domingo, 14 de octubre de 2018

14 de octubre: La Iglesia de fiesta por los siete nuevos santos.



Este domingo 14 de octubre, en la Plaza de San Pedro en el Vaticano, el Papa Francisco presidió la Santa Misa con el rito de canonización de siete beatos. Entre ellos, el Papa Pablo VI y Mons. Óscar Romero, dos sacerdotes, un joven laico y dos religiosas.
Renato Martinez – Ciudad del Vaticano

Hoy, la Iglesia proclama siete nuevos santos, sus vidas y testimonios representan una riqueza para la humanidad, son siete carismas diferentes los que celebra el pueblo de Dios reunido alrededor del Vicario de Cristo, el Papa Francisco quien presidió la Santa Misa con el rito de canonización, este domingo 14 de octubre, en la Plaza de San Pedro en el Vaticano.

El Papa Pablo VI

Nació el 26 de septiembre de 1987 en Concesio, Brescia. Ordenado sacerdote casi a los 24 años. A partir de 40 años comenzó su servicio en la Secretaría de Estado. Durante la Segunda Guerra Mundial promueve la asistencia caritativa y la hospitalidad hacia los perseguidos por el nazi-fascismo, especialmente por los judíos. Nombrado en 1954 Arzobispo de Milán. Elegido posteriormente como Sucesor de Pedro el 21 de junio de 1963: conduce y aplica el concilio, viajes apostólicos, diálogo ecuménico. Muere el 6 de junio de 1978. Beatificado en 2014 por el Papa Francisco.



Mons. Óscar Romero


Nació el 15 de agosto de 1917, en Ciudad Barrios, San Miguel, El Salvador. Ordenado sacerdote a los 24 años. Desarrolla su ministerio sacerdotal en su diócesis de San Miguel durante 20 años. En 1970 es nombrado Obispo Auxiliar de San Salvador, posteriormente Obispo para la diócesis de Santiago de María. En 1977 Pablo VI lo nombra Arzobispo de San Salvador. Su predicación atrae el corazón de los salvadoreños, conmovido por los sufrimientos de los más débiles denuncia el pecado social convirtiéndose en voz de los sin voz. Muere asesinado mientras celebraba la Misa el 24 de marzo de 1980. Declarado Beato en 2015.

Francisco Spinelli

Nació el 14 de abril de 1853, en Milán. Es ordenado sacerdote en 1975. Mientras vive en Roma tiene la inspiración de iniciar una comunidad de jóvenes mujeres que consagren sus vidas al Señor presente en la Eucaristía. Después del encuentro con Santa Catalina Comensoli funda el Instituto de las Hermanas Adoratrices del Santísimo Sacramento. Ejerció como Fundador y Superior. Muere el 6 de febrero de 1913. Beatificado en 1992 por San Juan Pablo II.

Vicente Romano

Nació el 3 de junio de 1971, cerca de Nápoles. Ordenado sacerdote a los 24 años. Su ministerio sacerdotal se caracterizó por una atención especial a los últimos y un compromiso por la educación de los niños y jóvenes. Cuando una violenta erupción de lava del Vesubio destruye casi por completo Torre del Greco se convierte en el alma de la reconstrucción material, religiosa y moral del pueblo. Muere el 20 de diciembre de 1831. Pablo VI lo declaró beato en 1963.

María Catalina Kasper


Nació el 26 de mayo de 1820 en Alemania. 

Paso su adolescencia haciendo duros trabajos en los campos. Tuvo la intuición de fundar un Instituto de Hermanas al servicio de las clases sociales más humildes. 

En 1848 abrió la casa de las “Siervas Pobres de Jesucristo” donde se acogen a los pobres. 

La congregación crece en todo en Europa, el continente americano y la India. Muere el 2 de febrero de 1898. Pablo VI la incluyó entre los Beatos.

Nazaria Ignacia de Santa Teresa de Jesús March Mesa


Nació el 10 de enero de 1889 en Madrid. Mientras vive en México conoce a las Hermanas de los Ancianos Abandonados y en 1908 ingresó en el instituto. 

Después de sus primeros votos en 1911 fue enviada a Bolivia. 

Las graves problemáticas sociales la llevo a fundar la Congregación de Hermanas Misioneras Cruzadas de la Iglesia para el servicio de los pobres y la promoción de la mujer.

Muere el 6 de julio de 1943. Juan Pablo II celebró su beatificación en 1992.

Nuncio Sulprizio

Nació el 13 de abril  de 1817 en provincia de Pescara. Queda huérfano de padre y madre a tierna edad. Su abuela materna le ensena a buscar a Jesús en la Eucarística y la devoción a la Virgen María. A la muerte de su abuela queda bajo la custodia de un tío quien le exige duros trabajos y por los malos tratos enferma de tuberculosis ósea. Llevado a Nápoles es internado en el Hospital de los Incurables. Allí pudo recibir la Eucaristía que tanto deseaba. Muere el 5 de mayo de 1836, a la edad de 19 años. Pablo VI lo proclamó beato el 1 de diciembre de 1963.




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