"Yo
era como una piedra en una profunda mina; y aquel que es poderoso vino, y en su
misericordia, me levantó y me puso sobre una pared." -San Patricio
Nacido en
Gran Bretaña (Bennhaven Taberniae (pueblecito de Escocia que hoy no se
encuentra en los mapas) hacia el 385, muy joven fue llevado cautivo a Irlanda,
y obligado a guardar ovejas. Recobrada la libertad, abrazó el estado clerical y
fue consagrado obispo Irlanda, desplegando extraordinarias dotes de
evangelizador, y convirtiendo a la fe a numerosas gentes, entre las que organizó
la Iglesia. Murió
el año 461, en Down, llamado en su honor Downpatrik (Irlanda).

La Divina
Providencia aprovechó este tiempo de
esclavitud, de rudo trabajo y sufrimiento, para espiritualizarlo, preparándolo
para el futuro, ya que el mismo dijo que hasta entonces "aún no conocía al
verdadero Dios", queriendo decir que había vivido indiferente a los consejos
y advertencias de la Iglesia.

Lo más
importante es que para entonces, como el lo dice: "oraba de continuo
durante las horas del día y fue así como el amor de Dios y el temor ante su
grandeza, crecieron mas dentro de mí, al tiempo que se afirmaba mi fe y mi
espíritu se conmovía y se inquietaba, de suerte que me sentía impulsado a hacer
hasta cien oraciones en el día y, por la noche otras tantas. Con este fin,
permanecía solo en los bosques y en las montañas. Y si acaso me quedaba
dormido, desde antes de que despuntara el alba me despertaba para orar, en
tiempos de neviscas y de heladas, de niebla y de lluvias.
Por entonces estaba
contento, porque lejos de sentir en mi la tibieza que ahora suele embargarme,
el espíritu hervía en mi interior".


Finalmente
llegaron a lugar habitado y así Patricio quedó a salvo a la edad de veintidós o
veintitrés años y volvió a su casa. Con el tiempo, durante las vigilias de
Patricio en los campos, se reanudaron las visiones y, a menudo, oía "las
voces de los que moran mas allá del bosque Foclut, mas allá del mar del oeste y
así gritaban todas al mismo tiempo, como si salieran de una sola boca, estas
palabras: 'Clamamos a ti, Ho joven lleno de virtudes, para que vengas entre
nosotros nuevamente' ".
"Eternas gracias deben dársele a Dios, agrega, porque al cabo de
algunos años el Señor les concedió aquello por lo que clamaban".
No hay ninguna
certeza respecto al orden de los acontecimientos que se produjeron desde
entonces.

Algunos
historiadores sostienen, que en esa época hizo un viaje a Roma y que, el Papa
Celestino I fue quien le envió a Irlanda con una misión especial, ya que su
primer enviado Paladio nunca logró cumplir porque a los doce meses de haber partido
murió en el norte de Britania. Para realizar esa misión encomendada por el
Pontífice, San Germán de Auxerre consagró obispo a Patricio.
Puesto que
dependemos de datos confusos, legendarios y muchas veces contradictorios, de
sus primeros biógrafos, es materialmente imposible obtener detalles del heroico
trabajo en las tierras donde había estado cautivo. La tradición afirma que
trabajó en el norte, en la región de Slemish, que dicen fue la misma donde
Patricio cuidaba el ganado y oraba a Dios cuando era un joven esclavo. Una
anécdota que antiguamente la tenían por auténtica en Irlanda relata que cuando
el amo se enteró del regreso de Patricio convertido en venerado predicador, se
puso tan furioso que prendió fuego a su propia casa, pereciendo en medio de las
llamas.

Utilizaba
un lenguaje sencillo al evangelizar. Por ejemplo, para explicarles acerca de la Santísima Trinidad,
les presentaba la hoja del trébol, diciéndoles que así como esas tres hojitas
forman una sola verdadera hoja, así las tres personas divinas, Padre, Hijo y
Espíritu Santo, forman un solo Dios verdadero. Todos lo escuchaban con gusto,
porque el pueblo lo que deseaba era entender.
San
Patricio y sus enemigos
Sus
acérrimos opositores fueron los druidas, representantes de los dioses paganos.
También sufrió mucho a manos de los herejes pelagianos, que para arruinar su
obra recurrieron inclusive a la calumnia. Para defenderse, Patricio escribió su
Confessio. Por fortuna poseemos una colección bastante nutrida de esos
escritos, que nos muestra algo de el mismo, como sentía y actuaba.
Circulaba
entre los paganos un extraño vaticinio, una profecía, respecto al santo, que
Muirchu, su historiador nos transmite textualmente así: "Cabeza de azuela
(referencia a la forma aplanada de la cabeza tonsurada) vendrá con sus
seguidores de cabezas chatas, y su casa (casulla o casuela, es decir casa
pequeña) tendrá un agujero para que saque su cabeza. Desde su mesa clamará
contra la impiedad hacia el oriente de su casa. Y todos sus familiares
responderán, Amén, Amén". Los augurios agregaban esto todavía: "Por
lo tanto, cuando sucedan todas estas cosas, nuestro reino, que es un reinado de
idolatría, se derrumbará".

No obstante
los contratiempos, el trabajo de la evangelización de Irlanda, siguió firme. En
varios sitios de Irlanda, construyó abadías, que después llegaron a ser famosas
y alrededor de ellas nacieron las futuras ciudades. En Leitrim, al norte de
Tara, derribó al ídolo de Crom Cruach y fue uno de los lugares donde edificó
una de las iglesias cristianas. En la región de Connaught, realizó cosas
notables. En la población de Tirechan se conservó para la posteridad la historia
de la conversión de Ethne y Fedelm, hijas del rey Laoghaire. También existen
las narraciones de las heroicas predicaciones de San Patricio en Ulster, en
Leinster y en Munster.


El
Sínodo
Hay muchas
y buenas razones para creer que San Patricio convocó a un sínodo, seguramente
en Armagh, no se mencionó el sitio. Muchos de los decretos emitidos en aquella
asamblea, han llegado hasta nosotros tal como fueron redactados, aunque no cabe
dudas que a varios de ellos se le hicieron añadiduras y enmiendas. En esa época
San Patricio era ya un anciano con la salud quebrantada por el desgaste físico
de sus austeridades y de sus treinta años de viajes de evangelización.
Probablemente el sínodo haya tenido lugar cuando los días del santo ya estaban
contados
Vida de
Santidad
Solo
llegaremos a comprender el hondo sentimiento humano que tenía el santo y el
profundo amor a Dios que lo animaba, si estudiamos detenidamente sus escritos
contenidos en las "Confesiones", la Lorica y la carta a Coroticus de San Patricio.
Conoceremos el secreto de la extraordinaria impresión que causaba a los que lo
conocían personalmente. Patricio era un hombre muy sencillo, con un gran
espíritu de humildad. Decía que su trabajo misionero era la simple actuación de
un mandamiento divino y que su aversión contra los pelagianos se debía al
absoluto valor teológico que él atribuía a la gracia. Era profundamente
afectuoso, por lo que vemos en sus escritos referirse tantas veces al inmenso
dolor que le produjo separarse de su familia de sangre y de su casa, a la que
le unía un gran cariño. Era muy sensible, le hacía sufrir mucho que digan que
trabajaba en la misión que había emprendido para buscar provecho propio, por
eso insistía tanto en el desinterés que lo animaban a seguir trabajando.

La
santidad da frutos
El buen
éxito de la misión de San Patricio se debe ante todo a su fe por la que se
disponía a cualquier sacrificio y a la inteligente organización que supo crear
en esa isla, carente de ciudades y dividida en muchas tribus o clanes,
dirigidos por un jefe independiente cada una. El supo adaptarse a las
condiciones sociales del lugar, formando un clero local, consagró obispos y
sacerdotes y fundo monasterios y pequeñas comunidades cristianas dentro del
mismo clan, sin rechazar usos ni costumbres tradicionales. Tuvo la feliz idea
de que el obispo de cada región fuera al mismo tiempo el Abad o superior del
monasterio más importante del lugar, así cada obispo era un fervoroso religioso
y tenía la ayuda de sus monjes para enseñar la religión al pueblo.
La obra de
evangelización pudo progresar rápidamente gracias también a que San Patricio
atrajo muchos discípulos fieles, como Benigno quién estaba destinado a
sucederle. Siempre fue muy fiel a la
Iglesia y, a pesar de la distancia, el santo se mantenía en
contacto con Roma. En el año 444 se fundó la iglesia catedral de Armagh (hoy
Armoc), la sede principal de Irlanda, dato que está asentado en los
"Anales de Ulster". Es probable que no haya pasado mucho tiempo antes
que Armagh se convirtiera en un gran centro de educación y administración.
San
Patricio, en el transcurso de 30 años de apostolado, convirtió al cristianismo
a "toda Irlanda". El propio santo alude, más de una vez, a las
"multitudes", a los "muchos miles" que bautizó y confirmó.
"Ahí", dice San Patricio, "donde jamás se había tenido
conocimiento de Dios; allá, en Irlanda, donde se adoraba a los ídolos y se
cometían toda suerte de abominaciones, ¿cómo ha sido posible formar un pueblo
del Señor, donde las gentes puedan llamarse hijos de Dios?

En las "Confesiones", que
fueron escritas hacia el fin de su vida, dice el santo: "A diario estoy a
la espera de una muerte violenta, de ser robado, de que me secuestren para
servir como esclavo, o de cualquier otra calamidad semejante". Pero más
adelante agrega: "Me he puesto en manos del Dios de misericordia, del
Todopoderoso Señor que gobierna toda cosa y, como dijo el profeta: 'Deja tus
cuidados con el Señor y El proveerá la manera de aliviarlos".
En esta
confianza estaba, sin duda su incansable valor y la firme decisión de San
Patricio a lo largo de su heroica carrera. Su fortaleza de no permitir a los
enemigos del catolicismo que propagaran por allí sus herejías, fue una de las
razones para que Irlanda se haya conservado tan católica.

Según un
cronista de Britania, Nennius, San Patricio subió a una montaña a rezar y hacer
ayuno y "desde aquella colina, Patricio bendijo al pueblo de Irlanda y, el
objeto que perseguía al subir a la cima, era el de orar por todos y el de ver
el fruto de sus trabajos…Después, en edad bien avanzada, fue a recoger su
recompensa y a gozar de ella eternamente. Amén". Patricio murió y fue
sepultado en el año 461, en Saúl, región de Stragford Lough, donde había
edificado su primera iglesia.
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