MÁRTIR
LASALLANO Héctor Valdivielso nació en Buenos Aires el 31 de Octubre de 1910, en
la actual calle Treinta y Tres Orientales Nº 1075. Fue bautizado en la
parroquia San Nicolás de Bari el 26 de Mayo de 1913.
Sus padres,
oriundos de España, llegaron a la
Argentina, buscando mejorar su vida, sin embargo, pocos años
después regresaron a Briviesca (Provincia de Burgos).
En el año
1922, surge en Héctor la idea de hacerse religioso e ingresa en el estudiantado
lasallano de Bujedo. Los hermanos lasallanos tenían en Lembecq-le-Hall (Bélgica),
un colegio misionero, que acogía estudiantes de distintas naciones. Allí fue
enviado Héctor con un grupo de aspirantes. En el mismo instituto, hizo el
postulantado y el 6 de Octubre de 1926 recibe el hábito. Con él se le adjudica
el nombre nuevo: Hermano Benito de Jesús.
Terminado
el año de noviciado el 7 de Octubre de 1927, Héctor emitió sus votos religiosos
de pobreza, castidad y obediencia y en seguida regresó a Bujedo para realizar
sus estudios de profesor. El 14 de Agosto de 1929, llegó a Astorga, que sería
su campo magisterial. Pero él no se conformaba con la actividad meramente
académica y se dedica a la
Congregación de los Tarcisos, para promover la devoción
eucarística.
Con
intuición muy fina, se abrió al gran mundo de los medios de comunicación y,
conociendo sus dotes literarias, se comprometió con el apostolado de la buena
prensa. El periódico “Luz de Astorga”, le abrió sus páginas, para que se
explayara sobre los temas de su predilección.
El año
1934, anuncia días muy tristes para toda España y, sobre todo, para la iglesia.
El odio y las luchas de clases eran avivados por los malos gobiernos y
aprovechados por los nacientes grupos de izquierda. Característica general de
las proclamas, era el ataque a la religión, a los símbolos religiosos y en
especial a las personas eclesiásticas: sacerdotes y religiosos. Antes de llevar
a cabo la
Revolución Nacional, los dirigentes decidieron un ensayo en
Cataluña y Asturias. En los quince días que duró el intento revolucionario,
fueron asesinados en Asturias treinta y tres sacerdotes y destruidas diecisiete
iglesias.
Al ser
promulgada la ley que prohibía la docencia a los miembros de congregaciones
religiosas, los hermanos lasallanos tuvieron que dar por concluidas sus labores
en Astorga y dejar paso a profesores seglares. Tomaron sus petates, se quitaron
el hábito y se dirigieron a Turón, donde se presentaron como profesores
seglares.
Durante la
noche del 4 al 5 de Octubre de 1934, estalla la revolución y fueron detenidos
los 3 sacerdotes de Turón. Avisados los hermanos lasallanos, intentan celebrar
una misa que les impiden terminar. Los ocho hermanos fueron detenidos y
llevados a la cárcel instalada en Casa del Pueblo. Estuvieron en esta cárcel
desde el día 5 hasta el 8 de Octubre. El día 9 de Octubre a la una de la
mañana, amparándose en la oscuridad de la noche, entran en la cárcel del pueblo
dos miembros del Comité, empuñando sendas pistolas y acompañados por dos
escopeteros, despojan a los detenidos de sus bienes y les comunican que los
llevaban a las líneas de fuego de Oviedo, pero en realidad los encaminaron al
cementerio.
Las once
víctimas – 8 hermanos lasallanos, entre los que se encontraba Héctor, el padre
Inocencio, pasionista confesor y dos jefes de carabineros – fueron alineados
delante de las fosas, con el rostro mirando a su colegio y a los escopeteros. A
la orden de fuego dos descargas segaron las vidas de los mártires, cuyos
cuerpos cayeron en las fosas y fueron rematados a pistoletazos.
El Papa
Juan Pablo II, beatifica a Héctor Valdivieso Sáez y a sus compañeros el 29 de
abril de 1990 y el 21 de noviembre de 1999, los canoniza, o sea, los proclama
santos, amigos de Dios e intercesores de los hombres.
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