Pedro Claver y Juana Corberó,
campesinos catalanes, tuvieron seis hijos, pero solo sobrevivieron Juan, el
mayor, y los dos mas pequeños, Pedro e Isabel. El padre apenas podía firmar su
nombre, pero era un hombre trabajador y buen cristiano. La infancia de Pedro
quedó oculta para la historia como la de tantos santos, incluso la de Nuestro
Señor. Trabajaba en el campo con su familia.
Pedro se graduó de la Universidad de
Barcelona. A los 19 años decide ser Jesuita e ingresa en Tarragona. Mientras
estudiaba filosofía en Mallorca en 1605 se encuentra con San Alonso Rodriguez,
portero del colegio. Fue providencial. San Alonso recibió por inspiración de
Dios conocimiento de la futura misión del joven Pedro y desde entonces no paró
de animarlo a ir a evangelizar lo territorios españoles en América.
Pedro creyó en esta inspiración y con
gran fe y el beneplácito de sus superiores se embarcó hacia la Nueva Granada en
1610. Debía estudiar su teología en Santa Fe de Bogotá. Allí estuvo dos años,
uno en Tunja y luego es enviado a Cartagena, en lo que hoy es la costa de
Colombia. En Cartagena es ordenado sacerdote el 20 de Marzo de 1616.
Al llegar a América, Pedro encontró la
terrible injusticia de la esclavitud institucionalizada que había comenzado ya
desde el segundo viaje de Colón el 12 de Enero de 1510, cuando el rey mandó a
emplear negros como esclavos. Se trata de una tragedia que envolvió a unos 14
millones de infelices seres humanos. Un millón de ellos pasaron por Cartagena.
Los esclavos venían en su mayoría de Guinea, del Congo y de Angola. Los jefes
de algunas tribus de esas tierras vendían a sus súbditos y sus prisioneros. En América
los usaban en todo tipo de trabajo forzado: agricultura, minas, construcción.
Cartagena por ser lugar estratégico en
la ruta de las flotas españolas se convirtió en el principal centro del
comercio de esclavos en el Nuevo Mundo. Mil esclavos desembarcaban cada mes.
Aunque se murieran la mitad en la trayectoria marítima, el negocio dejaba
grandes ganancias. Por eso, las repetidas censuras del papa no lograron parar
este vergonzoso mercado humano.
Pedro no podía cambiar el sistema. Pero
si había mucho que se podía hacer con la gracia de Dios. Pero hacía falta tener
mucha fe y mucho amor. Pedro supo dar la talla. En la escuela del gran
misionero, el padre Alfonso Sandoval, Pedro escribió: "Ego Petrus Claver,
etiopum semper servus" (yo Pedro Claver, de los negros esclavo para
siempre". Así fue. San Pedro no se limitó a quejarse de las injusticias o
a lamentarse de los tiempos en que vivía. Supo ser santo en aquella situación y
dejarse usar por Jesucristo plenamente para su obra de misericordia. En Cartagena
durante cuarenta años de intensa labor misionera se convirtió en apóstol de los
esclavos negros. Entre tantos cristianos acomodados a los tiempos, el supo ser
luz y sal, supo hacer constar para la historia lo que es posible para Dios en
un alma que tiene fe.
A pesar de su timidez la cual tubo que
vencer, se convirtió en un organizador ingenioso y valiente. Cada mes cuando se
anunciaba la llegada del barco esclavista, el padre Claver salía a visitarlos
llevándoles comida. Los negros se encontraban abarrotados en la parte inferior
del barco en condiciones inhumanas. Llegaban en muy malas condiciones, víctimas
de la brutalidad del trato, la mala alimentación, del sufrimiento y del miedo.
Claver atendía a cada uno y los cuidaba con exquisita amabilidad. Así les hacia
ver que el era su defensor y padre. Enseña a los esclavos
Los esclavos hablaban diferentes
dialectos y era difícil comunicarse con ellos. Para hacer frente a esta
dificultad, el padre Claver organizó un grupo de intérpretes de varias
nacionalidades, los instruyó haciéndolos catequistas.
Mientras los esclavos estaban retenidos
en Cartagena en espera de ser comprados y llevados a diversos lugares, el padre
Claver los instruía y los bautizaba. Los reunía, se preocupaba por sus
necesidades y los defendía de sus opresores. Esta labor de amor le causó
grandes pruebas. Los esclavistas no eran sus únicos enemigos. El santo fue
acusado de ser indiscreto por su celo por los esclavos y de haber profanado los
Sacramentos al dárselos a criaturas que a penas tienen alma. Las mujeres de
sociedad de Cartagena rehusaban entrar en las iglesias donde el padre Claver
reunía a sus negros. Sus superiores con frecuencia se dejaron llevar por las
presiones que exigían se corrigiesen los excesos del padre Claver. Este sin
embargo pudo continuar su obra entre muchas humillaciones y obstáculos. Hacia
además penitencias rigurosas. Carecía de la comprensión y el apoyo de los
hombres pero tenia una fuerza dada por Dios.
Muchos, aun entre los que se sentían
molestos con la caridad del padre Claver, sabían que hacia la obra de Dios
siendo un gran profeta del amor evangélico que no tiene fronteras ni color. Era
conocido en toda Nueva Granada por sus milagros. Llegó a catequizar y bautizar
a mas de 300,000 negros.
En la mañana del 9 de Septiembre de
1654, después de haber contemplado a Jesús y a la Santísima Virgen ,
con gran paz se fue al cielo.
Beatificado el 16 de Julio de 1850 por
Pío IX.
Canonizado el 15 de Enero de 1888 por
León XIII junto con Alfonso Rodriguez.
El 7 de Julio de 1896 fue proclamado
patrón especial de todas las misiones católicas entre los negros.
El papa Juan Pablo II rezó ante los
restos mortales de San Pedro Claver en la Iglesia de los Jesuitas en Cartagena el 6 de
Julio de 1986.
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