lunes, 5 de marzo de 2018

Mi viaje a Lisieux.




Otra de las gracias que Dios me ha dado, fue poder visitar Lisieux. Cuando era joven había leído la autobiografía de Santa Teresita “Historia de un alma” y quedé realmente impactado por la sencillez de ella y me enseñó que se puede alcanzar la santidad haciendo lo cotidiano, pero por amor a Dios. 

Ella nunca tuvo gestos sobrenaturales, ni visiones, ni nada que se le parezca, solamente amó a Cristo y se convirtió en su pequeña niña, su flor predilecta del jardín de Dios. Sin salir del convento, es la protectora, Junto a San Francisco Javier, de los misioneros y las misiones. Supo soportar con humildad, paciencia y caridad los defectos de sus otras hermanas. 




El Señor le da una prueba muy grande, su enfermedad, la tuberculosis. La vive crucificada junto a Cristo en la cruz y siendo aún muy joven (24 años) vuela a la casa del Padre, el 30 de septiembre del año 1897. En fin, podría estar horas hablando de ella.

 Lo cierto es que con mis 55 años, reviví algunos relatos de “Historia de un alma”, su amada casa de los Buissonnets, donde dicho por ella misma, fue tan feliz y es en ese lugar, que descubre su futura entrega a Dios por medio del Carmelo. 

Vive contenta junto a su padre y hermanas, en esa casa la Virgen de la Sonrisa es su aliada, ya que la adopta como madre, una vez que muere su mamá. Ver sus objetos, su casa, el lugar donde le pide permiso a su padre para hacerse carmelita, su jardín, sus juguetes, realmente emociona. 

El Papa Pio XI la canonizó el 17 de mayo de 1925 y San Juan Pablo II la declara Doctora de la Iglesia en el año 1997.


En Lisieux también está la Basílica dedicada a ella, hermosa. Podemos ver reliquias de ella, de San Juan Pablo II y en la cripta, la urna que contiene los restos de sus santos padres: Marie Zelia Guerin y Louis Martin. 


Fueron canonizados el 18 de octubre de 2015 y su fiesta se celebra el 12 de julio, fecha en que contrajeron matrimonio. Fue el segundo matrimonio que alcanza el honor de los altares, los primeros fueron Luigi y Maria Beltrame Quattrocchi, beatificados por San Juan Pablo II en el año 2001.



Otro lugar interesante es el Carmelo de Lisieux, ahí reposan sus restos y los de sus hermanas de sangre y de congregación. Hay una imagen de Santa Teresita en una urna y debajo de ella sus restos.

 Cuenta también con un museo en el que se pueden ver sus objetos personales y repasar su historia en forma muy clara y didáctica.

Le agradezco a Dios este regalo y lo comparto con todos ustedes.



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