Todavía en América latina (que es lo que medianamente conozco y en donde vivo), no ha sido
tan desangrante las pérdidas y cierres de conventos y obras de la Iglesia por la
carencia de vocaciones, pero soy consciente que si las congregaciones y órdenes no
modifican un poco su estilo de vida, esto irá creciendo. Supongo que en los
otros continentes será semejante.
La realidad de estos comienzos del siglo XXI
nos muestra que los jóvenes de ambos sexo con vocación a la vida religiosa, en
general, huyen de los frailes y las
monjas que viven como simples seglares que parecieran pertenecen a una ONG muy bien intencionada. Es lógico y
comprensible, para eso se quedan en sus casas y viven de manera ordinaria el día
a día.
Conversando
con muchos jóvenes (varones y mujeres) me han manifestado que estarían deseosos
de ingresar en comunidades donde se lleve hábito religioso, como signo de una
vida consagrada y seria, amén de la vida comunitaria, la fraternidad, el rezar
en comunidad, etc..
Esto tiene una lógica innegable y madura por parte de los
jóvenes: para vivir un estilo de vida seglar, basta con quedarse de laico y ser tan santo como otro cualquiera, pero cuando deciden ser religiosos/as, saben
que renuncian a un montón de cosas, quieren por lo menos tener el apoyo de una comunidad y llevar una vida espiritual seria y que no se parezca en nada o en poco, a lo que
dejaron.
En algunos países podemos ver a los religiosos/as llevando una vida de
solteros ideal y perfecta (manejan sus cuentas bancarias, tienen sus tarjetas de
crédito, su propio vehículo, algunos viven solos/as o bien entre dos o
tres alquilan algún departamento, manejan sus días a gusto y piacere y se dejan
días libres para el cine, el teatro o bien el shoping para comprarse primorosas
prendas de vestir). Situación bastante frustrante, a mi parecer y aclaro que no
soy el dueño de la verdad, simplemente estoy reflexionando y puedo equivocarme.
Pero cuando se está detrás de un estilo de vida consagrada a Dios y a una
comunidad, debe ser muy frustrante estar tan alejados del carisma original del
fundador/a. Me parece a mí que no hay coherencia entre el decir, el pensar y el
hacer y tarde o temprano, el cuerpo y la psiquis se lo harán saber pasándoles
alguna factura psicológica u orgánica.
Los
jóvenes con vocación de este siglo XXI, no son idiotas, se dan cuenta de las
realidades actuales y saben lo que buscan, por eso huyen despavoridos de las
comunidades más relajadas.
Conversando
con muchos religiosos/as jóvenes es muy tristes escucharlos decir que están
decepcionados por la vida comunitaria que llevan, sin horarios, sin obligaciones
específicas, sin, sin y más sin, vaya fraude de ideal deseado para ser vivido.
Es
cierto que en una misma congregación u orden hay muchas provincias religiosas y
no todas viven de la misma manera, como si fueran congregaciones u órdenes
distintas, una locura, que teniendo las mismas reglas o constituciones vivan en
las antípodas. Pero claro, los más mundanizados en estilos de vida, le terminarán
pidiendo a esas provincias, alguna vocación prestada, porque desde ya que no
poseen ni poseerán ninguna que valga la pena.
Buena oportunidad para los buenos
religiosos/as de ganarse un pedacito más de cielo, lidiando fraternalmente con
los religiosos seglarizados.
En
muchas congregaciones, ya lo he escuchado bastante, cuando llega un candidato/a
para interiorizarse, tal vez porque haya leído la vida del fundador/a o algún
video, o algo sobre ellos, los reciben con un: olvídate de llevar hábito, porque
nosotros hemos optado por ser uno más entre los demás, con lo cual nada de
signos externos, estamos muy inmersos en lo social, entre la gente, entre el
pueblo.
Esto está muy bien pero como les decía Santa Teresa de Calcuta a sus
Misioneras de la Caridad: “Antes de asistentes sociales, SON RELIGIOSAS” cuánta
verdad.
Con
una conversación así, yo me pregunto: ¿volverá ese chico o chica con inquietud
vocacional a visitar a esa comunidad? O pensará que mejor seguir como está,
viviendo una vida cristiana como laico/a, realizando una tarea pastoral en
algún grupo y participando de los sacramentos en su parroquia.
Esto no lo
escribo por escribir, es que lo he escuchado varias veces, como les dije antes
y tenía la necesidad de plasmarlo en palabras.
Muchas
comunidades no se dan cuenta de que los jóvenes de hoy están preparados para
más altos ideales y que ya bastante relajada es la vida en el mundo, precisamente
quieren salir de él para consagrarse de lleno a Dios, a la iglesia y a sus
hermanos. No tienen problema en vestirse como consagrados, no les da vergüenza.
Es cierto que el hábito no hace al monje, lo importante es lo que hay dentro de
la persona, su piedad, su caridad, su paciencia, su misericordia, etc. Pero estoy
convencido que le ayudará a salvarse de muchas tentaciones cotidianas, más si
tiene un apostolado fuera del convento.
He escuchado decir que está bien que
los religiosos/as vayan vestidos de seglares a todos lados, para no querer ser
más que los demás…no lo entiendo mucho, yo considero que al ir con la
vestimenta religiosa, debe ser el servidor de los demás y el ejemplo para los
otros, que hoy en día seguro se sienten más superiores que un religioso/a.
Les
ayudará a fortalecer la paciencia, el perdón, el amor por el que los ofende,
poner permanentemente la otra mejilla, creo yo.
El
Concilio Vaticano ya pasó hace muchos años, ya transcurrió la acomodación de
las comunidades religiosas, ya se aggiornaron y algunas lo hicieron bastante mal, ahora pueden ver los resultados. Muchas de
ellas también lo hicieron con el carisma de sus fundadores y sus
constituciones y aceleraron la tragedia. Nunca está demás leer y analizar con rectitud de corazón y de conciencia y en comunidad, los documentos de la Lumen Gentium, Perfectae Caritatis, Ecclesia Sanctae y Religiosos y promoción humana. Son muy ricos en consejos evangélicos y verdaderas brújulas de la vida comunitaria y religiosa con sustento y futuro.
Hoy tienen que aprender a captar los nuevos signos de los
tiempos del siglo XXI, que reclaman y piden a gritos muchos jóvenes con
inquietud vocacional. Vean un poco las nuevas congregaciones que surgen o las
más viejas que siguen con su vida aggiornada pero con decoro, han cambiado
algunas formas pero no el fondo.
Piensen
en la decepción de esos jóvenes que se acercan para perfeccionarse en la vida
religiosa y espiritual, ayudar a sus hermanos, en definitiva ser santos y se
encuentran con una realidad de vida comunitaria en el otro extremo de lo que
pudieron haber leído en algún libro o folleto vocacional (con lindas fotos y
hermosas palabras).
Si buscan la vida religiosa, buscan otra cosa, no los
secularizados actos del mundo, esos ya los conocen y los viven a diario.
Apreciados
religiosos/as, si les interesa su Congregación u Orden, reúnanse, no sean
egoístas, reconozcan que algo de culpa tienen en la lenta agonía de sus
comunidades y “aggiornense” a las nuevas formas de vida religiosa que los
jóvenes actuales buscan, que no es ni más ni menos que la original dada por sus
fundadores en las constituciones, la que siempre fue y funcionó maravillosamente, contagiando a miles de personas a vivir su estilo de vida.
Yo sigo rezando por
cada uno de ustedes y por los que los seguirán. Dios los bendiga y María
nuestra Buena Madre los proteja y guíe por el camino correcto.
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