Su
fiesta se celebra el 12 de Julio, aniversario de su boda
Santa
Teresita de Lisieux escribió una vez:”Dios me ha dado un padre y una madre más
dignos del cielo que de la tierra” (Carta 261). ¿Quiénes fueron estos padres
tan maravillosos?
Luis
Martin

La
primera formación de Luis estuvo vinculada a la vida militar y se benefició de
las facilidades que tenían los hijos de los militares.
Al
jubilarse su padre, la familia se trasladó a Alençon (1831) y Luis estudió con
los Hermanos de las Escuelas Cristianas de la ciudad. Tanto en la familia como
en el colegio recibió una sólida formación religiosa.
Terminados
los estudios, no se inclinó hacia la vida militar, sino que quiso aprender el
oficio de relojero, primero en Bretaña, luego en Rennes, Estrasburgo, en el
Gran San Bernardo (Alpes suizos) y por último en París.
A
los veintidós años sintió el deseo de consagrarse a Dios en la vida religiosa.
Para ello, se dirigió al monasterio del Gran San Bernardo, con intención de
ingresar en esta Orden, pero no fue admitido porque no sabía latín.
Con
gran valor se dedicó a estudiarlo durante más de un año, con clases
particulares; pero, finalmente, renunció a ese proyecto.
No
se sabe mucho de este período: sólo que su madre en una carta le exhortaba a
"ser siempre humilde", y que mostró su valentía y sangre fría
salvando de morir ahogado al hijo del amigo de su padre, con el que residía.
En
Alençon puso una relojería. Sus padres, tras la muerte de los otros hijos,
vivieron siempre con él, incluso después de su matrimonio con Celia Guérin.

En
1871 vendió el edificio a un sobrino. El amor al silencio y al retiro lo llevó
a comprar una pequeña propiedad con una torre y un jardín.
Allí instaló una
estatua de la Virgen, que le había regalado la señora Beaudouin; trasladada más
tarde a Buissonnets, esta imagen fue conocida en todo el mundo como la Virgen
de la Sonrisa.
Celia
Guérin
Nació en Gandelain, departamento de Orne (Normandía), el 23 de diciembre de
1831.
Era hija de Isidoro Guérin, un militar que a los 39 años decidió casarse
con Louise-Jeanne Macè, dieciséis años más joven que él. De esta unión nacieron
también Marie Louise, la primogénita (fue monja visitandina), e Isidore, el más
pequeño.
Celia,
inteligente y comunicativa por naturaleza, dice en una de sus cartas que su
infancia y juventud fueron tristes "como un sudario".
A
pesar de ello, cuando su padre, viudo y enfermo, manifestó el deseo de ir a
habitar con ella, lo acogió y cuidó con devoción hasta que murió en 1868.
Afortunadamente encontró en su hermana Marie Louise un alma gemela y una
segunda madre.
Cuando
se jubiló su padre, la familia se estableció en Alençon en 1844. La señora
Guérin abrió un negoció que fracasó.

Esta
situación económica influyó en los estudios de las hijas: Celia entró en el
internado de las religiosas de la Adoración perpetua; aprendió los primeros
rudimentos del punto de Alençon, un encaje de los más famosos de la época;
luego, para perfeccionarse, se inscribió en la "Êcole dentellière".
Mientras tanto, la hermana mayor se dedicó al bordado, con su madre. Celia
conservó un excelente recuerdo de este tiempo.
Se
dedicó a la confección de dicho encaje. Deseó formar parte de las Hijas de la
Caridad de San Vicente de Paúl, pero no la admitieron.
Pidió luz al Señor para
conocer su voluntad y el 8 de diciembre de 1851, después de una novena a la
Inmaculada Concepción, escuchó interiormente las palabras: "Hacer punto de
Alençon".
Con la ayuda de su hermana comenzó esta empresa y ya a partir de
1853 era conocida como fabricante del punto de Alençon.
En
1858 la casa para la que trabajaba recibió una medalla de plata por la
fabricación de este encaje y Celia una mención de alabanza. Poco después, su
hermana entró en el monasterio de la Visitación y tomó el nombre de María
Dositea.
Un
día, al cruzarse con un joven de noble fisonomía, semblante reservado y dignos
modales, se sintió fuertemente impresionada y oyó interiormente que ese era el
hombre elegido para ella.
En
poco tiempo los dos jóvenes llegaron a apreciarse y amarse, y el entendimiento
fue tan rápido que contrajeron matrimonio el 13 de julio de 1858, tres meses
después de su primer encuentro. Llevaron una vida matrimonial ejemplar: misa
diaria, oración personal y comunitaria, confesión frecuente, participación en
la vida parroquial.
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A
los 45 años, Celia recibió la noticia de que tenía un tumor en el pecho y pidió
a su cuñada que, cuando ella muriera, ayudara a su marido en la educación de
los más pequeños: vivió la enfermedad con firme esperanza cristiana hasta la
muerte, en agosto de 1877.
Luis
se encontró solo para sacar adelante a su familia: La hija mayor tenía 17 años
y la más pequeña, Teresa, cuatro y medio. Se trasladó a Lisieux, donde residía
el hermano de Celia; de este modo la tía Celina pudo cuidar de las hijas. Entre
1882 y 1887 Luis acompañó a tres de sus hijas al Carmelo.

No
estamos habituados a pensar en la santidad de un matrimonio, porque nuestra
experiencia nos lleva a unir la santidad a un individuo. San Juan Pablo II se
atrevió a ir más allá de los esquemas, beatificando a Luis y María Beltrame
Quattrocchi.
Después, el Papa Benedicto XVI decidió añadir a ellos a los
cónyuges Martin, a fin de mostrar a los padres y madres de familia de todo el
mundo la grandeza de la vocación a la vida conyugal.
La
vida entera de la comunidad eclesial y de las familias cristianas debe ir en
esta dirección" (Novo millennio ineunte, 31) y del concilio Vaticano II:
"Todos los fieles, de cualquier estado o condición, están llamados a la
plenitud de la vida cristiana y a la perfección de la caridad" (Lumen
gentium, 40).
¿Qué
es lo que fascina de los esposos Martin? ¿Qué mensaje deja esta familia a la
Iglesia y a la sociedad? Sin duda fascina la valentía de esta familia que,
después de diecinueve años de matrimonio, ante la crisis económica que afligía
a Francia, queriendo garantizar bienestar y futuro a sus hijos, halló la fuerza
de dejar Alençon y trasladarse a Lisieux, como tantos hombres y mujeres de
nuestro tiempo, "emigrantes" en busca de lo que pudiera hacer más
bella la vida y concreta la esperanza.
Hay una belleza que emana de su trabajo
artesanal emprendedor: Luis Martín, como relojero y joyero; y Celia Guérin,
como pequeña empresaria de una taller de bordado.
Junto
con sus cinco hijas, emplearon tiempo y dinero en ayudar a quienes tenían
necesidad. Su casa no fue una isla feliz en medio de la miseria, sino un
espacio de acogida, comenzando por sus obreros.

El
compromiso eclesial de los esposos Martin recuerda que "la futura
evangelización depende, en gran parte, de la iglesia doméstica"
(Familiaris consortio, 52), y tiene el sabor de la ternura.
CAUSA
DE CANONIZACIÓN
La
causa de canonización de los padres de santa Teresita del Niño Jesús, Louis y
Zélie Martin, beatificados en Lisieux, el 19 de octubre de 2008, avanza a buen
ritmo.
Hay
un proceso canónico abierto en España para estudiar un posible milagro obrado
por la intercesión de los padres de santa Teresa del Niño Jesús.
El posible milagro se obró en una niña que nació de forma prematura y con gravísimas complicaciones, entre ellas, una hemorragia ventricular grado IV.
Fue entonces cuando, ante la imposibilidad médica de sanarla, los padres se encomendaron al matrimonio Louis Martin y Zélie Guérin, que habían sido beatificados recientemente.
A partir de ese momento, la niña experimentó un “restablecimiento asombroso y sin explicación médica alguna” y hoy se encuentra “perfectamente y sin la más mínima secuela”.
Una vez transcurrido el período de estudio en la fase diocesana, el tribunal remitirá la documentación a la Santa Sede para que “continúe allí el proceso”.
En ese caso, sería valorado por el congreso de médicos de la congregación vaticana para las Causas de los Santos, posteriormente por la comisión de teólogos y, finalmente, por la de Obispos y Cardenales, que remitirán y presentarían la documentación al Papa, quien promulgaría el “decreto de milagro”, el segundo atribuido a la intercesión del matrimonio francés, lo que posibilitaría su canonización.
Niño curado milagrosamente por los padres de Santa Teresita del Niño Jesús.
CEREMONIA
DE BEATIFICACIÓN
Alrededor
de quince mil personas participaron el 19 de octubre de 2008 en la
beatificación de los padres de santa Teresita del Niño Jesús, Louis Martin y
Zélie Guérin. Se escogió este día coincidente con el DOMUND (DOMingo MUNDial de
las misiones) dado que su hija Santa Teresita de Lisieux, es patrona universal
de las Misiones.
El
segundo matrimonio elevado conjuntamente a la gloria de los altares fue
beatificado en una celebración eucarística presidida por el legado pontificio,
el cardenal José Saraiva Martins, prefecto emérito de la Congregación para las
Causas de los Santos, en la basílica de Lisieux.
Tras
concluir el rito de beatificación con el que el Papa ha inscrito a los dos
esposos conjuntamente en el Libro de los Beatos, el cardenal portugués dio
"gracias a Dios por este testimonio ejemplar de amor conyugal".
Este
ejemplo, aseguró el purpurado, puede "estimular a los hogares cristianos
en la práctica integral de las virtudes cristianas, como estimuló el deseo de
santidad en Teresa".
El
cardenal dejó paso a las confidencias en la homilía explicando que en el
momento de la beatificación "pensaba en mi padre y en mi madre, y en este
momento, quisiera que vosotros también pensarais en vuestro padre y vuestra
madre y que juntos demos gracias a Dios por habernos creado y hecho cristianos
gracias al amor conyugal de nuestros padres".
Louis
Martin (1823-1894) y su esposa Zélie Guérin (1831-1877), padres de nueve hijos,
cuatro de ellos fallecidos en tierna edad, es el segundo matrimonio beatificado
simultáneamente después de los italianos Luigi y Maria Beltrame Quattrocchi
(fallecidos en 1951 y 1965 y beatificados en 2001 por San Juan Pablo II).
El
cardenal Saraiva Martins les presentó como "un don para los esposos de
todas las edades por la estima, el respeto y la armonía con que se amaron
durante 19 años".
Son
también "un don para los padres" y "para todos aquellos que han
perdido a su esposo o esposa".
"La
viudez es siempre una condición difícil de aceptar --reconoció--. Louis vivió
la pérdida de su esposa con fe y generosidad, prefiriendo el bien de sus hijos
a sus gustos personales".
Por
último, dijo, estos esposos son "un don para quienes afrontan la
enfermedad y la muerte".
Zélie
falleció de cáncer, Louis terminó su existencia a causa de una
artereoesclerosis cerebral.
"En
nuestro mundo, que trata de ocultar la muerte, nos enseñan a mirarla cara a
cara, abandonándose en Dios", aseguró.
Entre
los participantes en la ceremonia de beatificación se encontraba Pietro
Schiliro, un niño italiano de Monza, cuya curación inexplicable en 2002 ha sido
atribuida a la intercesión de los padres de santa Teresita del Niño Jesús,
patrona de las misiones.
Nacido
con una malformación de los pulmones, los médicos habían dicho que no podría
sobrevivir. Su madre pidió su curación a Dios por intercesión de Louis y Zélie.
Una comisión científica ha reconocido como inexplicable su curación.
Fueron canonizados en Roma el domingo 18 de octubre de 2015, por el Papa Francisco, en una plaza de San Pedro abarrotada de familias, ya que se celebraba el Sínodo de la familia.
Fueron canonizados en Roma el domingo 18 de octubre de 2015, por el Papa Francisco, en una plaza de San Pedro abarrotada de familias, ya que se celebraba el Sínodo de la familia.
Tuve la suerte de visitar Lisieux y comparto con todos ustedes algunas imágenes y la urna con los restos de los padres de Santa Teresita del Niño Jesús.
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