ORA ET LABORA significa “REZA Y TRABAJA”. Es la típica frase de los monjes/as Benedictinos y de casi todas las comunidades de clausura. Mi vida en el taller es lo mismo. Restaurar o hacer una imagen de un santo o santa determinado lleva un tiempo, que incluye búsquedas en la red, información de su vida, características propias, etc.
Luego viene la elección de los materiales, el aspecto que le vamos a dar (ubicación de las manos, de los pies, portando una cruz, flores o nada). Una vez hecho esto preparar los materiales para trabajar. Es cierto que cada uno conoce su espacio y como digo siempre, mi taller es “LA DESORGANIZACIÓN MÁS ORGANIZADA QUE HAY”.
Yo sé donde está cada cosa porque las fui acomodando de tal manera que mi mente las vaya relacionando y encontrando con facilidad. Si alguno de afuera entra, lo primero que dice es ¡qué desorden! Pero la verdad que no es así.
Yo sé donde está cada cosa porque las fui acomodando de tal manera que mi mente las vaya relacionando y encontrando con facilidad. Si alguno de afuera entra, lo primero que dice es ¡qué desorden! Pero la verdad que no es así.
Los materiales son parte de nuestras manos, por eso hay que cuidarlos. Algunas recomendaciones:
1) Los pinceles una vez usados “lavarlos” con agua y jabón neutro, si se está trabajando con acrílicos. Si estamos usando goma laca, se ponen en alcohol y si es óleo, en trementina. Si no tenemos estos cuidados, poco nos durarán los pinceles.
2) Todo material de metal: estecas, cucharas, puntas, plantillas, etc. Nunca guardarlas húmedas ni sucias, muchas veces las precisamos con urgencia y si no están en buenas condiciones, no se pueden usar.
3) FRASE MUY IMPORTANTE: “frasco que abro cierro”, fundamental para evitar desastres o pérdida de material. Los materiales con los que se trabaja en imaginería suelen ser costosos. También es importante no utilizar el mismo elemento para sacar pigmentos distintos, si antes no se ha limpiado bien (varía el color).
4) Algunos productos requieren guantes, sí o sí. Por ejemplo los decapantes de pinturas o ácidos (como por ejemplo el ácido cítrico que se usa para la limpieza de maderas). Cuando se trabaja con sustancias volátiles hacerlo siempre en lugares ventilados.
5) Ser pacientes con los pasos a seguir, lo apurado siempre sale mal. De a poco y bien.
Les cuento algo acerca de San Benito y de sus hijos los Benedictinos:
San Benito nació de familia rica en Nursia, región de Umbría, Italia, en el año 480. Su hermana gemela,Escolástica, también alcanzó la santidad.
Después de haber recibido en Roma una adecuada formación, estudiando la retórica y la filosofía.
Se retiró de la ciudad a Enfide (la actual Affile), para dedicarse al estudio y practicar una vida de rigurosa disciplina ascética. No satisfecho de esa relativa soledad, a los 20 años se fue al monte Subiaco bajo la guía de un ermitaño y viviendo en una cueva.
Tres años después se fue con los monjes de Vicovaro.
No duró allí mucho ya que lo eligieron prior pero después trataron de envenenarlo por la disciplina que les exigía.
No duró allí mucho ya que lo eligieron prior pero después trataron de envenenarlo por la disciplina que les exigía.
Con un grupo de jóvenes, entre ellos Plácido y Mauro, fundó su primer monasterio en en la montaña de Cassino en 529 y escribió la Regla, cuya difusión le valió el título de patriarca del monaquismo occidental. Fundó numerosos monasterios, centros de formación y cultura capaces de propagar la fe en tiempos de crisis.
Vida de oración disciplina y trabajo
Se levantaba a las dos de la madrugada a rezar los salmos. Pasaba horas rezando y meditando. Hacia también horas de trabajo manual, imitando a Jesucristo. Veía el trabajo como algo honroso. Su dieta era vegetariana y ayunaba diariamente, sin comer nada hasta la tarde. Recibía a muchos para dirección espiritual. Algunas veces acudía a los pueblos con sus monjes a predicar. Era famoso por su trato amable con todos.
Su gran amor y su fuerza fueron la Santa Cruz con la que hizo muchos milagros. Fue un poderoso exorcista. Este don para someter a los espíritus malignos lo ejerció utilizando como sacramental la famosa Cruz de San Benito.
San Benito predijo el día de su propia muerte, que ocurrió el 21 de marzo del 547, pocos días después de la muerte de su hermana, santa Escolástica. Desde finales del siglo VIII muchos lugares comenzaron a celebrar su fiesta el 11 de julio.
2 comentarios:
Felicitaciones Daniel. Que paciencia y arte se ve desplegado en tu blog.
Saludos desde Misiones.
José Radins
Gracias José!!!! a ver cuando te tenemos por acá. Un gran abrazo.
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