domingo, 26 de marzo de 2017

El hábito Agustino.





Desde el siglo XIII los Agustinos vestían un hábito negro de lana, un material más modesto y menos costoso del lino. 

Las primeras disposiciones a propósito de este hábito  fueron dictadas en 1244 por el  Cardenal Riccardo Annibaldi y confirmadas por el mismo en los decretos del 1253 y del 1255. 

En estas disposiciones se hace notar que el hábito agustino debia estar compuesto de la siguiente manera: 



-por la  cogulla (o saya) ancha y estrecha en los flancos con un cinturón de cuero

-por la capilla o capucho

-por el  escapulario blanco cerrado con una cuerda

-por el bastón, elemento distintivo del hábito de los eremíticos visto que al principio la Orden agustina estaba relacionada con el eremetismo. El uso del bastón fue abolido después de la Grande Unión del 1256.

-por zapatos de cuero negro Leyendo las disposiciones del Cardenal nos podemos dar cuenta de cómo era el hábito de los  Novicios en el tiempo de prueba:

-túnica y escapulario blancos

-manto negro largo hasta los tobillos

-cinturón

Según una antigua leyenda, Mónica quedando viuda, habló con la Virgen para pedirle consejo de cómo se tendría que vestir después de la muerte de su esposo y de su hijo. La Virgen  se le apareció con un hábito negro y modesto, cerrado en los flancos con un largo cinturón de cuero. 

María le donó su cinturón recomendándole de llevarlo siempre y de exhortar a hacer lo mismo a todos  aquellos que quisieran tener su protección.

Desde aquel día, Mónica, su hijo Agustín y todos los que siguieron su regla iniciaron a vestirse  de esta manera.

Entre los siglos XIV y XVI se delineó el hábito agustino: al principio, por el estilo y la forma, recordaba a la indumentaria usada por los eremíticos. Posteriormente, se alinearon al utilizo del hábito como el de las órdenes mendicantes.

A partir del siglo XVII el hábito de los Agustinos fue cambiado y renovado: la cogulla era más ancha y llena de arrugas, la capilla o capucho era más grande hasta cubrir completamente los hombros, las mangas eran más anchas, el cuello de la saya fue adornado con un collar blanco y se cubría la cabeza con un sombrero negro a forma de  solideo.

Durante los siglos desde el XVIII hasta el XX el vestido agustino no tuvo ningún cambio, después del Concilio Vaticano II fue introducido el clergyman.

Debate con los Dominicos por el uso del hábito.

El debate entre los Dominicos y los Agustinos a propósito del hábito, nació alrededor  del 1256, año de la Grande Unión. Algunos frailes Agustinos, como los Boniti y los Brettinesi, vestian una saya y escapulario blancos (vestidos claustrales) usados también afuera de los monasterios propio como los frailes predicadores. 










Por eso el Papa Alejandro IV, para evitar que las dos órdenes  fueran confundidas, escribió una bulla, la Meminimus nos del 1259 y prohibió a los Agustinos de portar hábitos similares a los de los Dominicos. Sin embargo, a pesar de esta prohibición no obtuvo ningún resultado en la manera de vestir de los agustinos.

De esta forma, a finales del siglo XVI y al inicio del siglo XVII aumentaron mucho las protestas de los Dominicos contra el uso del hábito blanco de los Agustinos hasta que el Papa Clemente VII en 1597 se pronunció a favor de los primeros. 

Pero la oposición de los Agustinos condujo al Papa a tomar una decisión definitiva en 1603, las dos órdenes podían utilizar el hábito blanco para el interior. Para el exterior  y las funciones solemnes, el hábito negro.

San Agustín y los Agustinos.

San Agustín, está considerado entre los más importantes Padres de la Iglesia Latina. Era un hombre de pasión y de fe, de profunda inteligencia e incansable cura pastoral. 

Fue el autor de muchas obras  y el mismo Possidio, su primer biógrafo, se maravillaba de cómo un sólo hombre hubiera podido escribir tanto en su vida. Sus textos de naturaleza teológica, mística y filosófica contribuyeron a la construcción de las bases del pensamiento cristiano y constituyen aún hoy en día, un punto de referencia  para muchos estudiosos. 

En particular las Confesiones, su obra más conocida, son una maravillosa autobiografía espiritual escrita como elogio hacia Dios.

El signo indeleble dejado en la cultura Occidental y en todo el mundo, hacen de San Agustín un Santo conocido por lo menos de fama,  también para aquellos que profesan una religión diferente al cristianismo.

San Agustín nace en África, en Tagaste, el 13 de noviembre del  año 354  en una familia de pequeños terratenientes. Gracias a su madre Mónica, mujer pasionaria y  ferviente católica, recibe una educación religiosa pero su juventud fue “infeliz y negativa” marcada por una profunda crisis moral y dominada por una inquieta búsqueda de placeres. 

Sólo después de haber leído el Ortensio de Cicerón, Agustín se apasiona a la filosofía empezando su camino de conversión. No encontrando satisfacción en la Sagrada Escritura, buscó la verdad en el maniqueísmo, una religión oriental fundada en el siglo III d.c. por Manes que se basaba en el principio fundamental del dualismo, es decir en la oposición entre los dos principios divinos del bien y del mal. 

Entendió rápidamente que la verdad tanto buscada no la podía encontrar en esta religión fuertemente anticatólica.

 Posteriormente  se traslada a Roma, donde una enfermedad  casi lo lleva a la muerte. Después de este hecho, se  muda a Milán para enseñar  retórica. 

Su  vida en esta ciudad fue fundamental para su conversión, ya que estando en este lugar  pudo escuchar los sermones de San Ambrosio, Obispo de Milán y  sobretodo tuvo la posibilidad de frecuentar al anciano cura San Simpliciano que había preparado al mismo Ambrosio para el episcopado. 

El encuentro con Ambrosio será muy importante para su camino de fe porqué gracias a sus palabras y enseñanzas, Agustín se abrirá hacia la fe cristiana como único camino hacia la verdad, mas tarde será bautizado por el mismo Ambrosio.

A pesar de que hubiera querido dedicarse completamente a las oraciones, a la penitencia y al estudio, una vez llegado a Hipona fue obligado a aceptar el sacerdocio por  voluntad del pueblo considerada como voluntad de Dios. 

Su labor fue fecundísima: transfirió a Hipona su monasterio y marcó los fundamentos para la renovación de las costumbres del clero gracias a su Regla reconocida como modelo a seguir a partir del  siglo XIII por la Orden de los Eremíticos agustinos. 

En el año 396 fue elegido obispo de Hipona llegando a ser un punto de referencia para toda la Iglesia del Continente  Africano. 

Se dedicó constantemente a la predicación, a la preparación del clero, a la organización de la vida monástica y a la defensa de la fe contra las herejías, hasta su muerte acaecida después de una grave enfermedad en el año  430, durante el asedio de los Vándalos, a la edad de 76 años.

Su cuerpo fue trasladado a Cagliari por el obispo Fulgenzio de Ruspe hacia los años 508 -517 junto a otras reliquias de obispos africanos. 

En el 725 el rey longobardo Liutprando rescató su cuerpo de los Sarracenos  en Cerdeña y lo trasladó a Pavía a la Iglesia de San Pedro en el Cielo de Oro, cerca de los lugares de su conversión.

Órdenes y Congregaciones Agustinas.

El término agustinos (nombre basado en la figura de San Agustín de Hipona, 354-430), puede aplicarse a grupos separados de institutos religiosos de la Iglesia católica. Hoy en día existen muchas Congregaciones religiosas que viven el carisma de San Agustín.

Órdenes religiosas mendicantes:

Orden de San Agustín (O.S.A.), fundada en 1244.

Orden de Agustinos Recoletos (O.A.R.), separada en 1588.

Orden de Agustinos Descalzos (O.A.D.), separada en 1610.

Órdenes de Canónigos Regulares.

Varias órdenes (o congregaciones de canónigos) agrupadas en la confederación Orden de Canónigos Regulares de San Agustín (C.R.S.A.).

Congregaciones Religiosas Clericales:

Congregación de los Agustinos de la Asunción (A.A.), fundada en 1845.

Órdenes religiosas agustinas en la Comunión anglicana (protestantismo).




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