Fundador de
los Padres y Hermanas pasionistas
Pablo Danei
Massari nació en Ovada, Italia, el 3 de enero de 1694; más tarde se trasladó a
Castellazzo-Bormida, no lejos de su pueblo natal. Su madre le enseñó a
encontrar en la Pasión
de Cristo la fuerza para superar las pruebas. Le recordaba del crucifijo cada
vez que experimentaba algún sufrimiento. Enamorado de Jesús Crucificado desde
su infancia, quiso entregarle toda su vida.
Su padre le
leía las vidas de Santos y esto lo animaba mucho a ser mejor. Aquel buen hombre
le avisaba también acerca de lo peligroso y dañino que es juntarse con malas
compañías. Así lo libró de muchos males.
A los 15
años, un inspirado sermón cambió su vida. Su tema era la frase de Jesús:
"Si no se convierten y no hacen penitencia, todos perecerán". Para Pablo fue el momento que el llama
"conversión". Hizo una confesión general y desde aquel día empezó a
una vida de penitencia muy rigurosa. Dormía en el suelo, ayunaba, dedicaba varias horas de la noche a
rezar y a leer libros santos. Luego organizó con algunos de sus compañeros una
asociación de jóvenes para ayudar a los demás con sus palabras y buenos
ejemplos a ser mejores. Varios de esos muchachos se hicieron religiosos
después. Durante una grave enfermedad, la visión del infierno le horrorizó.
Hacia
1715-1716, deseoso de servir a Cristo, se alistó en el ejército en Venecia.
Quería defender el cristianismo de los turcos que amenazaban a Europa. Pero,
mientras adoraba el Santísimo Sacramento en una iglesia, comprendió que no era
aquella su vocación. Abandonó el camino militar, sirvió algunos meses en una familia
y regresó a casa. Aunque un tío sacerdote le dejaba una herencia para que se
casara, Pablo renunció. Rechazó también unos negocios muy prometedores que le
ofrecían y se quedó por varios años en la casa de sus padres dedicado a la
oración, a la meditación y a practicar la caridad hacia los pobres.
Concluida
la experiencia, el obispo le autorizó a vivir en la ermita de San Esteban de
Castellazzo y a realizar apostolado como laico, ayudando a los sacerdotes a dar
clases de catecismo y dando misiones. En el verano de 1721 viajó a Roma, con el
deseo de obtener del Papa una audiencia, a fin le explicarle las luces
recibidas sobre una futura Congregación. Los oficiales de la residencia Papal
no le dejaron entrar por parecerles un aventurero más.
Votos y
Fracasos
En la
basílica de Santa María la Mayor
de Roma, ante la Virgen
"Salus Populi Romani", hizo voto de consagrarse a promover la memoria
de la Pasión
de Jesucristo.
De regreso
a su pueblo se detuvo un poco en Orbetello, en la ermita de la Anunciación de Monte
Argentario. En Castellazzo se le asoció su hermano Juan Bautista y se fueron a
hacer vida eremítica en Monte Argentario. Después, invitados por Mons.
Pignatelli, estuvieron en la ermita de Nuestra Señora de la Cadena en Gaeta. Mons.
Cavallieri los recibió un tiempo en Troia y volvieron a Gaeta, pero esta vez
fueron al santuario de la
Virgen de la
Civita , en Itri.
Fracasaban
una y otra vez los intentos de fundar una comunidad. Para ser predicadores de la Pasión necesitaban acceder
al sacerdocio por lo que viajaron a Roma. En el hospital de San Gallicano
atendieron a los enfermos mientras estudiaban teología. El Papa los saludó en
el Celio, junto a la iglesia llamada 'La Navicella' y les permitió oralmente fundar en
Monte Argentario. Una vez ordenados sacerdotes en 1727, los dos hermanos
abandonaron Roma para marchar a Monte Argentario.
Los
primeros candidatos que se presentaron pidiendo ser admitidos en la nueva
Congregación encontraron demasiado duro el Reglamento y se retiraron. Mientras
tanto San Pablo de la Cruz
y un compañero suyo viajaban por los pueblos predicando misiones y obteniendo
muchas conversiones.
Comienzos
de la Comunidad
de los Pasionistas
El Papa
Benedicto XIV aprobó los Reglamentos pero suavizándolos un poco. Entonces
empezaron a llegar novicios y pronto tuvo tres casas de religiosos pasionistas.
En todas
las ciudades y pueblos a donde llegaba predicaba acerca de la Pasión y Muerte de
Jesucristo. Le gustaba utilizar símbolos que ayudasen a expresar la pasión. A
veces se presentaba con una corona de espinas en la cabeza, siempre llevaba en
la mano una cruz. Con los brazos extendidos, el santo hablaba de los
sufrimientos de Nuestro Señor en forma que conmovía aun a los más duros e
indiferentes. A veces, cuando el público no demostraba conversión, se azotaba
violentamente delante de todos, por los pecados del pueblo, de modo que hacía
llorar hasta a los soldados y a los bandoleros.
Un oficial
que asistió a algunos de sus sermones decía: "Yo he estado en muchas batallas,
sin sentir el mínimo miedo al oír el estallido de los cañones. Pero cuando este
padre predica me hace temblar de pies a cabeza". Es que Dios le había dado
la eficacia de la palabra y el Espíritu Santo le concedía la gracia de conmover
los corazones.
En los
sermones era duro para no dejar que los pecadores vivieran en paz con sus
vicios y pecados, pero luego en la confesión era comprensivo y amable,
invitándolos a hacer buenos propósitos, animándolos a cambiar de vida, y
aconsejándoles medios prácticos para perseverar siendo buenos cristianos, y
portándose bien.
San
Pablo de la Cruz. Dones
extraordinarios
Dios colmó
a San Pablo de la Cruz
con dones extraordinarios. A muchas personas les anunció cosas que les iban a
suceder. Curó a innumerables enfermos. Estando a grandes distancias, de pronto
se aparecía a alguno para darle algún aviso de importancia y desaparecía
inmediatamente. Rechazaba toda muestra de veneración que quisieran darle pero
las gentes se apretujaban junto a él y hasta le quitaban pedacitos de su sotana
para llevarlos como reliquias y recuerdos.
Con su
hermano Juan Bautista trabajaron siempre juntos predicando misiones, enseñando
catecismo y atendiendo pobres. Como ambos eran sacerdotes, se confesaban el uno
con el otro y se corregían en todo lo necesario. Pablo sufrió mucho la muerte
de su hermano en 1765.
Aunque
desde 1747 San Pablo fue siempre superior general, no dejó de predicar ni de
escribir cartas como director espiritual. El Instituto tropezó con oposiciones
dentro de un sector de la lglesia y la fundación de varios conventos se
suspendió hasta que una comisión pontificia dictaminó en favor de los
Pasionistas.
Religiosas
pasionistas.
San Pablo
de la Cruz fundó
la comunidad de las Hermanas Pasionistas que se dedican también a amar y hacer
amar la Pasión
y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo. Una campesina, Lucía Burlini, le habló de
las "palomas del Calvario", símbolo de unas almas con el mismo
espíritu contemplativo que los religiosos. Aunque Pablo tardó casi cuarenta
años en realizar esta idea, en 1771 nacieron las Pasionistas de clausura en
Corneto, Tarquinia. Al frente puso a María Crucificada Constantini,
benedictina, que con permiso de Clemente XIV pasó al nuevo monasterio.
Últimos
años
En 1772
sintiéndose muy enfermo mandó pedir al Papa su bendición para morir en paz.
Pero el Sumo Pontífice le respondió que la Iglesia necesitaba que viviera unos años más.
Entonces se mejoró y vivió otros tres años.
Después de
la supresión de la Compañía
de Jesús, Clemente XIV llevó a los Padres de la Misión a la iglesia de San
Andrés del Quirinal y concedió a Pablo de la Cruz la casa y la basílica de los Ss. Juan y
Pablo. En ella, junto al Coliseo, vivió los últimos años de su vida; allí
recibió las visitas de Clemente XIV, en 1774, y de Pío V1 en 1775. Y allí
falleció unos meses más tarde, el 18 de octubre de 1775, a la edad de ochenta
años.
Sus
reliquias se conservan en la capilla que se inauguró en 1880. En 1867 fue
declarado santo.
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