El
sábado 24 de enero de 2015, el obispo de Lisieux, Jean-Claude Boulanger anunció
el inicio del proceso diocesano de beatificación de Léonie Martin, hermana de
Santa Teresita de Lisieux. Lo hizo con una misa en el Monasterio de la
Visitación de Caen, al noroeste de Francia, donde Léonie fue religiosa desde
1899 hasta su muerte con 78 años en 1941.
El
obispo eligió la fiesta de San Francisco de Sales para hacer el anuncio porque
es la espiritualidad de este santo la
que ella profesó... aunque al estilo del ´caminito´ de su hermana Teresa.
Leonie,
que tomó en vida religiosa el nombre de Hermana Françoise-Thérèse, puede ser ya
tratada mediante el título de “Sierva de Dios”.
Una
familia con santidad... pero con problemas
Fue
la tercera de las cinco hijas que vivieron del matrimonio de Louis Martin con
Célie Guerin, beatificados conjuntamente en el año 2008, por el Papa Benedicto
XVI.
Su infancia fue dura: a menudo estaba enferma, una criada la golpeaba, fue
expulsada de la escuela cuatro veces y se sentía aislada en su familia. En una
familia de niñas muy inteligentes, ella era poco brillante. Intentó entrar en
vida religiosa tres veces antes de ser aceptada en Caen, cuando tenía ya 35
años.
Su
vida empezó a llamar la atención de muchos cuando Marie Baudouin-Croix publicó
en 1989 el libro “Léonie Martin: una vida difícil”.
Recibió
una “hoja de ruta para la santidad” de toda una autoridad, la Santa Doctora de
la Iglesia Teresa de Liseux, es decir, su hermana Teresita, que el 17 de julio
de 1897, pocos meses antes de morir, le escribía así: “si quieres ser santa
será fácil, porque en la profundidad de tu corazón el mundo no significa nada
para ti; quiero decir que mientras te entregas devotamente a obras externas,
sólo tienes un objetivo: agradar a Jesús y unirte más íntimamente a Él”.
Léonie
leía esas palabras cuando aún no había conseguido, pese a sus esfuerzos, entrar
en ningún monasterio.
Intercesora
para muchos
El
padre Laurent Berthout, responsable de comunicación de la diócesis de Lisieux
ha explicado que “durante muchos años la gente ha pedido la intercesión de
Léonie Martin, viniendo a su tumba en el Monasterio de la Visitación. Estas
personas son testigos de gracias que han recibido por su intercesión".
"Ella
vivió una vida sencilla, oculta, humilde en la penumbra del claustro. Quería
vivir la espiritualidad de San Francisco de Sales haciéndolo ‘todo mediante el
amor, nada mediante la fuerza’, en palabras del santo. Fue bendecida por el
descubrimiento espiritual de su hermana, Santa Teresa, que la enseñó a vivir
por el Amor en las acciones más humildes y cotidianas. Léonie dio testimonio en
su vida de la posibilidad de vivirlo plenamente incluso con sus limitaciones de
carácter, salud y pruebas”.
El
pueblo cristiano empezó a consolidar la figura de Léonie hacia los años 60,
cuando las monjas de su monasterio empezaron a recibir cartas de personas de
todo el mundo pidiendo que rezasen mediante la intercesión de Léonie para
solicitar cosas que ella habría sentido como cercanas: dificultades con la
propia vocación, problemas con niños especiales, conflictos en las familias…
Luego llegaban los peregrinos para dar las gracias por ver cumplidas esas
intenciones.
Anne
Marie Pelletier, una de las estudiosas de la figura de Léonie recuerda que “sus
hermanas eran talentosas, precoces, vivas… y ella no lo era. Sabemos que esa
disparidad puede envenenar la vida de una familia.
Todo en la vida de Léonie
podía empujarla a ser una rebelde, celosa o a estar triste, resignada, atrapada
en resentimiento. Léonie no fue así. Dios previno que sus heridas se infectaran
y se hicieran mortales. Pero la sanación de Léonie fue inseparable de su
práctica del ‘caminito’ inaugurado por su hermana Teresa: el camino de la
humildad y el amor. Dios hizo de Léonie la ilustración de este camino.”
Más datos sobre su vida:
Sor
Francisca Teresa Martín Guerin (1863-1941)
María
Leonia Martín Guerin nació en Alencon (Francia) el 3 de junio de 1863.
Desde
bien pequeña sufrió de mala salud, siendo así que a los nueve meses de edad
contrajo la tos ferina. Poco tiempo después contrajo el sarampión.
Sus padres,
los Beatos Luis y Celia, estaban muy preocupados temiendo que la niña no
sobreviviera a su primer cumpleaños. Su madre Celia se puso en contacto con su
hermano Isidore Guerin, que era farmacéutico en Lisieux, preguntándole si él
tenía algún remedio que pudiera ayudar a Leonia a curarse.
No pudo aportar
ninguna cura. Entonces Celia escribió a su hermana Sor María Dositea, que era
monja de la Visitación de Le Mans. Ella le responde sugiriendo la posibilidad
de una novena a la entonces Beata Margarita María de Alacoque. Celia rezó la
novena diciendo esta frase: “Si María Leonia va a ser santa algún día, entonces
cúrala”. Su padre Luís hizo una peregrinación a Notre-Dame du Sees (Nuestra
Señora de los Mares) pidiendo una cura para la enfermedad de su hija. Después
de la novena Leonia se curó.
Nos dice Celia: “Nueve días después de la
enfermedad de Leonia, era capaz de ponerse en pie de nuevo, corriendo por la
casa como un pequeño conejo”.
Su
educación fue difícil por el carácter tan rebelde que tenía, pero totalmente
impregnada de buenos sentimientos hacia su familia y el prójimo. Quiso hacerse
monja Clarisa, pero no pudo soportar los rigores de la Regla y abandonó el
convento. Leonia volvió a rezar pidiendo por su vocación y decidió seguir los
pasos de su querida tía María Dositea, intentando hasta por tres veces su ingreso
a la vida religiosa en la Visitación, durante los cuales tuvo que pasar muchas
pruebas. Continuamente escuchaba los consejos de su hermana Santa Teresa del
Niño Jesús.
Ésta la escribió por última vez el 17 de julio de 1897: “Si quieres
ser una santa, te será fácil, porque en lo profundo de tu corazón el mundo no
significa nada para ti… Quiero decir, que mientras tú te entregas devotamente a
trabajos externos, tú sólo tienes un fin, agradar a Jesús y unirte más
íntimamente con Él”. Leonia continuó firme con su deseo de ser santa y pidió
hasta el final de su vida la intercesión de su hermana Santa Teresita para que
la ayudara.
Semanas
antes de morir, Santa Teresa tuvo una conversación con Sor María (otra de sus
hermanas) en la que le dijo que, después de su muerte, Leonia volvería a la
Visitación de Caen.
También afirmó que Leonia se mantendría firme y
perseverante hasta su muerte. Esta visión de Santa Teresa se cumplió. Dos años
después de la muerte de Santa Teresita, Leonia, escoltada por su tío Isidore,
entró en el Monasterio de la Visitación
de Caen, por última vez y definitivamente, el 30 de enero de 1899.
Leonia le
dijo a su nueva Madre Superiora: “Estoy aquí para siempre, ésta es mi única
ambición: esconderme como una humilde violeta para que la perfecta obediencia a
mis superioras haga de mí lo que sea”. El 30 de junio del mismo año recibe el
santo hábito y el nombre de Francisca Teresa (en honor a San Francisco de Sales
y a su hermana Santa Teresa).
Leonia se reviste de una humildad serena, muy alegre
en las recreaciones, y coloca su felicidad en el servicio, para agradar a su
comunidad. Llena de delicadeza y cuidados para con las Hermanas, sonríe en todo
y para todas, irradiando dulzura, humildad y paz.
Ella escribía: “Quiero ser
pequeña... olvidada... confiada...”. Gran alegría en su vida fue ver canonizada
a su hermana Santa Teresa del Niño Jesús, el 17 de mayo de 1925. Fallece el 17
de junio de 1941 en olor de santidad en su monasterio de Caen.
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