Desde
el siglo XIII los Agustinos vestían un hábito negro de lana, un material más
modesto y menos costoso del lino.
Las primeras disposiciones a propósito de
este hábito fueron dictadas en 1244 por
el Cardenal Riccardo Annibaldi y
confirmadas por el mismo en los decretos del 1253 y del 1255.
En estas
disposiciones se hace notar que el hábito agustino debia estar compuesto de la
siguiente manera:
-por la cogulla (o
saya) ancha y estrecha en los flancos con un cinturón de cuero
-por
la capilla o capucho
-por
el escapulario blanco cerrado con una
cuerda
-por
el bastón, elemento distintivo del hábito de los eremíticos visto que al
principio la Orden agustina estaba relacionada con el eremetismo. El uso del
bastón fue abolido después de la Grande Unión del 1256.
-por
zapatos de cuero negro Leyendo las disposiciones del Cardenal nos podemos dar
cuenta de cómo era el hábito de los
Novicios en el tiempo de prueba:
-manto
negro largo hasta los tobillos
-cinturón
Según
una antigua leyenda, Mónica quedando viuda, habló con la Virgen para pedirle
consejo de cómo se tendría que vestir después de la muerte de su esposo y de su
hijo. La Virgen se le apareció con un
hábito negro y modesto, cerrado en los flancos con un largo cinturón de cuero.
María le donó su cinturón recomendándole de llevarlo siempre y de exhortar a
hacer lo mismo a todos aquellos que
quisieran tener su protección.
Desde
aquel día, Mónica, su hijo Agustín y todos los que siguieron su regla iniciaron
a vestirse de esta manera.
Entre
los siglos XIV y XVI se delineó el hábito agustino: al principio, por el estilo
y la forma, recordaba a la indumentaria usada por los eremíticos. Posteriormente,
se alinearon al utilizo del hábito como el de las órdenes mendicantes.
A
partir del siglo XVII el hábito de los Agustinos fue cambiado y renovado: la
cogulla era más ancha y llena de arrugas, la capilla o capucho era más grande
hasta cubrir completamente los hombros, las mangas eran más anchas, el cuello
de la saya fue adornado con un collar blanco y se cubría la cabeza con un
sombrero negro a forma de solideo.
Durante
los siglos desde el XVIII hasta el XX el vestido agustino no tuvo ningún
cambio, después del Concilio Vaticano II fue introducido el clergyman.
Debate
con los Dominicos por el uso del hábito.
El
debate entre los Dominicos y los Agustinos a propósito del hábito, nació
alrededor del 1256, año de la Grande
Unión. Algunos frailes Agustinos, como los Boniti y los Brettinesi, vestian una
saya y escapulario blancos (vestidos claustrales) usados también afuera de los
monasterios propio como los frailes predicadores.
Por eso el Papa Alejandro IV,
para evitar que las dos órdenes fueran
confundidas, escribió una bulla, la Meminimus nos del 1259 y prohibió a los
Agustinos de portar hábitos similares a los de los Dominicos. Sin embargo, a
pesar de esta prohibición no obtuvo ningún resultado en la manera de vestir de
los agustinos.
De
esta forma, a finales del siglo XVI y al inicio del siglo XVII aumentaron mucho
las protestas de los Dominicos contra el uso del hábito blanco de los Agustinos
hasta que el Papa Clemente VII en 1597 se pronunció a favor de los primeros.
Pero la oposición de los Agustinos condujo al Papa a tomar una decisión
definitiva en 1603, las dos órdenes podían utilizar el hábito blanco para el
interior. Para el exterior y las
funciones solemnes, el hábito negro.
San
Agustín y los Agustinos.
San
Agustín, está considerado entre los más importantes Padres de la Iglesia
Latina. Era un hombre de pasión y de fe, de profunda inteligencia e incansable
cura pastoral.
Fue el autor de muchas obras
y el mismo Possidio, su primer biógrafo, se maravillaba de cómo un sólo
hombre hubiera podido escribir tanto en su vida. Sus textos de naturaleza
teológica, mística y filosófica contribuyeron a la construcción de las bases
del pensamiento cristiano y constituyen aún hoy en día, un punto de
referencia para muchos estudiosos.
En
particular las Confesiones, su obra más conocida, son una maravillosa
autobiografía espiritual escrita como elogio hacia Dios.
El
signo indeleble dejado en la cultura Occidental y en todo el mundo, hacen de
San Agustín un Santo conocido por lo menos de fama, también para aquellos que profesan una
religión diferente al cristianismo.
San
Agustín nace en África, en Tagaste, el 13 de noviembre del año 354
en una familia de pequeños terratenientes. Gracias a su madre Mónica,
mujer pasionaria y ferviente católica,
recibe una educación religiosa pero su juventud fue “infeliz y negativa”
marcada por una profunda crisis moral y dominada por una inquieta búsqueda de
placeres.
Sólo después de haber leído el Ortensio de Cicerón, Agustín se
apasiona a la filosofía empezando su camino de conversión. No encontrando
satisfacción en la Sagrada Escritura, buscó la verdad en el maniqueísmo, una
religión oriental fundada en el siglo III d.c. por Manes que se basaba en el
principio fundamental del dualismo, es decir en la oposición entre los dos
principios divinos del bien y del mal.
Entendió rápidamente que la verdad tanto
buscada no la podía encontrar en esta religión fuertemente anticatólica.
Posteriormente
se traslada a Roma, donde una enfermedad
casi lo lleva a la muerte. Después de este hecho, se muda a Milán para enseñar retórica.
Su
vida en esta ciudad fue fundamental para su conversión, ya que estando en
este lugar pudo escuchar los sermones de
San Ambrosio, Obispo de Milán y
sobretodo tuvo la posibilidad de frecuentar al anciano cura San
Simpliciano que había preparado al mismo Ambrosio para el episcopado.
El
encuentro con Ambrosio será muy importante para su camino de fe porqué gracias
a sus palabras y enseñanzas, Agustín se abrirá hacia la fe cristiana como único
camino hacia la verdad, mas tarde será bautizado por el mismo Ambrosio.
A
pesar de que hubiera querido dedicarse completamente a las oraciones, a la
penitencia y al estudio, una vez llegado a Hipona fue obligado a aceptar el
sacerdocio por voluntad del pueblo
considerada como voluntad de Dios.
Su labor fue fecundísima: transfirió a
Hipona su monasterio y marcó los fundamentos para la renovación de las
costumbres del clero gracias a su Regla reconocida como modelo a seguir a
partir del siglo XIII por la Orden de
los Eremíticos agustinos.
En el año 396 fue elegido obispo de Hipona llegando a
ser un punto de referencia para toda la Iglesia del Continente Africano.
Se dedicó constantemente a la
predicación, a la preparación del clero, a la organización de la vida monástica
y a la defensa de la fe contra las herejías, hasta su muerte acaecida después
de una grave enfermedad en el año 430,
durante el asedio de los Vándalos, a la edad de 76 años.
Su
cuerpo fue trasladado a Cagliari por el obispo Fulgenzio de Ruspe hacia los
años 508 -517 junto a otras reliquias de obispos africanos.
En el 725 el rey
longobardo Liutprando rescató su cuerpo de los Sarracenos en Cerdeña y lo trasladó a Pavía a la Iglesia
de San Pedro en el Cielo de Oro, cerca de los lugares de su conversión.
Órdenes
y Congregaciones Agustinas.
El
término agustinos (nombre basado en la figura de San Agustín de Hipona,
354-430), puede aplicarse a grupos separados de institutos religiosos de la
Iglesia católica. Hoy en día existen muchas Congregaciones religiosas que viven
el carisma de San Agustín.
Órdenes
religiosas mendicantes:
Orden
de San Agustín (O.S.A.), fundada en 1244.
Orden
de Agustinos Recoletos (O.A.R.), separada en 1588.
Orden
de Agustinos Descalzos (O.A.D.), separada en 1610.
Órdenes
de Canónigos Regulares.
Varias
órdenes (o congregaciones de canónigos) agrupadas en la confederación Orden de
Canónigos Regulares de San Agustín (C.R.S.A.).
Congregaciones
Religiosas Clericales:
Congregación
de los Agustinos de la Asunción (A.A.), fundada en 1845.
Órdenes
religiosas agustinas en la Comunión anglicana (protestantismo).
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