Para
mí es un placer hacer esta imagen de La Salle, ya que el 7 de abril del año
1963, día de su fiesta litúrgica, fui bautizado. Por eso manos a la obra para
hacer una muy linda imagen.
1) Se parte de un soporte (que puede ser de
alambre, madera, plástico, cartón, telgopor, etc.) En este caso es un tallado
en yeso betalfa. Se le van marcando las partes del cuerpo. TENER EN CUENTA LAS
PROPORCIONES!!!!!. (Ver el QUI DOCET, DISCIT sobre las proporciones corpóreas más
comunes). Si hiciera falta, se van añadiendo pequeñas almohadillas con algodón
para darle volumen a las partes del cuerpo. Como es un varón, le damos un poco
menos las caderas y marcaremos la zona pectoral. Se pinta la cara y las manos.
Se añade la cabeza que se fija con masilla epoxídica.
2) Se sigue con la cabeza y las manos Vamos
pensando cómo va a ir ubicada la ropa (para esto es preciso ver estampas para
que sea más real) y las actitudes de la imagen (esto lleva bastante tiempo).
Hay muchas imágenes de San Juan Bautista de La Salle: junto a niños,
sosteniendo una cruz, con las manos en
posición de oración, etc. pero yo me voy a inclinar por una imagen clásica de
él, en la que se lo va a ver sosteniendo un libro y un rosario. La persona que
me la encargó, está de acuerdo con esto y entonces, no se habla más, el gusto
del que encarga siempre prevalece. La base de esta imagen es de madera
barnizada. Sobre ella fijamos toda la estructura y la protejemos para que no se
ensucie.
3) Una vez cortada la vestimenta de La Salle en
tela de algodón o lino (NO SINTÉTICO) y se le pasa una mezcla de cola de
carpintero, tiza, enduído y colorantes. Por lo menos 2 manos. Atención que
sobre la sotana lleva un capote bastante largo (no dejen de ver fotos). Dejar
secar muy bien entre tela y tela, lo mismo cuando se pinta. Mucha PACIENCIA!!!
Lo adherimos todo muy bien al cuerpo y lo dejamos secar. Nos vamos a ayudar
haciendo algún “andamio” con palitos, hilos, etc. Para que fragüe todo en el
lugar correcto.
4) Sacar el papel adherente de la base y
seguir decorando con otros detalles (aureola, cinturón, etc.). Retocar con
pigmentos al tono las marquitas que hubiéramos dejado y todo el perfilado es
retocado con dorado y otros colores para crear sombras.
El paso a paso:
Breve
biografía de San Juan Bautista de La Salle
Es
el fundador de los Hermanos Cristianos y nació en Francia en 1651.
Nació
en Reims y murió en Rouen, las dos ciudades que hizo famosas Santa Juana de
Arco.
Su
vida coincide casi exactamente con los años del famoso rey Luis XIV.
Probablemente
su existencia habría pasado desapercibida si se hubiera contentado con vivir de
acuerdo a su clase social adinerada, sin preocuparse por hacer ninguna obra
excepcional en favor del pueblo necesitado. Pero la fuerza misteriosa de la
gracia de Dios encontró en él un instrumento dócil para renovar la pedagogía y
fundar las primeras escuelas profesionales y las más antiguas escuelas normales
y fundar una Comunidad religiosa que se ha mantenido en principalísimos puestos
en la educación en todo el mundo. Este santo fue un genio de la pedagogía, o
arte de educar.
Si
San Juan Bautista de la Salle viviera hoy aquí en la tierra abriría los ojos
aterrado al ver que la educación se ha secularizado, o sea se ha organizado
como si Dios no existiera y sólo se preocupa por hacer de los seres humanos
unos animalitos muy buen amaestrados, pero sin fe, sin mirar a la eternidad ni
importarle nada la salvación del alma.
Porque
para él, lo imprescindible, lo que constituía su obsesión, era obtener la
salvación del alma de los educandos y hacerlos crecer en la fe. Si no hubiera
sido por estos dos fines, él no habría emprendido ninguna obra especial, porque
esto era lo que en verdad le interesaba y le llamaba la atención: hacer que los
educandos amaran y obedecieran a Dios y consiguieran llegar al reino eterno del
cielo.
Juan
Bautista había estudiado en el famoso seminario de San Suplicio en París y allí
recibió una formidable formación que le sirvió para toda su vida. Fue ordenado
sacerdote y por su posición social y sus hermosas cualidades parecía destinado
para altos cargos eclesiásticos, cuando de pronto al morir su director
espiritual lo dejó como encargado de una obra para niños pobres que el santo
sacerdote había fundado: una escuela para niños y un orfelinato para niñas
pobres, dirigido por unas hermanitas llamadas de El Niño Jesús.
Allí
en esa obra lo esperaba la Divina Providencia para encaminarlo hacia la gran
obra que le tenía destinada: ser el reformador de la educación.
La
Salle le dio un viraje de 180 grados a los antiguos métodos de educación. Antes
se enseñaba a cada niño por aparte. Ahora La Salle los reúne por grupos para
darles clases (en la actualidad eso parece tan natural, pero en aquel tiempo
era una novedad). Antiguamente se educaba con base en gritos y golpes.
El
padre Juan Bautista reemplazaba el sistema del terror por el método del amor y
de la convicción. Y los resultados fueron maravillosos. La gente se quedaba
admirada al ver cómo mejoraba totalmente la juventud al ser educada con los
métodos de nuestro santo.
No
les enseñaba solamente cosas teóricas y abstractas, sino sobre todo aquellos
conocimientos prácticos que más les iban a ser de utilidad en la vida diaria. Y
todo con base en la religión y la amabilidad.
San Juan Bautista de la Salle enseñando. La
Salle empezó a reunir a sus profesores para instruirlos en el arte de educar y
para formarlos fervorosamente en la vida religiosa.
Y
con los más entusiastas fundó la Comunidad de Hermanos de las Escuelas Cristianas
que hoy son unos 15,000 en más de mil colegios en todo el mundo. Y siguen
siendo una autoridad mundial en pedagogía, en el arte de educar a la juventud.
El
éxito de los Hermanos Cristianos fue inmenso desde el principio de su
congregación, y ya en vida del santo abrieron colegios en muchas ciudades y en
varias naciones.
Un
15 de agosto los consagró San Juan Bautista a la Santísima Virgen y han
permanecido fervorosos propagadores de la devoción a la Madre de Dios.
Al
principio algunos le fallaron porque el santo era tan bondadoso que no podía
imaginar mala voluntad en ninguno de sus discípulos. Para él todo el mundo era
bueno, y por mucho que lo hubieran ofendido estaba siempre dispuesto a perdonar
y a volver a recibir al que había faltado. Y tuvo la prueba dolorosísima de ver
que algunos lo engañaron y se dejaron contagiar por el espíritu del mundo.
Pero
luego sus asesores lo convencieron para que no aceptara a ciertos sujetos no
confiables y que expulsara a algunos que se habían vuelto indignos. Y el santo
aceptando con toda humildad y mansedumbre los buenos consejos recibidos
procedió a purificar muy a tiempo su congregación.
Siendo
de familia muy rica, repartió todos sus bienes entre los pobres y se dedicó a
vivir como un verdadero pobre. Los últimos años cuando renunció a ser Superior
General de su Congregación, pedía permiso al superior hasta para hacer los más
pequeños gastos. Los viajes aunque a veces muy largos, los hacía casi siempre a
pie, y pidiendo limosna para alimentarse por el camino, durmiendo en casitas
pobrísimas, llenas de plagas y de incomodidades.
Una
vez pasó los tres meses del crudo invierno, en una habitación sin
calefacción y con ventanas llenas de rendijas y con varios grados bajo cero.
Esto le trajo un terrible reumatismo que durante todo el resto de su vida le
produjo tremendos dolores y las anticuadas curaciones que le hicieron para ese
mal lo torturaron todavía mucho más.
En
su juventud, por ser de familia muy adinerada, había gozado de una alimentación
refinada y muy sabrosa. Cuando se dedicó a vivir la pobreza de una comunidad
fervorosa y en la cual, los alimentos eran rudos y desagradables, tenía que
aguantar muchas horas sin comer, para que su estómago fuera capaz de recibirle
esos alimentos tan burdos.
Su
sotana y su manto eran tan pobres y descoloridos, que un pobre no se los
hubiera aceptado como limosna.
Su
humildad era tan grande que se creía indigno de ser el superior de la
comunidad. Estaba siempre dispuesto a dejar su alto puesto y alguna vez que por
calumnias dispuso la autoridad superior quitarlo de ese cargo, él aceptó
inmediatamente. Pero todos los Hermanos firmaron un memorial anunciando que no
aceptaban por el momento a ningún otro como superior sino al Santo Fundador y
tuvo que aceptar el seguir con el superiorato.
No se cansaba de recomendar con sus palabras y
sus buenos ejemplos, a sus religiosos y amigos que la preocupación número uno
del educador debe ser siempre el tratar de que los educandos crezcan en el amor
a Dios y en la caridad hacia el prójimo, y que cada maestro debe esforzarse con
toda su alma por tratar de que los jovencitos conserven su inocencia si no la
han perdido o que recuperen su amistad con Dios por medio de la conversión y de
San Juan Bautista de la Salle en su lecho de muerte un inmenso horror al pecado
y a todo lo que pueda hacer daño a la santidad y a todo lo que se oponga a la
eterna salvación.
Pasaba
muchas horas en oración y les insistía a sus religiosos que lo que más éxito
consigue en la labor de un educador es orar, dar buen ejemplo y tratar a todos
como Cristo lo recomendó en el evangelio: "haciendo a los demás todo el
bien que deseamos que los demás no hagan a nosotros".
San
Juan Bautista de la Salle murió el 7 de abril de 1619 a los 68 años. Fue
declarado santo por el Sumo Pontífice León XIII en el año 1900. El Papa Pío XII
lo nombró Patrono de los Educadores del mundo entero.
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