domingo, 6 de mayo de 2018

800 aniversario (1218-2018) de la Orden de la Merced.




Los mercedarios tienen como maestro y modelo a Cristo Redentor y veneran a María como Madre de la Merced

Origen de la Merced

“Dios, Padre de misericordia, ha visitado y redimido a los hombres, ofreciéndoles por Jesucristo el don de su amistad y enriqueciéndolos con la libertad de hijos. De modo semejante ha querido suscitar en la Iglesia hombres y mujeres que, guiados por el espíritu redentor de Jesucristo, visiten y liberen a los cristianos que, por circunstancias adversas a la dignidad de la persona humana, se encuentran en peligro de perder su fe.

Para llevar a cabo esta misión, impulsado por el amor de Cristo, inspirado por la Virgen María y respondiendo a las necesidades de la Iglesia, el 10 de agosto de 1218, san Pedro Nolasco fundó en Barcelona la Orden de la Virgen María de la Merced de la redención de los cautivos, con la participación del rey Jaime de Aragón y ante el obispo de la ciudad, Berenguer de Palou.

Por la confirmación del Papa Gregorio IX, el 17 de enero de 1235, la Iglesia testificó la acción del Espíritu Santo en la fundación de la Orden; la ratificó en la práctica de la regla de San Agustín; le dio carácter universal incorporándola plenamente a su vida y sancionó su obra como misión en el pueblo de Dios.”

Espíritu y Misión

Por su intervención en el principio y vida de la Orden que lleva su nombre, los mercedarios llaman a María MADRE DE LA MERCED y la veneran como inspiradora de su obra de redención. 

Ella es la madre de los cautivos a los que protege como hermanos queridos de su Hijo, y es igualmente madre de los redentores al ofrecer libertad a los cautivos.

 Por su entrega en favor de los cautivos y su vida de servicio a la Orden que ha fundado, San Pedro Nolasco es para ellos el signo más cercano del amor redentor de Jesús y el realizador más perfecto de la obra liberadora de María. 

Por eso procuran imitar su vida, continúan su acción dentro de la Iglesia y lo veneran como Padre.

El espíritu mercedario supone fundamentalmente el descubrimiento de Cristo que continúa padeciendo en los cristianos oprimidos y cautivos, expuestos a perder su fe... y ponen su compromiso de caridad, poniendo su vida al servicio de estos hermanos para que vivan la libertad de los hijos de Dios.

Para cumplir esta misión se consagran a Dios, con un voto particular, prometen dar la vida como Cristo la dió por nosotros, si fuese necesario, para salvar a los cristianos que se encuentran en extremo peligro de perder su fe, en las nuevas formas de cautividad. 

Estas nuevas formas de cautividad constituyen el campo propio de la misión mercedaria, y se dan en una situación social con las siguientes características:

. es opresora y degradante de la persona humana
. nace de principios y sistemas opuestos al evangelio;
. pone en peligro la fe de los cristianos; y
. ofrece la posibilidad de ayudar, visitar y redimir a las personas que se encuentran dentro de ella.

El mundo entero debe sentirse invitado a celebrar y compartir, junto a la Orden de la Merced, la gran acción de gracias por los dones recibidos del Señor y de nuestra Madre Santísima de la Merced a lo largo de estos 800 años de vida y servicio redentor en favor de la fe y la libertad amenazadas.

Características del logo jubilar




El primero de los elementos es un número ocho abierto. 

En el origen del trazo, se encuentra una “llama de fuego de cuatro puntas” como las barras del escudo mercedario. 

Luego va tranformándose en una “rama de árbol de olivo”, con una hoja y un brote final. 


Representa el “origen de la Orden, la vocación o carisma de san Pedro Nolasco”, que constituye un fuego que enciende otros fuegos y que deviene en una familia de casi 800 años que sigue creciendo y renovándose como el olivo de Nolasco.

Los dos eslabones encadenados sin cerrar forman “los dos ceros del número 800”, significan “las cadenas de la opresión que se rompen con la redención”. La idea de libertad o liberación en un mundo de opresiones, presentes en todos los tiempos de diferentes maneras.

 Esto habla de “La Merced como una respuesta siempre recreada desde hace 800 años”.

La cruz central alude a la tradición de los primeros tiempos. Además, la cruz se refiere a la centralidad en “Cristo Redentor, modelo de toda la Familia Mercedaria” (religiosos, religiosas, laicos y laicas), que no solo da la vida por sus amigos, sino que viene a dar vida y vida en abundancia.

Finalmente, el trazo de colores: naranja, rojo y amarillo, significa “la presencia de María de la Merced”, verdadera Madre de redentores y redentoras, y de cautivos y cautivas, con rostro humano que sostiene y a la vez ofrece en sus manos La Merced de Dios para su pueblo.

Debajo del número 800 está escrito “Jubileo de La Merced”, con el año de fundación y el año del Octavo Centenario: “1218-2018”.


Puerta Santa Jubileo de La Merced

Indulgencia Plenaria: 800 años de fundación de la  Orden de la Merced

La indulgencia plenaria limpia las huellas que el pecado, confesado, deja en el alma. Nos concede “la gracia del perdón completo y total por el poder del amor del Padre que no excluye a nadie”. (Papa Francisco 01/09/2015)

¿Quiénes?

Personas que ingresen a un templo jubilar y cumplan los requisitos de:

confesión sacramental
comunión eucarística
oración por las intenciones del Papa

¿Cuándo?

Desde el 17 de enero de 2018 hasta el 17 de enero de 2019.

¿Dónde?

En todos los templos conventuales y parroquiales confiados a la familia mercedaria Calzada y Descalza.


ORACIÓN JUBILAR. LA MERCED: 800 AÑOS

Madre de la Merced,
que suscitaste en tu servidor Pedro Nolasco
el deseo de imitar a Cristo Redentor,
poniendo su vida al servicio de los más pobres
de entre los pobres, los cautivos;
al prepararnos a celebrar el Jubileo mercedario,
te pedimos que eleves nuestras oraciones al Padre,
fuente de misericordia,
para que seamos capaces de contemplar
la faz de tu Hijo en el rostro de los cautivos de hoy
y ofrezcamos, alegremente, llenos del Espíritu Santo,
nuestras vidas como moneda de rescate
por nuestros hermanos
que viven privados de libertad y sin esperanza
en las nuevas periferias de la cautividad.

Amén.




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