Siguiendo
con lo que he publicado el 31 de marzo del 2019 sobre la purificación de la
Iglesia, me pareció interesante mostrar no al Judas Iscariote de la Iglesia (el
que entregó a Cristo por 30 monedas de plata), sino a algunos miembros de la Iglesia
que sí han entendido el mensaje del Evangelio y trabajan en silencio y todos
los días para mejorar la calidad de vida de sus hermanos. Estas personas “no
venden”, por eso no son noticia, pero existen y son miles.
Un
franciscano que enseña ciencias en un pueblo pobre de África es el mejor
profesor del mundo, 25
marzo 2019.
Entre el actor australiano Hugh Jackman y el
príncipe de Dubái Mohammed Al Maktoum, vestido con su hábito franciscano, Peter
Tabichi, profesor de ciencias en un pueblo muy pobre de Kenia, recibió este
domingo el Global Teacher Prize, conocido como "el Nobel de los
profesores".
El premio lo otorga desde 2014 la Fundación Varkey de Dubái
(que cuenta con 55 colegios en Oriente Próximo). Está dotado con un millón de
dólares que deben destinarse a fines educativos.
Tabichi
tiene 36 años y es el primer varón que gana este reconocimiento: en las 4 ediciones
anteriores ganaron mujeres, que son mayoría en la profesión.
Al Global Teacher
Prize se han postulado este año 10.000 candidatos de 177 países. Tras una
primera criba quedaron 50 semifinalistas y al desenlace llegaron 10 con
perfiles muy distintos, pero todos comprometidos con sus estudiantes en
circunstancias muy duras.
Profesor
en un entorno de pobreza y familias rotas
Fray
Peter recibe un sueldo, como los otros maestros de la Keriko Secondary School,
una escuela secundaria en la aldea de Pwani, de titularidad pública. Él entrega
la mayor parte de su sueldo a obras caritativas del lugar, sobre todo a apoyar
a alumnos.
Un
95 por ciento de sus alumnos son muy pobres y un tercio viven en un hogar
monoparental. En su zona abundan los problemas de drogas, embarazos
adolescentes y riesgo de suicidio. Algunos de sus alumnos recorren 7 kilómetros
para llegar a la escuela.
La
escuela tiene solo un ordenador, y una media de 58 alumnos por clase. La falta
de una conexión a internet de mínima calidad obliga al profesor a viajar a un
cibercafé a descargarse recursos para sus lecciones de ciencia.
Alumnos
que acumulan premios
Sin
embargo, sus alumnos, de 11 a 16 años, ganaron el campeonato de ciencias de
Kenia y algunos irán a un torneo de ciencia e ingeniería en Arizona (Estados
Unidos). También ganaron un premio de la Real Academia de Química de Reino
Unido.
Al
recibir el galardón, Tabichi destacó el potencial de la población joven de
África. "Como profesor que está en las aulas, he visto la promesa de sus
jóvenes: su curiosidad, su talento, su inteligencia, sus creencias".
"Los jóvenes de África ya no se verán frenados por las bajas expectativas.
África producirá científicos, ingenieros, empresarios, cuyos nombres serán
famosos algún día en todos los rincones del mundo. Y las niñas serán gran parte
de esta historia", anunció el fraile franciscano.
Los
jueces dijeron que su trabajo en la escuela había "mejorado dramáticamente
los resultados de sus alumnos", y que muchos más ahora están en la
universidad a pesar de que los recursos en las escuelas están "severamente
limitados".
Visitar
a las familias, convencerles para apostar por los estudios
El
hermano Peter dice que uno de sus desafíos ha sido visitar a las familias cuyos
niños corren el riesgo de abandonar la escuela para persuadirlas y que
reconozcan el valor de la educación. También convence a las familias para que
no casen a las niñas en la adolescencia y para que las dejen perseverar en los
estudios.
El
fundador del premio, Sunny Varkey, espera que la historia de Tabichi
"inspire a quienes buscan ingresar a la docencia y que sea un foco
poderoso en el increíble trabajo que realizan los maestros en Kenia y en el
mundo todos los días". "Las miles de nominaciones y solicitudes que
recibimos de todos los rincones del planeta son testimonio de los logros de los
maestros y el enorme impacto que tienen en todas nuestras vidas".
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