Religiosa
de la Orden de la Visitación. Apóstol
de la devoción al Sagrado Corazón de Jesús, nació en Hautecour, Francia, el 22
de julio de 1647; murió en Paray-le-Monial, el 17 de octubre de 1690.
Sus padres,
Claude Alacoque y Philiberte Lamyan, se distinguían menos por sus posesiones
temporales que por su virtud, lo que les daba una posición honorable. Desde su
tierna infancia Margarita mostró intenso amor por el Santísimo Sacramento, y
prefería el silencio y la oración a las diversiones infantiles.
Después de
su primera Comunión a la edad de nueve años, ella practicaba en secreto severas
mortificaciones corporales, hasta cuando la parálisis la confinó a la cama por
cuatro años. Al final de este período, habiendo prometido a la Santísima Virgen
consagrarse a la vida religiosa, fue instantáneamente restaurada a perfecta
salud.
La muerte de su padre y la injusticia de un pariente sumió a la familia
en la pobreza y la humillación, después de lo cual más que nunca encontró
Margarita consuelo en el Santo Sacramento, y Cristo la hizo sensible a su presencia
y protección.
Cuando
Margarita tenía diez y siete años, la propiedad de la familia fue recuperada, y
su madre le imploró establecerse en el mundo. Su ternura filial le hizo creer
que su promesa de la infancia no le obligaba, y que podría servir a Dios en
casa mediante penitencia y caridad con los pobres.
Luego, aún sangrante de sus
austeridades auto-impuestas, comenzó a disfrutar del mundo. Una noche a su
regreso de un baile, tuvo una visión de Cristo como estaba El durante el
azotamiento, reprochándole por su infidelidad después de que El le había dado
tantas pruebas de Su amor. Durante toda su vida, Margarita llevó luto por dos
faltas cometidas en esa época – el uso de algunos adornos superfluos y una
máscara en el carnaval para complacer a sus hermanos. El 25 de mayo de 1671,
ingresó al Convento de la
Visitación en Paray-le-Monial, donde fue sometida a muchas
pruebas para comprobar su vocación, y en noviembre de 1672, pronunció sus votos
definitivos.
Ella tenía una constitución delicada, pero estaba dotada con
inteligencia y buen juicio, y en el claustro escogió para sí misma lo que era
más repugnante a su naturaleza, haciendo de su vida una de inconcebibles
sufrimientos, los cuales a menudo eran aliviados o instantáneamente curados por
nuestro Señor, quien actuaba como su Director, se le aparecía frecuentemente y
conversaba con ella, confiándole la misión de establecer la devoción a Su
Sagrado Corazón.
Estos extraordinarios sucesos atrajeron sobre ella la crítica
adversa de la comunidad, que la trataba como una visionaria, y su superiora le
ordenó vivir la vida común. Pero su obediencia, su humildad, y su invariable
caridad hacia aquellas que la perseguían, finalmente prevalecieron, y su
misión, llevada a cabo en el crisol del sufrimiento, fue reconocida aún por
quienes habían mostrado hacia ella la más implacable oposición.
María Margarita
fue inspirada por Cristo para establecer la Hora Santa y orar
postrada con el rostro en tierra desde las once hasta la medianoche en la
víspera del primer Viernes de cada mes, para participar en la tristeza mortal
que El soportó cuando fue abandonado por Sus Apóstoles en Su Agonía, y para
recibir la Sagrada
Comunión en el primer Viernes de cada mes.
En la primera gran
revelación, El le hizo saber su ardiente deseo de ser amado por los hombres y
Su designio de manifestar Su Corazón con todos Sus Tesoros de amor y
misericordia, de santificación y salvación. El designó el Viernes siguiente a
la octava de la fiesta de Corpus Christi como la fiesta del Sagrado Corazón; El
la llamó “la Amada
Discípula del Sagrado Corazón”, y la heredera de todos Sus
tesoros.
El amor del Sagrado Corazón era el fuego que la consumía, y la
devoción al Sagrado Corazón es el estribillo de todos sus escritos. En su
última enfermedad rehusó todo paliativo, repitiendo frecuentemente: “Lo que
tenga yo en el cielo y lo que desee yo en la tierra, eres sólo Tú, Oh mi Dios”,
y murió pronunciando el Santo Nombre de Jesús.
La
discusión sobre la misión y virtudes de María Margarita continuó durante años.
Todas sus acciones, sus revelaciones, sus máximas espirituales, sus enseñanzas
respecto a la devoción al Sagrado Corazón, de la cual ella era la principal
exponente así como el apóstol, fueron sometidas al más severo y minucioso
examen, y finalmente la
Sagrada Congregación de ritos emitió voto favorable sobre las
heroicas virtudes de esta sierva de Dios.
En marzo de 1824, León XII la declaró
Venerable, y el 18 de septiembre de 1864 Pío IX la declaró Beata. Cuando su
tumba fue canónicamente abierta en Julio de 1830, tuvieron lugar dos curaciones
instantáneas.
Su cuerpo incorrupto, reposa bajo el altar de la capilla en
Paray-le-Monial, y muchos favores destacados han sido obtenidos por peregrinos
atraídos hacia ese lugar de todas partes del mundo.
Su fiesta se celebra el 17
de octubre. Santa Margarita María fue canonizada por Benedicto XV en 1920.
En el año 2019 tuve la dicha de visitar el lugar de las apariciones y estar frente a los restos de Santa Margarita María de Alacoque, comparto con ustedes algunas imágenes de esa viaje de oración y paz.
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