viernes, 31 de julio de 2020

Nuevos trabajos.

Recién terminadas, espero que les gusten y en otras entradas les contaré el paso a paso que seguí para realizarlas. 
Dios los bendiga.

Virgen de la Merced



Santa Teresita del Niño Jesús



Medalla Milagrosa



miércoles, 22 de julio de 2020

Nueva imagen.

Espero que les guste esta nueva imagen de San Patricio, el patrono de Irlanda. En otra entrada les mostraré el paso a paso que seguí para poderla realizar. Dios los bendiga.

San Patricio



viernes, 17 de julio de 2020

La Virgen de la Merced rumbo a su nueva casa.




Otra de nuestras imágenes ya encontró su casa, esta vez es la imagen de la Virgen de la Merced, que irá al Comando de Adiestramiento y Alistamiento del Ejército, sito en Campo de Mayo, Buenos Aires, Argentina. Ella como Buena Madre y Generala del Ejército Argentino, se encargará de proteger y defender a nuestros valientes soldados.

Le agradezco al Comandante de Adiestramiento y Alistamiento y al personal de la Brigada de Monte XII, por su amable e interesante charla, pero principalmente por su entrega al bien común y a la defensa de sus ciudadanos. Espero volverlos a ver y compartir con ustedes una charla más larga. 
Que María los acompañe, proteja y guíe en todo momento". 



jueves, 9 de julio de 2020

Nueva imagen.

San Daniel Comboni, obispo en África, que tanto bien hizo en ese continente. Espero que les guste y en otra entrada les contaré el paso a paso de cómo lo hice. Bendiciones para todos.

San Daniel Comboni



miércoles, 8 de julio de 2020

El hábito franciscano y sus variedades.


De las túnicas que se conservan de San Francisco sabemos que éstas tenían forma de cruz o de tau, como expresión de que el Hermano Menor debe crucificar en sí mismo las pasiones de este mundo

Por: Fr. Tomás Gálvez | Fuente: fratefrancesco.org

Al ser lo primero que salta a la vista de quien se acerca a los franciscanos, el tema del hábito suscita curiosidad y extrañeza a la vez, pues su forma y color varía según las distintas familias franciscanas. 

Hay que aclarar, en primer lugar, que ninguna de las actuales órdenes o congregaciones franciscanas, ni por forma ni por color, viste el hábito de San Francisco, que era en forma de cruz y de lana gris. El paño, en efecto, no era teñido, sino tejido con lana blanca y negra natural entremezclada que le daba un color ceniciento.


Hay quien afirma que el Santo de Asís y sus compañeros al principio no vestían de forma diferente a los pobres y campesinos de su tiempo, pero eso no es lo que se deduce de sus escritos y biografías. Es cierto que el modo de vestir de los frailes Menores (túnica larga, capucho, cuerda y calzones) era más pobre que el de cualquier religioso de aquel tiempo, mas no por eso dejaba de ser una divisa religiosa que los diferenciaba de los seglares.

Las dos Reglas de San Francisco y los biógrafos del Santo hablan de la humildad y vileza del hábito de los Hermanos Menores, sin ofrecer detalles en cuanto al color o la forma de la túnica y del capucho, pues lo más importante para Francisco y a sus compañeros era la modestia y la pobreza.

La segunda Regla impone a los frailes no juzgar ni despreciar "a los que visten ropas suaves y de colores", por lo que deducimos que el color debía de ser natural. Gracias a los biógrafos y a las túnicas que se conservan de San Francisco sabemos que éstas tenían forma de cruz o de tau, como expresión de que el Hermano Menor debe crucificar en sí mismo las pasiones de este mundo.

En cuanto al color, sólo en el Espejo de Perfección leemos que el Santo prefería a la alondra entre todas las aves, porque "tiene un capucho como los religiosos y es un pájaro humilde... Su ropaje, o sea las plumas, tiene el color de la tierra, y ella da ejemplo a los religiosos de que no hay que tener ropa delicada o de colores, sino modesta en el precio y el color, igual que la tierra, que es el elemento más vulgar". 

Pero la tierra, como todos sabemos, tiene infinidad de tonalidades. Tomás de Celano, en el Tratado de los Milagros, habla de un "paño ceniciento" como el de los cistercienses de Tierra Santa, que Jacoba de Settesoli le trajo de Roma a Francisco moribundo. La única referencia al color del hábito del Santo la encontramos en la Crónica de Roger de Wendover (muerto en 1236) y de Mateo Paris, donde se dice que "los frailes que se llaman menores... caminaban descalzos, con cinturón de cuerda, túnicas grises, largas hasta los tobillos y remendadas, con un capucho basto y áspero".

En un documento del año 1233, el rey de Inglaterra ordenaba al vizconde de Londres la adquisición de una cierta cantidad de paños, la mitad de "blaunchet" o blanco para los Dominicos, y la mitad de "griseng" o gris para los Menores. En 1259, el vizconde de Cerwich compraba también ciertos paños de "russet" para las tunicas de los frailes Menores de Reading. El "russet" era el "rusetus pannus" de color rojizo, resultado de la mezcla natural de lana blanca y parda.

Las Constituciones de Narbona del 1260 establecían que "las túnicas exteriores no sean ni del todo negras, ni del todo blancas", lo cual dejaba un amplio margen de tonalidades de grises. En los frescos de Giotto de la Basílica superior de Asís podemos ver, en una misma escena, hábitos grisáceos y rosados, pero siempre en tonos claros. Las Constituciones Farinerias del 1354 sólo imponen que los superiores no permitan el uso de paños con "motas de diferentes colores, ni demasiado cercanos al blanco ni al negro".




La variedad de tonalidades del hábito primitivo se debía, aparte de la diversidad natural del color de la lana, al hecho de que el paño para las túnicas no se confeccionaban expresamente para los frailes, sino que éstos los recibían como limosna por los benefactores. Eran ellos, por tanto, quienes elegían el color y la calidad del paño, aunque siempre bajo el control del superior, según las Decretales de Juan XXII (1317) y Benedicto XII (1336).

Mayor rigidez en el color se observa a partir de la división de la Orden, ocurrida en 1517, sobre todo por el valor simbólico del gris, que recuerda la ceniza y el polvo de que estamos hechos, y la penitencia. El gris fue el color oficial para todos los franciscanos hasta mediados del siglo XVIII. Tanto es así que, debido a las dificultades para conseguir tal paño en cantidad suficiente, hubo un momento en que las Constituciones de los Observantes y de los Capuchinos ordenaron que cada provincia fabricase sus propios paños para conseguir la máxima uniformidad. 

El capítulo general del 1694 de la Regular Observancia, por ejemplo, ordenaba que "se fabriquen paños del todo semejantes en el color y calidad, en la trama y en el grosor, tejidos con lana blanca y negra mezclada en tal proporción que resulte, a juicio de los expertos, un paño ceniciento como lo vemos en los hábitos y capas de N. P. S. Francisco, S. Bernardino de Siena y S. Juan de Capistrano, los cuales, aunque se conserven en provincias y países distintos, son de un mismo color ceniza, más o menos claro".


En los Menores Conventuales se nota una cierta tendencia al negro ya en la segunda mitad del siglo XVIII, aunque sus Constituciones Urbanas, en la edición del 1803 imponían el hábito gris ceniza. Esta prescripción desapareció en la edición de 1823, en parte porque con la Supresión napoleónica, habiéndose extinguido las corporaciones religiosas, sus miembros se vieron obligados a asumir el hábito talar negro del clero secular. 

Restaurada la Orden, los frailes prefirieron continuar con el color negro, aunque hoy el gris se está recuperando de nuevo, de manera que ya lo visten casi todos los conventuales de Asia, África y América, así como los de Australia y algunas provincias europeas.

Los Frailes Menores Observantes pasaron del color ceniza al marrón hace poco más de un siglo, en la segunda mitad del siglo XIX. Se empezó en Francia y se impuso para toda la Orden en el capítulo de Asís del 1895, cuando León XIII reunificó en una sola a las distintas familias reformadas: observantes, alcantarinos, recoletos y reformados ("El color artificial de las vestiduras exteriores se parezca al color de la lana natural negruzca con tendencia al rojo, color que en italiano se llama marrone, y en francés marron").

Los Menores Capuchinos siguieron de algún modo la evolución de los Observantes, aunque, para evitar cualquier diferencia local, en 1912 se estableció que el color del hábito tenía que ser castaño, el mismo que el de los observantes, aunque algo más amarillento.

El más parecido en la forma al de San Francisco es el hábito de los Capuchinos, por su capucho alargado y cosido al cuello de la túnica. El hábito de los Observantes se distingue por ser más ajustado y por el capucho suelto que cae sobre los hombros en forma de esclavina corta por delante y a los lados, y alargada por detrás, hasta la cintura. 

El hábito de los Conventuales es parecido al de los Observantes, pero el capucho es más pequeño y la esclavina más baja, hasta casi tocar los codos. El hábito de los Terciarios Regulares o frailes del TOR era hasta hace pocos años de igual forma y color que el de los Conventuales, pero ahora han vuelto al color tradicional gris, con esclavina baja y puntiaguda por detrás y por delante.

Más recientemente han surgido algunas congregaciones franciscanas con hábitos diferentes, pero muy semejantes a los ya citados, con túnica y capucho gris o marrón. Pero también los hay tirando a celeste, como el de los Franciscanos de la Inmaculada, e incluso de color verde. 

No obstante, a pesar de las diferencias de forma y color, el distintivo común de todos los franciscanos y franciscanas, que los hace diferentes de cualquier otra Orden o Congregación de la Iglesia, es el uso exclusivo del cordón de lana blanca, que Francisco eligió para ceñirse la cintura, para cumplir fielmente el mandato de Cristo, que envió a sus apóstoles por el mundo "nada para el camino", ni siquiera el cinturón (cf. Mateo 10).

En cuanto al calzado, San Francisco caminó siempre descalzo, de acuerdo con el mandato de Jesús a los apóstoles: "no llevéis sandalias..."

Sólo en los dos últimos años de su vida, para ocultar las vendas ensangrentadas por los estigmas de los pies, tuvo que llevar zapatos de piel o de paño, como se pueden ver en las reliquias de Asís.

 La Regla sólo dice que los frailes pueden usar calzado en caso de necesidad. Las sandalias, sin embargo, se impusieron pronto, como puede verse en las pinturas de Giotto, donde todos los frailes, excepto Francisco, las llevan del mismo modelo. Más tarde, los reformados que vivían en las ermitas empezaron a usar unas sandalias con suelas altas de madera llamadas zuecos o "zoccoli", de ahí que en Italia los Observantes fuesen también conocidos por mucho tiempo como frailes "zoccolanti".

miércoles, 1 de julio de 2020

Imagen de San Maximiliano Kolbe (grande).


Esta imagen de San Maximiliano Kolbe, la he realizado con la técnica de telas encoladas y masillas epoxídicas. Está hecha con la misma técnica que se han utilizado para hacer las imágenes de la Dulce Espera, Santa Bernardita, Madre Teresa, Santa Clara de Asís, Padre Damián o Juan Pablo II, entre otros. ¿Cómo se hace? te lo cuento ahora por si no leíste algunos de los trabajos anteriores. En cuatro pasos básicos la realizaremos. Atención: tómate tu tiempo para cada uno de ellos. Nunca apures las cosas, esto es como la buena fruta, precisa un tiempo para madurar y así será espléndida.



1-    Se comienza con la cabeza, los pies y las manos. Ideando la ropa (para esto es preciso ver estampas u otras estatuas para que nos quede muy bien) y las actitudes de la imagen que le queramos dar (esto lleva bastante tiempo). Se va pensando en todos los detalles que se le quieren hacer (ubicación de las manos, de los pies, capucha, cinturón, Rosario, etc.).

2-    Se parte de un soporte (que puede ser de alambre, madera, plástico, cartón, telgopor, etc. Al que se le van marcando las partes del cuerpo. TENER EN CUENTA LAS PROPORCIONES. En un QUI DOCET, DISCIT (1º de septiembre de 2011), te conté sobre las proporciones corpóreas más comunes que debes tener en cuenta a la hora de hacer una imagen. Se van añadiendo pequeñas almohadillas con algodón para darle volumen a las partes del cuerpo. Como es un varón, le damos un poco más a la caja torácica y a la espalda y menos para las caderas. Se pinta la cara y las manos. Se añade la cabeza y se la fija con masilla epoxídica. Se pinta la base, en este caso es de madera, se barniza y se la protege con papel film para que no se manche.














3-    Se corta la vestimenta en tela de algodón o lino (NO SINTÉTICO). A todas estas partes se les pasan una mezcla de cola de carpintero, tiza, enduído y colorantes. Por lo menos 2 manos y de ambos lados. El orden de armado es: mangas, túnica, capilla y capucha. Dejar secar muy bien entre tela y tela, lo mismo cuando se pinta, DEJAR SECAR MUY BIEN ENTRE MANO Y MANO. Nos vamos ayudando con alfileres para mantener a cada tela en su lugar. Aprovechamos para ir haciendo el rosario que llevará la imagen. Una vez que esté totalmente pintada, se procederá a la decoración con los distintos elementos, en este caso lo haré sosteniendo unas revistas del Caballero de la Inmaculada, en polaco y japonés, creadas por San Maximiliano. Siempre lo último en poner es la aureola.




4-    Sacar el papel adherente de la base, cara y manos. Seguir decorando con otros detalles (cinturón con nudos, rosario y aureola). Retocar con pigmentos al tono las marquitas que hubiéramos dejado y retocar con los colores apropiados para crear sombras. Trabajo terminado y listo para exponer.

EL PASO A PASO:



PAZ Y BIEN para todos.