Un
día como hoy, 4 de septiembre de 2016, el Papa Francisco canonizó a la Madre
Teresa de Calcuta, a la que calificó como “una generosa dispensadora de la
misericordia divina”, una de las figuras más icónicas de la Iglesia Católica y
el mundo en el siglo XX.
Este
evento se realizó en el marco del Jubileo Extraordinario de la Misericordia,
proclamado por el Papa Francisco, que tuvo lugar del 8 de diciembre de 2015 al
20 de noviembre de 2016.
Hoy hace un año que he participado de un acontecimiento que me ha marcado para siempre y que fue la canonización de Madre Teresa de Calcuta. He querido participar en Roma de la beatificación de ella, pero por cuestiones de trabajo fue imposible que viajara y desde ese momento me propuse, si Dios quería, que iba a estar en su canonización.
Apenas me enteré del acontecimiento, le pedí a mi obispo el Padre
Damián Santiago Bitar que además de ser un excelente padre y pastor es un gran
amigo, para ver qué posibilidades tenía de conseguir un lugar no tan lejano del
altar que se iba a armar en la Plaza de San Pedro para esa ocasión.
Cartas y
trámites hicieron que en forma totalmente gratuita, como todas las entradas que
se dan para las celebraciones en Roma, lograra una linda ubicación. Apenas
llegué a Roma fui a la casa de las Misioneras de la Caridad para ver en qué
podía ayudar, personas de muchas nacionalidades, variedad de lenguas y
vestimentas, pero todos teníamos algo en común, la alegría en nuestras caras, que
es el idioma universal para podernos relacionar.
Aproveché para conocer la
habitación que Madre Teresa usaba en Roma cada vez que iba, muy pequeñita,
sencilla y frente a la capilla de las hermanas, se escuchaban cantidades de
anécdotas de sus estadías en esa casa. La hermana Prada fue mi guía. Las
Misioneras de la Caridad inundaban Roma, lo que me alegraba mucho porque me
hicieron recordar los años en que trabajé con ellas en las islas de las
Lechiguanas, en Zárate, provincia de Buenos Aires. Recordaba a las hermanas Bina,
Roshina y Araceli, siempre alegres y serviciales.
También me puse al tanto de
los diferentes eventos que se iban a realizar durante toda esa semana en la
ciudad eterna, tan distintos y variados que resultaba difícil decidirse y ver
en cuáles participar. Conciertos, representaciones teatrales, peregrinaciones,
horas de adoración y silencio, etc. etc. Aproveché a acercarme a San Pedro para
ver los preparativos y pasar por la
Puerta Santa del Jubileo para ganar la indulgencia.
En
el balcón principal del templo se colgó el retrato oficial de la religiosa para
la canonización, que se tituló: “Santa Teresa de Calcuta: Portadora del Amor de
Dios”, realizado por el artista estadounidense Chas Fagan, por encargo de los
Caballeros de Colón.
El sábado 3 de septiembre de
2016, me fui a dormir temprano ya que al otro día era la canonización y quería
estar bien temprano en la Plaza de San Pedro, a las 10 de la mañana empezaba la
celebración y sabía que era mucha la gente que iba a ir. Jamás había
participado de una misa de canonización.
A las 4 de la mañana me levanto y a
las 5 ya salgo en el autobús rumbo a la Plaza, creyendo que sería uno de los
primeros, ¡qué iluso que soy!
Apenas tomo la Vía della Conciliazione me encuentro ya con una multitud, muchas de estas personas habían dormido allí.
Sacerdotes, religiosas y laicos de todas las edades y todas las nacionalidades, rezando el rosario o cantando, todo era alegría y eso se contagiaba.
Apenas tomo la Vía della Conciliazione me encuentro ya con una multitud, muchas de estas personas habían dormido allí.
Sacerdotes, religiosas y laicos de todas las edades y todas las nacionalidades, rezando el rosario o cantando, todo era alegría y eso se contagiaba.
Un domingo
súper caluroso, pero lleno de caridad, la gente compartía su agua, su paragua
para protegerse del sol o sus caramelos.
Muchas horas de espera hasta poder entrar, pero se pasaron rápido gracias al espíritu de fiesta que se vivía.
Muchas horas de espera hasta poder entrar, pero se pasaron rápido gracias al espíritu de fiesta que se vivía.
Ya ubicado en mi lugar, como
no podía ser menos, entre dos sacerdotes salesianos indios y una religiosa del
mismo país.
Como había que esperar unas 3 horas para que empezara la
celebración, me puse a charlar con muchas personas, algunas de ellas se habían
convertido al catolicismo gracias a Madre Teresa (dicho por ellos mismos),
otros de religión Luterana, Judíos, Musulmanes y hasta algún ateo que fue para
acompañar a otra persona y ver de qué se trataba una canonización. Según decían
éramos unas 150.000 personas, era un mar de gente.
Librito de la canonización
en mano y a seguir la Misa como Dios manda, rezando y cantando rebosantes de
alegría. Banderas multicolores que brillaban con la luz del sol abrasador y
botellitas de agua que pasaban de mano en mano hasta llegar a destino, una
verdadera fiesta.
Cuando inició la Eucaristía se presentó un relicario que contenía los cabellos y sangre de Santa Teresa de Calcuta. Tenía forma de cruz con un corazón de color blanco y azul, que aludía al sari que usaba la religiosa.
En
la ceremonia estuvo presente la Superiora General de las Misioneras de la
Caridad, la congregación fundada por la Santa Teresa de Calcuta, la hermana
Prema Pierick; y Marcílio Haddad Andrino, el brasilero cuya curación producida
gracias a la intercesión de la religiosa permitió el milagro para la
canonización.
Durante la misa me vino el recuerdo de las manos de Madre Teresa, tan ásperas, acartonadas, pero llenas de caridad y su sonrisa agradecida de siempre.
Todas las personas que siguen el blog y el Facebook estuvieron presentes en el momento de la eucaristía, por ustedes he rezado, especialmente por los que más lo necesitaban.
Cuando inició la Eucaristía se presentó un relicario que contenía los cabellos y sangre de Santa Teresa de Calcuta. Tenía forma de cruz con un corazón de color blanco y azul, que aludía al sari que usaba la religiosa.
Durante
la Misa, el Prefecto de la Congregación para la Causa de los Santos, Cardenal
Angelo Amato, hizo la petición al Santo Padre para que la religiosa sea
inscrita en el libro de los santos y se leyó una breve reseña biográfica.
Luego
se cantaron las letanías de los santos y el Papa Francisco leyó la fórmula de
canonización.
En
su homilía, el Pontífice exhortó a los fieles a preguntarse “¿Cuál es la
voluntad de Dios en mi vida?” y aceptarla.
Recordó
que el “seguimiento de Jesús es un compromiso serio y al mismo tiempo gozoso” y
afirmó que la Madre Teresa durante toda su vida fue “una generosa dispensadora
de la misericordia divina, poniéndose a disposición de todos por medio de la
acogida y la defensa de la vida humana”.
El
Papa también expresó su deseo de que “esta incansable trabajadora de la
misericordia nos ayude a comprender cada vez más que nuestro único criterio de
acción es el amor gratuito, libre de toda ideología y de todo vínculo y
derramado sobre todos sin distinción de lengua, cultura, raza o religión”.
“La
misericordia ha sido para ella la ‘sal’ que daba sabor a cada obra suya, y la
‘luz’ que iluminaba las tinieblas de los que no tenían ni siquiera lágrimas
para llorar su pobreza y sufrimiento”, destacó.
Durante la misa me vino el recuerdo de las manos de Madre Teresa, tan ásperas, acartonadas, pero llenas de caridad y su sonrisa agradecida de siempre.
Todas las personas que siguen el blog y el Facebook estuvieron presentes en el momento de la eucaristía, por ustedes he rezado, especialmente por los que más lo necesitaban.
Era mi puerta de entrada a
este retiro espiritual que me había organizado: pasar por la Puerta Santa y la
canonización de Madre Teresa, regresar a ciertas iglesias y basílicas romanas
que tanto me habían gustado, de Italia a España para hacer la ruta carmelitana
entre Ávila y Segovia, las Teresas me seguían pero ahora se agregaba el hermano
Juan de la Cruz, un poco de familia que nunca viene mal y terminar este viaje
junto a la Madre y Bernadette en Lourdes (en otras entradas les contaré algo
más).
Terminada la celebración, no
hubo Angelus en la ventana papal ya que lo hizo desde las escalinatas de la
Basílica de San Pedro. Luego el papamóvil que pasó por su recorrido tres veces,
debido a la cantidad de gente que había y pude verlo al Papa Francisco o Cardenal
Bergoglio vestido de blanco.
Muy emocionante fue volver a ver al ahora Papa
Francisco, tantos años siendo mi Pastor en Buenos Aires (posteriormente me mudé
a la diócesis de Oberá en Misiones, Argentina), participando de sus Misas o
bien verlo por alguna calle del centro de la ciudad o en el metro. Me costaba
creer que era realidad, creo que tomé conciencia en ese momento que el Papa es
argentino.
La desconcentración duró
muchas horas, casi tanto como la entrada a la Plaza, a las 5 de la mañana
llegué, a las 10 fue la celebración y a las 3 de la tarde estaba tomándome el
bus rumbo a la casa salesiana, donde me hospedaba, ya era hora de descansar un poco
y poderme refrescar.
De todos los actos
posteriores en los que participé, en honor a Santa Teresa de Calcuta, hubieron
dos que fueron inolvidables: el concierto y la representación “cantada” de la
vida y obra de la Madre Teresa y la veneración de sus reliquias en la Basílica
de Letrán.
En fin, estos momentos ya no
se me borrarán más, están conmigo para siempre y espero rindan frutos
espirituales. Lo quería compartir con ustedes ya que entre todos formamos este
espacio. Dios los bendiga.
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