Esta
imagen de la Beata Madre Teresa Michel, la he realizado para las Pequeñas Hermanas de la Divina Providencia, que se
encuentran en la ciudad de Montecarlo, Misiones, Argentina. La Hermana Bernadette y Valeria Díaz, son las encargadas ahora, de cuidarla y dar a conocer su estupenda vida de servicio y santidad. Está hecha con la
técnica de telas encoladas y masillas epoxídicas . Es la misma técnica que se
ha utilizado para hacer la imagen de la Beata Madre Teresa de Calcuta, Santa
Teresita, Padre Damián, etc., con lo que les doy la pauta de las múltiples
imágenes artesanales, e irrepetibles que se pueden hacer. ¿Cómo se hace? te lo
cuento ahora por si no leíste el anterior:
1) Vamos preparando la cabeza y las manos,
mientras armamos un soporte (que puede ser de alambre, madera, plástico,
cartón, telgopor, etc.) en este caso es una estructura de plástico, recubierta
en telas. Se fija dicho soporte a una base de madera. Se le van marcando las
partes del cuerpo. TENER EN CUENTA LAS PROPORCIONES!!!!!. Para eso te
recomiendo que veas el artículo de QUI DOCET, DISCIT que habla sobre las
proporciones corpóreas más comunes. Si hiciera falta, se van añadiendo pequeñas
almohadillas con algodón para darle volumen a las partes del cuerpo. Como es
una mujer, le damos un poco más las caderas y marcaremos la zona de los pechos.
Se pinta la cara y las manos. Se añade la cabeza que se fija con masilla
epoxídica. Esta estructura está fija a
una base de ciprés barnizada.
2) Se sigue con la cabeza y las manos, las
vamos a añadir a la estructura ya formada. Vamos pensando cómo va a ir ubicada
la ropa (para esto es preciso ver estampas para que sea más real) y las
actitudes de la imagen (esto lleva bastante tiempo) es cuestión de buscarlas.
Se va pensando en todos los detalles que se le quieren hacer (ubicación de las
manos, de los pies, cofia, velo, etc.). En este caso la imagen no lleva nada en
sus manos, que están juntas y su cabeza dirigida hacia el cielo.
3) Se diagrama la vestimenta de la Beata
Teresa Michel en tela de algodón o lino (NO SINTÉTICO) y se le pasa una mezcla
de cola de carpintero, tiza, enduído y colorantes. Por lo menos 2 manos. Dejar
secar muy bien entre tela y tela, lo mismo cuando se pinta, DEJAR SECAR MUY
BIEN ENTRE MANO Y MANO. Lo adherimos todo muy bien al cuerpo y lo dejamos
secar. Nos vamos a ayudar haciendo algún “andamio” con palitos, hilos,
alfileres, etc. Para que fragüe todo en el lugar correcto. La secuencia es:
mangas, vestido, cubre pecho, toca, cofia y velo. Mucho cuidado al pintar, ya
que estamos trabajando con negro, azul cobalto y blanco. Siempre recomiendo
empezar por el más claro.
4) Sacar el papel adherente de la base y seguir
decorando con otros detalles (aureola, cinturón, rosario, etc.). Retocar con
pigmentos al tono las marquitas que hubiéramos dejado y todo el perfilado es
retocado para crear sombras.
RECOMENDACIÓN:
procuren no agregarles demasiadas cosas a las imágenes, traten de hacerlas lo
más fiel que puedan, por eso recurran a algún buscador para ver estampas o
fotos si las hubiera como es este caso.
El paso a paso:
Momento de la partida a su nuevo hogar, la Capilla del Instituto Madre Teresa Michel de Montecarlo, Misiones, Argentina.
Valeria Díaz, Hermana Bernadette y yo.
Algo
sobre su hermosa vida:
Teresa
Grillo nace en Spinetta Marengo, provincia de Alessandria, el 25 de setiembre
de 1855. Quinta y última hija de José Grillo, médico jefe del Hospital de
Alessandria y de María Antonieta Parvopassu, descendiente de una antigua e
ilustre familia de aquella región, fue bautizada al día siguiente en la Iglesia
parroquial de Spinetta, recibiendo además el nombre de Magdalena.
Dotada
de un temperamento inclinado a la caridad, alimentado además por un ambiente
rico en espíritu cristiano, el 1º de octubre de 1867 recibió el confirmación en
la catedral de Alessandria y cinco años después, mientras estaba aún en el
colegio, la primera comunión. Después de terminada la escuela elemental, a la
que asistió en Turín, donde su madre se había trasladado para acompañar los
estudios universitarios de su hijo Francisco, en 1867, luego de la muerte de su
padre, fue matriculada como alumna interna en el colegio de las Damas Inglesas,
en Lodi, donde se graduó a la edad de 18 años.
Terminado
el colegio, regresó a Alessandria, donde, siempre bajo la guía materna, comenzó
a frecuentar a las familias aristocráticas de la ciudad. Fue precisamente en
este ambiente que conoció a su futuro esposo, el culto y brillante capitán de
infantería, Juan Bautista Michel. Celebrada la boda el 2 de agosto de 1877, se
trasladó primero a Caserta, luego a Acireale, a Catania, a Portici y finalmente
a Nápoles, lugares a los que fuera transferido su esposo. En esta última
ciudad, una fulminante insolación durante un desfile militar sorprendió la
muerte del capitán Michel, un 13 de junio de 1891. Teresa se sumergió en una
profunda angustia que rozó la desesperación.
La
recuperación posterior, ocurrida casi de improviso, debida, en parte a la
lectura de la vida del Venerable Cottolengo y a la ayuda de su primo sacerdote,
Mons. Prelli, desembocó en la opción de abrazar la causa de los pobres y
necesitados. Teresa comenzó así a abrir de par en par las puertas de su propia
casa señorial a los niños pobres y a las personas abandonadas y necesitadas de
ayuda. Hacia el fin del año 1893, dado que “los pobres aumentan a más no poder
y que quisiera poder alargar los brazos para acoger a todos bajo las alas de la
Divina Providencia”, vendió la gran casa Michel y adquirió un viejo edificio en
la calle Faa de Bruno. Aquí dio inicio a los trabajos de reestructuración y
ampliación, construyendo un piso superior y comprando algunas pequeñas casas
vecinas. Surge así el ”Pequeño Hogar de la Divina Providencia”.
La
obra guiada por Teresa, no estuvo ciertamente libre de adversidades, que
aparecieron no sólo por el lado de las autoridades civiles, sino sobre todo por
parte de sus amigos y familiares. Especialmente ante la incomprensión de
aquellos se hizo evidente la solidaridad y el efecto de los pobres, de las
personas generosas y de sus colaboradoras. Siguiendo la solicitud de la
Autoridad Eclesiásticas, el 8 de enero de 1899, vistiendo el hábito religioso
en la capillita del Pequeño Hogar, Teresa Grillo, con ocho de sus colaboradoras
dio vida a la Congregación de las Pequeñas Hermanas de la Divina Providencia.
En
los siguientes 45 años, su responsabilidad prioritaria fue la de difundir y
consolidar el Instituto. Casi inmediatamente después de realizada la fundación,
la Obra comenzó a tener casas en diversos lugares del Piamonte, desarrollándose
rápidamente incluso en las regiones del Véneto, Lombardía, Liguria, Puglia y
Lucania. A partir del 13 de junio de 1900 el instituto se extendió en el Brasil
y desde 1927, por solicitud de San Luis Orione, fundó inclusive casa en
Argentina. Sin ahorrar esfuerzos, Teresa animaba y alentaba a sus hermanas con
su carismática y solícita presencia en las comunidades. En seis oportunidades
atravesó el océano para llegar hasta América Latina, en donde como frutos de su
solicitud surgieron numerosas fundaciones con asilos, orfanatos, escuelas,
hospitales y asilos para ancianas. El octavo viaje, lo hizo el año 1928, a la
edad de 73 años.
El
8 de junio de 1942, la Santa Sede concedía la Aprobación apostólica a la
congregación de la Pequeñas Hermanas de la Divina Providencia. La Beata Teresa
Grillo se apagó en Alessandria el 25 de enero de 1944 a la edad de 89 años. Su
instituto contaba entonces con 25 casas en Italia, 19 en Brasil y 7 en
Argentina.
Con
el Proceso Informativo, en 1953 fue introducida la Causa de Canonización. El 6
de julio de 1985, el Santo Padre San Juan Pablo II, declarándola Venerable, decretó
la heroicidad de sus virtudes. El Espíritu de la Beata Teresa Grillo Michel
hacia los indigentes permanece particularmente en la obra de sus Hermanas, a
las que solía repetir: “Continuaré invocando sobre ustedes la abundancia del espíritu
que debe distinguir a la Pequeña Hermana de la Divina Providencia: espíritu de
confianza verdaderamente heroica en esta admirable emanación de la Divina
Bondad, porque nosotras debemos estar totalmente y en cada hora a merced de su
Providente ayuda”.
Su
Santidad San Juan Pablo II, con ocasión de la pública exposición de la Sábana
Santa, la ha beatificado en Torino el 24 de mayo de 1998; fijando su
celebración litúrgica propia el 23 de enero.
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