Fue el gran impulsor y propagador de la Orden Cisterciense
y el hombre más importante del siglo XII en Europa.
Fundador del Monasterio Cisterciense
del Claraval y de muchos otros.
Nació en Borgoña (Francia) en el año
1.090, en el Castillo Fontaines-les-Dijon. Sus padres eran los señores del
Castillo y fue educado junto a sus siete hermanos como correspondía a la
nobleza, recibiendo una excelente formación en latín, literatura y religión.
San Bernardo es, cronológicamente, el
último de los Padres de la
Iglesia , pero es uno de los que más impacto ha tenido en
ella.
Fue declarado Santo en 1.173 por el
Papa Alejandro III. Posteriormente, fue declarado Doctor de la Iglesia.
Su personalidad
Bernardo tenía un extraordinario
carisma de atraer a todos para Cristo.
Amable, simpático, inteligente,
bondadoso y alegre, incluso muy apuesto, pues sabemos que su hermana Humbelina
le llamaba cariñosamente con el apelativo de "ojos grandes". Durante
algún tiempo se enfrió en su fervor y empezó a inclinarse hacia lo mundano.
Pero las amistades mundanas, por más atractivas y brillantes que fueran, lo
dejaban vacío y lleno de hastío. Después de cada fiesta se sentía más
desilusionado del mundo y de sus placeres.
La visión que cambió su trayectoria
Una noche de Navidad, mientras
celebraban las ceremonias religiosas en el templo, se quedó dormido y le
pareció ver al Niño Jesús en Belén en brazos de María, y que la Santa Madre le ofrecía
a su Hijo para que lo amara y lo hiciera amar mucho por los demás. Desde este
día ya no pensó sino en consagrarse a la religión y al apostolado. Un hombre
que arrastra con todo lo que encuentra, Bernardo se fue al convento de monjes
benedictinos llamado Cister, y pidió ser admitido. El superior, San Esteban
Harding lo aceptó con gran alegría.
Toda su familia ganada para Cristo.
Bernardo volvió a su familia a contar
la noticia y todos se opusieron. Los amigos le decían que esto era desperdiciar
una gran personalidad para ir a sepultarse vivo en un convento. La familia no
aceptaba de ninguna manera. Pero Bernardo les habló tan maravillosamente de las
ventajas y cualidades que tiene la vida religiosa, que logró llevarse al
convento a sus cuatro hermanos mayores, a su tío y 30 compañeros de la Nobleza que dejaron todo
para unirse a Cristo . Dicen que cuando llamaron a Nirvardo el hermano menor
para anunciarle que se iban de religiosos, el muchacho les respondió:
"¡Ajá! ¿Con que ustedes se van a ganarse el cielo, y a mí me dejan aquí en
la tierra? Esto no lo puedo aceptar". Y un tiempo después, también él se
hizo religioso del Cister.
Antes de entrar al monasterio, Bernardo
llevó a su finca a todos los que deseaban entrar al convento para prepararlos
durante varias semanas, entrenándolos acerca del modo de cómo debían
comportarse para ser unos fervorosos religiosos. En el año 1112, a la edad de 22 años,
entra en el monasterio de Cister. Mas tarde, habiendo muerto su madre, entra en
el monasterio su padre. Su hermana Humbelina y su cuñado, de mutuo acuerdo
decidieron también entrar en la vida religiosa. Posteriormente llegó también su
hermana Humbelina a la gloria de los altares. Vemos en la historia la gran
influencia de las relaciones tanto para bien como para mal.
En la historia de la Iglesia es difícil
encontrar otro hombre que haya sido dotado por Dios de un poder de atracción
tan grande para llevar gentes a la vida religiosa, como el que recibió
Bernardo. Las muchachas tenían terror de que su novio hablara con el santo. En
las universidades, en los pueblos, en los campos, los jóvenes al oírle hablar
de las excelencias y ventajas espirituales de la vida en un convento, se iban
en numerosos grupos a que él los instruyera y los formara como religiosos.
Durante su vida fundó más de 300 conventos para hombres, e hizo llegar a gran
santidad a muchos de sus discípulos. Lo llamaban "el cazador de almas y
vocaciones". Con su apostolado consiguió que 900 monjes hicieran profesión
religiosa.
Fundador de Claraval. En el convento
del Cister demostró tales cualidades de líder y de santo, que a los 25 años
(con sólo tres de religioso) fue enviado como superior a fundar un nuevo
convento. Escogió un sitio apartado en el bosque donde sus monjes tuvieran que
derramar el sudor de su frente para poder cosechar algo, y le puso el nombre de
Claraval, que significa "valle claro" ya que allí el sol ilumina
fuerte todo el día. Supo infundir del tal manera fervor y entusiasmo a sus
religiosos de Claraval, que habiendo comenzado con sólo 20 compañeros, a los
pocos años tenía 130 religiosos. De este convento de Claraval salieron monjes a
fundar otros 63 conventos. (Trois Fontaines, Fontenay, Foigny, etc.,).
Su Predicación.
Le llamaban "El Doctor boca de
miel" (doctor melífluo). Su inmenso amor a Dios y a la Virgen Santísima y
su deseo de salvar almas lo llevaban a estudiar por horas y horas cada sermón
que iba a pronunciar, y luego como sus palabras iban precedidas de mucha
oración y de grandes penitencias, el efecto era fulminante en los oyentes.
Escuchar a San Bernardo era ya sentir un impulso fortísimo a volverse mejor.
Su amor a la Virgen Santísima.
Fue el gran enamorado de la Virgen Santísima.
Se adelantó en su tiempo a considerarla medianera de todas las gracias y
poderosa intercesora nuestra ante su Hijo Nuestro Señor . A San Bernardo se le
deben las últimas palabras de la
Salve : "Oh clementísima, oh piadosa, oh dulce Virgen
María"., así como la bellísima oracion del "Acordaos" cuyo texto
íntegro reproducimos en otro apartado de este texto). Tal era su Amor a la Virgen que teniendo
costumbre de saludarla siempre que pasaba ante una imagen de ella con las
palabras "Dios te Salve María", la imagen un día le contestó
"Dios te salve, hijo mío Bernardo".
Los que quieren progresar en su amor a la Madre de Dios, necesariamente
tienen que leer los escritos de San Bernardo por la claridad y el amor con que
habla de ella. El pueblo vibraba de emoción cuando le oía hablar desde el
púlpito con su voz sonora e impresionante:
Si se levantan las tempestades de tus
pasiones, mira a la Estrella ,
invoca a María.
Si la sensualidad de tus sentidos
quiere hundir la barca de tu espíritu, levanta los ojos de la fe, mira a la Estrella , invoca a María.
Si el recuerdo de tus muchos pecados
quiere lanzarte al abismo de la desesperación, lánzale una mirada a la Estrella del cielo y
rézale a la Madre
de Dios.
Siguiéndola, no te perderás en el
camino. Invocándola no te desesperarás. Y guiado por Ella llegarás seguramente
al Puerto Celestial.
Sus bellísimos sermones son leídos hoy,
después de varios siglos, con verdadera satisfacción y gran provecho.
Así como también de entre sus
numerosísimos libros y textos se halla el de unas reflexiones de gran
importancia llamado "La
Consideración "
leído por varios Papas, entre ellos el Papa Juan XXIII.
En él propone una serie de consejos
importantísimos para que los que están en puestos elevados, no vayan a cometer
el gravísimo error de descuidar la humildad y/o dedicarse solamente a
actividades exteriores descuidando la oración y la meditación. En una de sus
reflexiones, comenta:
"Malditas serán dichas
ocupaciones, si no dejan dedicar el debido tiempo a la oración y a la
meditación".
Las dos ideas fundamentales que nos
transmite San Bernardo son:
1.- La mediación universal de la Virgen
2.- La necesidad filial de invocarla en
todas las circunstancias.
Viajero infatigable
El más profundo deseo de San Bernardo
era permanecer en su convento dedicado a la oración y a la meditación. Pero el
Sumo Pontífice, los obispos, los pueblos y los gobernantes le pedían
continuamente que fuera a ayudarles, y él estaba siempre pronto a prestar su
ayuda donde quiera que pudiera ser útil. Con una salud sumamente débil (porque
los primeros años de religioso se dedicó a hacer demasiadas penitencias y se le
dañó el aparato digestivo) recorrió toda Europa poniendo la paz donde había
guerras, deteniendo las herejías, corrigiendo errores, animando desanimados y
hasta reuniendo ejércitos para defender la santa religión católica. Era el
árbitro aceptado por todos. Exclamaba: "A veces no me dejan tiempo durante
el día ni siquiera para dedicarme a meditar. Pero estas gentes están tan
necesitadas y sienten tanta paz cuando se les habla, que es necesario
atenderlas" (ya en las noches pasaría luego sus horas dedicado a la oración
y a la meditación).
Despedida gozosa.
Después de haber llegado a ser el
hombre más famoso de Europa en su tiempo y de haber conseguido varios milagros
(como por ejemplo hacer hablar a un mudo, el cual confesó muchos pecados que
tenía sin perdonar) y después de haber llenado varios países de monasterios con
religiosos fervorosos, ante la petición de sus discípulos para que pidiera a
Dios la gracia de seguir viviendo otros años más, exclamaba:
"Mi gran deseo es ir a ver a Dios
y a estar junto a Él. Pero el amor hacia mis discípulos me mueve a querer
seguir ayudándolos. Que el Señor Dios haga lo que a Él mejor le parezca".
Y a Dios le pareció que ya había sufrido y trabajado bastante, y que se merecía
el descanso eterno y el premio preparado para los discípulos fieles, y se lo
llevó a su eternidad feliz, el 20 de agosto del año 1153. Tenía 63 años.
ANÉCDOTA
Le sucedió a San Bernardo, siendo muy
joven, cuando todavía no había entrado en la vida monástica. Bernardo era muy
guapo, de porte elegante y alto.
En cierta ocasión, cabalgando lejos de
su casa con varios amigos, les sorprendió la noche, por lo que tuvieron que
buscar hospitalidad en una casa. La dueña los recibió bien, e insistió en que
Bernardo, como jefe del grupo, ocupase una habitación separada. Durante la
noche, la mujer se presentó en la habitación con intenciones deshonestas.
Bernardo, en cuanto se dio cuenta de lo que se avecinaba, fingió con gran
presencia de ánimo creer que se trataba de un intento de robo, y con toda su
fuerza empezó a gritar: -¡Ladrones, ladrones! La intrusa se alejó rápidamente.
Al día siguiente, cuando el grupo se marchaba cabalgando, sus amigos empezaron
a bromear acerca del imaginario ladrón, pero Bernardo, contestó con toda
tranquilidad:
-No fue ningún sueño. El ladrón entró
indudablemente en la habitación, pero no para robarme el oro y la plata, sino
algo de mucho más valor."
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