La Iglesia Católica celebra
cada 21 de agosto el Día del Catequista, en conmemoración del papa Pío X. Ese
Papa, que fue santificado, tuvo actuación preponderante a favor de la
catequesis e hizo posible entre otras cosas impartir los sacramentos a los
niños.
Según la arquidiócesis de Paraná, los catequistas no están guiados sólo
por su buena voluntad sino que tienen el mandato misionero para mostrar a todos
en nombre de la Iglesia “el rostro misericordioso de un Dios que es siempre
padre”.
El catequista se reconoce en
búsqueda, en camino; no se cree ni dueño de la verdad ni el "maestro"
que llega para esclarecer a los demás sino un instrumento que el mismo Jesús,
presente en la comunidad, envía, sostiene y da fuerza para superar las
oscuridades y dificultades.
Es parte de la gran marcha
de creyentes que han recorrido y aún recorren la historia. Marcha que fue
iniciada por el pueblo de Israel y ha continuado en la Iglesia y, a través de
ella, ha llegado hasta nosotros.
San Pío X, patrono y modelo
de los catequistas
De una familia pobre,
humilde y numerosa, Giuseppe M. Sarto nació el 2 de junio de 1835 en Riese,
Italia. En 1850 ingresó al seminario de Padua, y fue ordenado sacerdote el 18
de setiembre de 1858. Su primera labor pastoral la realizó en la parroquia de
Tómbolo-Salzano, distinguiéndose, además de su gran caridad para con los
necesitados, por sus ardorosas prédicas que atraían hasta los más alejados del
mensaje del evangelio.
En 1884 fue ordenado obispo
para la diócesis de Mantua y en 1893, León XIII le concedió el capelo
cardenalicio y lo trasladó a Venecia. En ningún momento cambió su modo de ser:
sencillo, muy humilde, ejemplar en el amor a los más pobres.
A los pocos años, al morir
León XIII, fue elegido su sucesor y su "programa pontificio" no fue
otro que el del Buen Pastor: alimentar, guiar y custodiar el "rebaño
humano" y buscar a las ovejas perdidas para atraerlas hacia Jesús.
La preocupación de Pío X por
la santidad de la Iglesia lo llevó a actualizar los seminarios y fundar
numerosas bibliotecas eclesiásticas. También se lo recuerda por sus aportes a
la música sagrada y a la liturgia y la reforma de la liturgia de las horas.
Permitió la comunión diaria a todos los fieles y cambió la costumbre de la
primera comunión: para que los niños pudieran recibirla a partir de los 7 años.
Impulsó la enseñanza del
Catecismo porque sabía que apartar de la ignorancia religiosa era el inicio del
camino para recuperar la fe que en muchos se iba debilitando y perdiendo. Promovió un nuevo Código de Derecho
Canónico que terminó de redactarse en 1917, bajo el pontificado de S.S.
Benedicto XV.
Falleció el 20 de agosto de
1914, poco antes del estallido de la llamada "Primera Guerra
Mundial". El 14 de febrero de 1923 se introdujo su causa de beatificación
y fue canonizado el 29 de Mayo de 1954.
Indudablemente fue adoptado
por la gente como patrono de los catequistas por su sencillez, sus raíces
rurales que jamás dejó de lado y por su ardor misionero y evangelizador.
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