
grande, fue profesora. Su delito fue que durante la dictadura hacía recordar a
los pequeños la presencia de Cristo.
Fue detenida y torturada innumerables
veces. Murió asfixiada dentro de un saco donde habían metido un gato al que
apaleaban con un bastón para que versara toda su rabia sobre María.
Lazer
Shantoja, sacerdote, hombre de cultura, literatura y arte, fue martirizado en
los campos de Tirana hasta el punto que su madre pidió a los asesinos que lo
fusilaran para que no sufriera más. Lek Sirdani, también sacerdote, escritor y
muy patriota, fue torturado y ahogado en aguas fecales.
Ndre
Zadeja, fue el primero de toda la lista en ser fusilado, convirtiéndose así en
el primer mártir de la dictadura comunista albanesa.
Él murió en Escutari.
Mons. Massafra detalla en la entrevista con ACN, que a todos los que fueron
asesinados en esta ciudad, les hacían seguir un camino en dirección al muro del
cementerio donde eran “torturados, escupidos y finalmente fusilados” pasando
antes por delante de la catedral, “lo hacían aposta, para hacerles recordar lo
que estaba sufriendo por amar a Cristo”.
“Son
un orgullo para Albania”
El
país de las águilas tiene un orgullo que atraviesa fronteras, y se palpa con
los miles de albaneses que tuvieron que huir del país, sobre todo en la década
de los 90, para buscar una vida con más posibilidades.
“La celebración de la
beatificación es una fiesta de alegría, la seguirán miles de albaneses que
están repartidos por todo el mundo”, asegura el presidente de la Conferencia
Episcopal del país. “Esta pequeña pero gran Iglesia ha donado a la Iglesia
Universal gran cantidad de mártires. Eran personas de gran fidelidad a Cristo y
a la Iglesia”.
El
proceso diocesano de los 38 mártires de la dictadura comunista comenzó en
noviembre de 2002 y terminó en diciembre de 2010. El pasado mes de abril Papa
Francisco firmó el decreto para proclamar beatos a los 38 mártires el próximo 5
de noviembre.
Y
es que a pesar de los cinco siglos de ocupación del Imperio Otomano, las
innumerables invasiones y el hermetismo de la dictadura comunista, “el
catolicismo ha continuado en Albania, y el mérito es de la Iglesia mártir”,
según Mons. Massafra.
Fueron miles las personas que durante años vivieron en
campos de concentración o cárceles, por creer en Dios, “o en Alá”, recalca el
obispo albanés, porque en Albania la mayoría de la población era musulmana,
alrededor del 60%. Muchos murieron y
otros sobrevivieron a su propio martirio.
Como fue el caso de la hermana Marije
Kaleta y del sacerdote Ernest Simoni –quien será creado cardenal el próximo 19
de noviembre- que emocionaron a Papa
Francisco cuando le contaron su testimonio durante el viaje apostólico del
Santo Padre a Albania en septiembre de 2014. “Oír hablar a un mártir de su
propio martirio es duro”, aseguró Papa Bergoglio durante la rueda de prensa en
el avión de vuelta del país balcánico. Francisco abrazó a estos dos
sobrevivientes y resaltó que Dios les había “sostenido” y ayudado a superar las
torturas y el hecho de no saber si iban a “ser fusilados o no”.
El papel de todos
ellos fue fundamental en las cárceles y en los campos de concentración ya que
“eran consoladores a escondidas de los
demás detenidos” – detalla Mons. Massafra- , además de haber dado misa y
comunión sin que nadie les viera, como recordó Ernest Simoni, en su discurso
ante Francisco.
La
Iglesia Necesitada de Albania
La
fundación internacional ACN ha llevado a cabo más de 125 proyectos en Albania
desde la caída de la dictadura en 1991. Entre ellos la construcción de
iglesias, centros de espiritualidad o el seminario diocesano, además de la
distribución del Youcat, el catecismo de la Iglesia católica adaptado para los
jóvenes.
También, ha habido otras ayudas más específicas como una furgoneta
para los franciscanos conventuales que la usan para ir a recoger niños en zonas
rurales y poderles transportar a catequesis y lleva en la parte trasera un
cartel grandísimo donde se lee “Jesús está vivo”, o el apoyo a la construcción
del convento a las Carmelitas Descalzas de Nenshat.
La
Iglesia Católica en el país de las águilas es un gran apoyo para la población,
ya que ayudan a todos, sea cual sea su religión. En Albania el 70% de la
población es musulmana, el 20% cristiana ortodoxa y el 10% católica.
No hay comentarios:
Publicar un comentario