Nació
el 1 de mayo de 1894 en Hussowitz, Moravia, hija de Antonio y María Stehlik. De
niña trabajó como doméstica y como vendedora ambulante de tabacos.
Hacia
los 15 años decidió hacerse religiosa. Superada la oposición inicial de sus
padres, en 1914 fue recibida entre las Hermanas Franciscanas de la Caridad
Cristiana, en Viena.
Primeramente trabajó en los hospitales Neunkirchen y
Lainz; en 1919 fue trasladada al hospital de Mölding, donde se debió desempeñar
como enfermera en la sala de cirugía; por su gran habilidad se ganó el aprecio
de los médicos, hasta llegar a ser una especie de instructora para los recién
llegados.
Se
prodigaba incansablemente en el servicio a los enfermos y a sus cohermanas, si
bien a veces algunas personas no congeniaban con ella por sus actitudes firmes
y resueltas.
Al
entrar el gobierno nacionalsocialista, comenzó la persecución contra la
Iglesia. Sor María Restituta defendió con firmeza los derechos de los enfermos
y de los pobres y la libertad religiosa de los enfermos, negándose a aceptar
las restricciones injustas que se trataba de imponer.
Personalmente colocó
Crucifijos en los diferentes lugares del hospital, contra expresas
prohibiciones de las autoridades. A lo largo de su vida cultivó una especial
devoción a la Santísima Virgen Dolorosa.
Acusada
injustamente, fue detenida por la Gestapo el 18 de febrero de 1942, era el
miércoles de cenizas.
En la cárcel debió padecer hambre y condiciones
higiénicas infrahumanas durante trece meses, pero desde su celda sigue ayudando
a las mujeres embarazadas y a las compañeras más necesitadas, además de
consolar y apoyar a los condenados a muerte.
Condenada
finalmente a la pena capital, se preparó devotamente: emitió en voz alta su
profesión religiosa y recibió la sagrada comunión, repitiendo: “He
vivido para Cristo y por Cristo ansío morir”.
El
30 de marzo de 1943 muere decapitada.
En el rostro de los asesinos, antes de
que el verdugo levantara el hacha, la hermana Restituta dice el capellán:
"Padre, me dejó en la frente la señal de la Cruz. "
El
Papa San Juan Pablo II, la beatificó el 21 de junio 1998 en Viena.
De
la homilía de Juan Pablo II en la misa de beatificación:
Sor
Restituta Kafka no había alcanzado aún la mayoría de edad cuando expresó su
intención de entrar al convento. Sus padres se opusieron, pero la joven
permaneció fiel a su objetivo de ser religiosa «por amor a Dios y a los
hombres».
Quería servir al Señor especialmente en los pobres y los enfermos.
Ingresó en la congregación de las religiosas Franciscanas de la Caridad
Cristiana para seguir su vocación en el servicio diario del hospital, a menudo
duro y monótono.
Auténtica enfermera, en Mödling se convirtió pronto en una
institución. Su competencia como enfermera, su eficacia y su cordialidad
hicieron que muchos la llamaran sor Resoluta y no sor Restituta.
Por su
valor y su entereza no quiso callar ni siquiera frente al régimen
nacionalsocialista.
Desafiando las prohibiciones de la autoridad política, sor
Restituta colgó crucifijos en todas las habitaciones del hospital. El miércoles
de Ceniza de 1942 fue detenida por la Gestapo.
En la cárcel comenzó para ella
un calvario, que duró más de un año y que concluyó en el patíbulo. Sus últimas
palabras fueron: «He vivido por Cristo; quiero morir por Cristo».
Contemplando
a la beata sor Restituta, podemos vislumbrar a qué cimas de madurez interior
puede ser conducida una persona por Dios. Puso en peligro su vida con su
testimonio del Crucifijo.
Y conservó en su corazón el Crucifijo, dando un nuevo
testimonio de él poco antes de ser llevada a la ejecución capital, cuando pidió
al capellán de la cárcel que le hiciera «el signo de la cruz sobre la frente».
Muchas cosas
nos pueden quitar a los cristianos. Pero la cruz como signo de salvación no nos
la dejaremos arrebatar. No permitiremos que sea desterrada de la vida pública.
Escucharemos la voz de la conciencia, que dice: «Es preciso obedecer a Dios
antes que a los hombres» (Hch 5,29).
Texto
reproducido con autorización de Vatican.va
Si
usted tiene información relevante para la canonización de la Beata María
Restituta, contactese a:
Hermanas
Franciscanas de la Caridad Cristiana
Hartmanngasse
7, A-1050
Wien,
AUSTRIA
Las
Hermanas también se encuentran presentes en Argentina y Paraguay.
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