Jaime Septién | May 20, 2017
Una hermosa respuesta a la sed
de paz, consuelo y belleza.
En su columna de Catholic
Exchange, fray Ed Broom, un sacerdote Oblato de la Virgen María, da cuenta de
diez razones para llevar a cabo una devoción o una acción cristiana. En esta
ocasión, y tomando como referencia la insistencia de la Virgen de rezar el
Rosario a los pastorcitos de Fátima, fray Ed nos comparte diez razones para
rezar esta hermosa oración, en un mundo sediento de paz, de consuelo y de
belleza.
1. ¡Nuestra Señora nos dijo
que lo hiciéramos! Si una madre repite muchas veces a su hijo una orden es
porque, en el fondo de su corazón, sabe muy bien que la orden que está dando es
de gran importancia. A los videntes de Fátima se les apareció seis ocasiones, y
las seis les pidió que rezaran el Rosario. Pero no nada más ellos, sino pidió
que lo rezáramos todos por la salvación del mundo.
2. El Rosario es una oración
bíblica. Muchos no católicos condenan la recitación del Santo Rosario. Sin
embargo, pocos saben que el Rosario es una oración que, casi en su totalidad,
tiene sus orígenes en los evangelios. Por ejemplo, la primera serie de
Misterios, los Misterios Gozosos, provienen del Evangelio de Lucas, capítulos
uno y dos. Así, meditando los misterios del Rosario, meditamos, también, sobre
el amor de Dios.
3. Podemos aprender a conocer,
amar e imitar a Cristo. San Ignacio de Loyola nos dice que existe un fruto
cuando meditamos o contemplamos la vida de Cristo: el conocimiento y el amor a
Él. Quien más ardientemente lo sigue, más cerca está de su Sagrado Corazón. De
forma paralela, cuando nos habituamos a rezar el Rosario, nos acercamos a Jesús
a través de las oraciones de intercesión de su primer discípulo: la Virgen
María.
4. Es un resumen del
Evangelio. Papas tan recientes como San Pablo VI o San Juan XXIII, han
llamado al Rosario “un resumen del Evangelio”. Incluso antes que San Juan Pablo
II introdujera los Misterios Luminosos. Así, tenemos la infancia de Jesús en
los Gozosos, seguido de los Luminosos (que son un compendio de la vida pública
del Señor); los Dolorosos hablan de la Pasión y Muerte y los Gloriosos de su
Resurrección y de la Asunción de María.
5. El Rosario nos puede elevar
a las alturas. Es una maravillosa oración que, si se reza bien y con
perseverancia, nos puede conducir a las alturas de la santidad. La vocalización
del Padre Nuestro y el Ave María la convierten en una meditación del misterio y
de su aplicación en nuestra vida diaria. Es una oración contemplativa que nos
hace penetrar los misterios de la vida de Jesús y de María. Y nos “asociamos”
con ellos.
6. El Rosario puede llevar paz
al mundo, al interior y al exterior. En un mundo como el nuestro necesitamos un
programa de paz, expeliendo lo malo y entronizando lo bueno: a Jesús y a María
como el rey y la reina del mundo, de nuestra provincia, Estado, ciudad, casa o
familia. También de nuestra vida individual y de nuestro corazón. En Fátima la
Virgen lo advirtió: rezar el Rosario es crear un mundo de paz.
7. Una oración para superar
los vicios. El pecado nos puede convertir en esclavos. Jesús mismo dijo que el
pecado era una esclavitud. Como lo demuestran muchas conversiones, el Rosario
aleja de los vicios. Nuestra Señora nos pide pureza. Uno de los mensajes de
Fátima es que muchos pierden la eternidad por la carne, por los pecados
cometidos en contra de la pureza.
8. Oración por la unidad
familiar. Una de las más dolorosas pérdidas de la actualidad es la ruptura de
la familia, de la Iglesia doméstica. Si la familia va bien, la sociedad va
bien, decía San Juan Pablo II. Él mismo pedía rezar el Rosario con dos intenciones:
por la paz del mundo y por la unión de las familias. Y el padre Patrick Peyton
lo expresó así: “La familia que reza junta permanece junta”.
9. El Rosario es una honda
espiritual para derrotar al Diablo. La lucha, ahora, es como la de David contra
Goliat. Con la diferencia de que hoy estamos rodeados de “goliats” por todos
lados: relativismo moral, hedonismo, materialismo… Para ganar la batalla
tenemos que poner como capitana a la Virgen María y llevar con orgullo su más
potente arma: el Santo Rosario, así como David, confiando en Dios, triunfó
contra Goliat… con una humilde honda.
10. Tesoros espirituales
guardados en el cielo. Muchos santos lo han dicho: la Virgen María es “nuestra
moneda” para hacernos millonarios en el cielo. Así las cosas, si quieres ser
millonario en el cielo y salvar tu alma, a tus seres queridos y a muchas otras
almas, comienza, ahora mismo a rezar, fervientemente, el Rosario. Jesús, por la
intercesión de María te guardará un abundante tesoro en el cielo.
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