jueves, 22 de septiembre de 2016

4 de septiembre de 2016, canonización de Madre Teresa.


Agradezco a Dios nuestro Señor, por esta gracia tan inmensa. Nunca había participado de una canonización en la Plaza de San Pedro (y mucho menos con un Papa argentino, impensable) pero más impensable fue verme en la canonización de Madre Teresa, que para mí siempre fue el modelo de santidad del siglo XX. Sobre ella no les voy a contar, porque ya la conocen de sobra. 

Esa fiesta transcurrió con muchísimo calor y un sol radiante que abrazaba (en los dos sentidos) a los casi 250.000 que habíamos llegado de todas partes del mundo, para conjuntamente con el Papa Francisco, proclamar la santidad de Teresa de Calcuta. Múltiples lenguas, colores de piel, vestimentas y creencias (me he encontrado con grupos de Luteranos, hinduístas, musulmanes y judíos que participaron de ese momento). 

Ya el calor se convirtió en cantos, momentos de silencio, de aplausos, de llanto y risas, tantos hermanos, todos reunidos era indescriptible. Un sólo idioma, LA SONRISA Y ALEGRÍA DE CORAZÓN. Comparto algunas fotos de ese momento que perdurarán por siempre en mis retinas y en mi corazón.

El comienzo de todo fue esta invitación.



En el centro que las Misioneras de la Caridad, tienen en Roma.

 


Pieza que usaba la Madre Teresa cuando estaba en Roma.


Imágenes de la canonización.








Argentina presente.


Relicario presentado por las Misioneras de la Caridad, el día de la canonización en San Pedro.


Gracias Papa Francisco por este tan hermoso momento.



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