¿Qué
significan los Colores Litúrgicos y cuándo se usan?
La
diversidad de colores en las vestiduras sagradas pretende expresar con más
eficacia, aún exteriormente, tanto el carácter propio de los misterios de la fe
que se celebran, como el sentido progresivo de la vida cristiana en el
transcurso del año litúrgico. Así los cristianos oran con sentimientos diversos
evocados también por los colores de las vestiduras litúrgicas. Estos colores deben
estar marcados también en nuestro corazón.
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BLANCO: Simboliza pureza y tiempo de júbilo. Es usado en los momentos
principales del calendario litúrgico; Navidad y Pascua.
También se usa en
fiestas dedicadas a la Virgen o Santos no Martirizados, así como en la
festividad de Todos los Santos o Cristo Rey.
Es el color del gozo pascual, de
la luz y de la vida.
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MORADO: Simboliza una profundización espiritual, una preparación. Se usa
en Adviento y en Cuaresma, tiempos de preparación para la Navidad y la Pascua
respectivamente. También se usa en funerales y misas de difuntos.
Indica la esperanza,
el ansia de encontrar a Jesús, el espíritu de penitencia; por eso se usa en
adviento, cuaresma y liturgia de difuntos.
Es signo de penitencia y austeridad.
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VERDE: Simboliza la esperanza. Expresa
la juventud de la Iglesia, el resurgir de una vida nueva. Es usado después de
Navidad hasta Cuaresma, y después de la Pascua hasta el Adviento.
Es tiempo de
esperanza por la venida del Mesías y por la Resurrección salvadora
respectivamente.
Este tiempo se conoce como Tiempo Ordinario dentro del
calendario litúrgico, en esas 34 semanas no se celebra un Misterio concreto de
Cristo, sino el conjunto de la Historia de la Salvación y sobre todo el
Misterio Semanal del Domingo como el día del Señor.
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ROJO: El Rojo significa pasión, caridad, amargura y amor divino.
Se usa el
domingo de Ramos, el Viernes Santo, Pentecostés, fiesta de los apóstoles y
santos mártires.
Significa el don del Espíritu Santo que nos hace capaces de
testimoniar la propia fe aún hasta derramar la sangre en el martirio. Es el
color de la sangre y del fuego.
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DORADO o PLATEADO: Simboliza triunfo y júbilo, se utiliza en las grandes
fiestas en especial en las misas del Domingo de Resurrección.
. ROSA: Subraya el gozo por la cercanía del
Salvador el Tercer Domingo de Adviento ("Gaudéte"), e indica una
pausa en el rigor penitencial el Cuarto Domingo de Cuaresma ("Laetare"
).
Es símbolo de alegría, pero de una alegría efímera. No tiene un significado
litúrgico definido, significa la ausencia de todo mal .
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AZUL: Simboliza pureza y la virginidad,es el color del amor, la fidelidad y el
afecto. Asociado de siempre a la Virgen María.
El Celeste es el color
privilegiado para celebrar la Solemnidad de la Inmaculada.
MENOS
USADOS:
NEGRO:
Color que simboliza tristeza, separación, penitencia, vigilia y soledad. Su
significado es similar al Morado.
Es el color litúrgico del Viernes Santo.
Es
una expresión de duelo. Se utiliza para misa de difuntos y para Miércoles de
Ceniza, aunque ha caído en desuso en favor del morado.
AMARILLO:
Al igual que el Dorado, quiere significar pureza, ya que pertenece a la familia
del color blanco.
Simboliza también el color de la luz, luz de Dios, sobretodo
en Oriente. Por su color similar al trigo también se le asimila con la
institución de la Eucaristía.
Se usa el Dorado también para la celebración de
fiestas muy solemnes.
TODOS
ESTOS COLORES TAMBIÉN DEBEN ESTAR MARCADOS TAMBIÉN EN NUESTRO CORAZÓN:
Debemos
vivir con el vestido blanco de la pureza, de la inocencia. Reconquistar la
pureza con nuestra vida santa.
Debemos
vivir con el vestido rojo del amor apasionado a Cristo, hasta el punto de estar
dispuesto a dar nuestra vida por Cristo, como los mártires.
Debemos
vivir el color verde de la esperanza teologal, en estos momentos duros de
nuestro mundo, tendiendo siempre la mirada hacia la eternidad.
Debemos
vivir el vestido morado o violeta, pues la penitencia, la humildad y la
modestia deben ser alimento y actitudes de nuestra vida cristiana.
Debemos
vivir el vestido rosa, solo de vez en cuando, pues toda alegría humana es
efímera y pasajera.
Debemos
vivir con el vestido azul mirando continuamente el cielo, aunque tengamos los
pies en la tierra.
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