Este
tipo de pregunta nos habla del respeto que la imagen religiosa representa y por
lo sagrado que la imagen recuerda. Es como las fotos antiguas de los padres,
las madres, los abuelos, los hijos ya fallecidos. Se guardan con respeto y
cariño aunque estén dañadas o borrosas.
El
paso del tiempo, las inclemencias del tiempo y otras causas, hacen que en nuestras casas se nos destruyan
las imágenes del Señor, de la Virgen y de los santos. Actualmente el yeso no es
trabajado con materiales que lo refuercen (alambres, estopa, etc.), por lo
tanto, al menor golpe tenemos en casa una imagen destrozada.
Pareciera
que lo primero que surge en la mente es llevarlas a una iglesia y que el pobre
cura se encargue de ella. Sin embargo, en los templos hay que eliminarlas con
respeto y cuidado. Esta tarea es a veces complicada, por la cantidad de yeso
que se acumula. Tampoco es bueno llevarla a los cementerios. Estaríamos
trasladando el problema de un lado a otro, sin solucionarlo.
LA
IGLESIA NOS ENSEÑA:
“La
veneración de las imágenes, sean pinturas, esculturas, bajorrelieves u otras
representaciones, además de ser un hecho litúrgico significativo, constituyen
un elemento relevante de la piedad popular: los fieles rezan ante ellas, tanto
en las iglesias como en sus hogares.
Las adornan con flores, luces, piedras preciosas; las saludan con formas diversas de religiosa veneración; las llevan en procesión; cuelgan de ellas exvotos como signo de agradecimiento; las ponen en nichos y templetes en el campo o en las calles”.
Las adornan con flores, luces, piedras preciosas; las saludan con formas diversas de religiosa veneración; las llevan en procesión; cuelgan de ellas exvotos como signo de agradecimiento; las ponen en nichos y templetes en el campo o en las calles”.
”Sin
embargo, la veneración de las imágenes si no se apoya en una concepción
teológica adecuada, puede dar lugar a desviaciones.
Es necesario, por tanto, que se explique a los fieles la doctrina de la Iglesia, sancionada en los concilios ecuménicos y en el Catecismo de la Iglesia Católica, sobre el culto a las imágenes sagradas”. (Directorio sobre la piedad popular y la liturgia, principios y orientaciones. Ciudad del Vaticano, 2002).
Es necesario, por tanto, que se explique a los fieles la doctrina de la Iglesia, sancionada en los concilios ecuménicos y en el Catecismo de la Iglesia Católica, sobre el culto a las imágenes sagradas”. (Directorio sobre la piedad popular y la liturgia, principios y orientaciones. Ciudad del Vaticano, 2002).
Es
conveniente que desterremos de nosotros la idea, muy generalizada, de que una
imagen dañada es algo mágico, que tenerla en casa trae mala suerte, que es malo
tenerlas. No es malo ni bueno.
“Es
necesario, sobre todo, que los fieles adviertan que el culto cristiano de las
imágenes es algo que tiene relación con otra realidad. La imagen no se venera
por ella misma, sino por lo que representa.
Por eso a las imágenes se les debe
tributar el honor y la veneración debida, no porque se crea que en ellas hay
cierta divinidad o poder que justifique este culto o porque se deba pedir
alguna cosa a estas imágenes o poner en ellas la confianza, como hacían
antiguamente los paganos, que ponían su esperanza en los ídolos, sino porque el
honor que se les tributa se refiere a las personas que representan”.
(Directorio sobre la piedad popular y la liturgia, principios y orientaciones.
Ciudad del Vaticano, 2002).
Así
como nos enseña la doctrina de la Iglesia Católica, nos vamos acercando a la
forma en que debemos actuar con una imagen destruida.
Nunca con miedo, nunca
pensando o actuando como si nos fuera a pasar algo malo. Nada de eso.
La imagen
se destruyó, se rompió y nada nos va a pasar, fuera de la pena que a veces
sentimos porque era una imagen que teníamos desde niños o porque era de algún
ser querido que ya no está entre nosotros.
¿QUÉ
SON LAS IMÁGENES SAGRADAS?
Según
la enseñanza de la Iglesia, las imágenes sagradas son:
-
Traducción iconográfica del mensaje evangélico, en el que la imagen y palabra
revelada se iluminan mutuamente; la tradición eclesial exige que las imágenes
estén de acuerdo con la letra del mensaje evangélico.
-
Signos santos, que como todos los signos litúrgicos, tienen a Cristo como
último referente; las imágenes de los Santos, de hecho, representan a Cristo,
que es glorificado en ellos.
-
Memoria de los hermanos Santos que continúan participando en la historia de la
salvación del mundo y a los que estamos unidos sobretodo en la celebración
sacramental.
-
Ayuda en la oración: la contemplación de las imágenes sagradas facilita la
súplica y mueve a dar gloria a Dios por los prodigios de gracia realizados en
sus Santos.
-
Estímulo para su imitación, porque cuanto más frecuentemente se detienen los
ojos en estas imágenes, tanto más se aviva y crece en quien lo contempla, el
recuerdo y el deseo de los que allí están representados; el fiel tiende a
imprimir en su corazón lo que contempla en sus ojos: una “imagen verdadera del
hombre nuevo, transformado en Cristo mediante la acción del Espíritu y por la
fidelidad a la propia vocación”.
-
Una forma de catequesis, puesto que a través de la historia de los misterios de
nuestra redención, expresada en las pinturas y de otras maneras, el pueblo es
instruido y confirmado en la fe recibiendo los medios para recordar y meditar
asiduamente los artículos de fe.
No
podemos olvidar que actualmente hay en el mercado muchas imágenes feas,
decadentes, deformes. Hay que evitar esas imágenes para nuestras casas y
comunidades. Las representaciones del Señor, de la Virgen y de los santos deben
ser de materiales nobles y deben transmitir belleza.
¿QUÉ
HACER CON LAS IMÁGENES EN MAL ESTADO?
-
No llevarlas a los templos, santuarios ni cementerios.
-
Si se trata de telas (pinturas), hay que buscar una persona entendida que nos
oriente en la forma de devolverle la belleza a esas pinturas. Algunas pueden
ser muy valiosas, les recomiendo que pidan asesoramiento a personas entendidas.
-
Cuando se trata de imágenes de madera, bronce, mármol o piedra, hay que
conservarlas en casa y buscar algún buen restaurador. Si no se tiene los medios
para hacerla restaurar, hay que entregarlas a algún museo, de preferencia
religioso (católico). O bien, a un convento o parroquia.
Las monjas Carmelitas
Descalzas tienen mano angelical para restaurarlas, consulten a ellas o a otras
monjas de clausura que se dediquen a hacer imágenes.
-
Si son imágenes de yeso, hay que ver si es posible restaurarlas, porque se
puede hacer, especialmente cuando se trata de imágenes con alambres o estopa en
el interior. Esas imágenes son valiosas. Hay que conservar con cuidado todos
los trozos, de manera particular los rostros y como siempre digo: “nada de
arreglos caseros, porque luego cuesta más repararlas”. Un buen artesano en yeso
hace maravillas con esos pequeños trocitos.
Hay muchos artesanos que trabajan
muy bien porque conocen las antiguas técnicas de restauración y trabajan con
materiales muy nobles.
CUANDO
LA IMAGEN ESTÁ TOTALMENTE DESTRUIDA...
-
Si es yeso, se coloca en un tiesto hasta que se deshaga, y con cuidado se
vierte en algún lugar del jardín de la casa donde no haya cultivos de
hortalizas, árboles frutales ni de flores ornamentales para evitar su pisoteo.
Con el paso del tiempo se mezcla solo con la tierra. Tarda un poco el proceso.
-
Si se da el caso de alguien que viva en departamento o en casa sin patio, pues
se muele completamente la imagen, se reduce a polvo y se elimina en un lugar
adecuado, conforme cada persona lo estime. Se ha sabido que algunas personas
hacen artesanías con el yeso molido. Lo mezclan con arena de diversos colores y
hacen hermosos adornos en botellas blancas.
Consultado
un fabricante de imágenes, nos ha señalado que el yeso ya procesado no sirve.
No se puede reutilizar, no sirve para estucos, es material inútil que daña
bastante la tierra. Por eso es bueno tratar de cuidar las imágenes, y las que
pueden ser restauradas hay que repararlas para que duren mucho.
Hno.
Ramón Gutiérrez Pavez, a.a.
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