25 de julio de 2014.
Ciudad del Vaticano (AICA): En medio del receso de verano de
la Curia Romana, y liberado de las audiencias que tiene a diario, el papa
Francisco sorprendió a los empleados del centro industrial del Vaticano: a la
hora del almuerzo, el pontífice ingresó al comedor e hizo la fila, como un
empleado más, para servirse la comida. Luego se sentó entre ellos y compartió
una charla amena.
Las imágenes, difundidas rápidamente por los mismos
empleados que estaban almorzando, muestran al Santo Padre haciendo la cola para
servirse el almuerzo, sosteniendo una bandeja de plástico. El menú elegido fue
muy similar al del resto: una botella de agua, un plato principal y un pequeño
postre.
“Se presentó aquí, agarró su bandeja, los cubiertos, y se
puso a hacer la fila para que le sirviéramos", contó a Radio Vaticana el
chef del comedor, Franco Paini. Francisco comió pasta cocida y merluza.
En medio del diálogo, el Papa se interiorizó por la vida de
cada uno. “Nos presentamos, nos preguntó cómo estábamos, qué trabajo hacíamos y
nos felicitó”, contó un empleado.
No es la primera vez que el pontífice sorprende a los
obreros del Vaticano: el verano pasado, Francisco visitó a los empleados de la
zona industrial y se detuvo a hablar especialmente con los carpinteros que
encontró por las calles del microestado que él preside.
También, en marzo de 2013, Francisco compartió la misa con
jardineros y barrenderos del Vaticano. Aquella vez, la presencia del pontífice
despertó el asombro de los empleados, que se maravillaron al verlo sentado en
la última de fila de bancos, desde donde tuvo un momento de oración personal.
De a poco, los empleados del Vaticano se van haciendo la
costumbre de encontrarse con el Papa en lugares y ocasiones inesperadas.
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