Si bien es cierto de que DIOS ESTÁ EN TODAS PARTES, hasta entre las
cacerolas, decía Santa Teresa de Jesús, la gran doctora carmelita. Para los que hacemos imaginería, sabemos que el rezar cuando se confeccionan imágenes, es inevitable. Hay
que reconocer que si se entra a una capilla, oratorio, iglesia o
catedral y se la ve sobria, con detalles delicados, con buena
iluminación y en silencio, uno se siente más atraído al diálogo con el
Señor.
No en vano el Papa Francisco, exhorta cada vez más a
vivir una liturgia verdadera, sin show ni luces psicodélicas, en
iglesias recatadas y guardando las normas básicas del buen gusto, la
tradición católica y el decoro.
Qué fantástico es entrar a
algunos de estos lugares y sentirse como en casa, cómodo, alegre,
rodeado de amistad, serenidad y paz. Cuánta alegría da al alma ese rato
íntimo entre el Señor, la Virgen María nuestra Buena Madre o nuestros
amigos los santos y poderles agradecer y pedir por nuestras necesidades y
la de los demás. Qué gratificante es el silencio en estos benditos
lugares y la soledad de algún rinconcito oculto que nos lleva a momentos
de paz absoluta.
Por eso tenemos que respetar cada vez más estos lugares, no son sitios vulgares y por lo tanto merecen el mayor de los respetos.
Queridos
amigos los invito a vivir esta experiencia, acérquense a sus parroquias
o capillas y disfruten del diálogo con el BUEN DIOS que siempre nos
está esperando y deseando que lo vayamos a ver. EL tiene mucho para
regalarnos por eso abramos nuestros corazones y hablémosle con total
franqueza. Dios los bendiga!!!!!.
No hay comentarios:
Publicar un comentario