EL
PRÓXIMO 16 DE AGOSTO: el Papa Francisco beatificará a 124 mártires durante su
visita a Corea del Sur.
El Papa
oficiará la misa en la que será beatificado Paul Yun Ji-chung, primer mártir de
ese país, junto con 123 compañeros asesinados a causa de su fe en el siglo XIX.
Durante
su próxima visita a Corea del Sur, el Papa Francisco beatificará a Paul Yun
Ji-chung, primer mártir del país, junto con 123 compañeros asesinados a causa
de su fe en el siglo XIX.
El
Santo Padre visitará Corea del Sur entre el 14 y18 de agosto. El 16 de agosto
llegará al santuario de los mártires de Seo-mun y visitará la puerta de
Gwanghwamun en Seúl, lugar donde celebrará la Santa Misade beatificación de
Paul Yun Ji-chung y sus compañeros.
A
diferencia de China o Japón, el catolicismo en Corea no fue introducido por
extranjeros. A principios del siglo XVII, algunos académicos coreanos
conocieron las enseñanzas del Evangelio que eran difundidas en China y
realizaron viajes a las comunidades misioneras de los jesuitas para profundizar
en su estudio.
Los
académicos regresaron a su país con el fin de promover la fe y ésta se extendió
tan rápido que pocas décadas después, un sacerdote chino logró entrar al país y
encontró a miles de católicos bien establecidos aunque condenados al
ostracismo.
Siendo
una sociedad estrictamente jerárquica, el cristianismo fue visto por las
autoridades como una peligrosa religión heterodoxa para el confucianismo que
buscaba una revolución social.
Los
católicos se autodenominaban como "amigos del Señor de los Cielos",
lo que implicaba una relación con Dios basada en la igualdad, algo inaceptable
para los confucianos.
Las
autoridades trataron de impedir la propagación de la fe mediante la prohibición
de libros católicos que luego estuvieron disponibles en coreano y chino.
La
práctica generalizada y la violenta persecución ocurrieron en diferentes
periodos durante el siglo XIX, dejando más de 10 mil mártires.
La
primera persecución fue en 1791. Fue en ese tiempo en que Paul Yun Ji-chung,
junto con otro católico, James Kwong Sang-yon, quemó sus tabletas ancestrales
actuando según su comprensión de la doctrina católica a la que se había
adherido. Los dos miembros de la nobleza fueron acusados de heterodoxia y luego
decapitados.
La
segunda persecución violenta ocurrió en 1801, cuando se ejecutó a cientos de
católicos y dejó otros cientos de exiliados. Lo mismo ocurrió en 1839, pocos
años después de la llegada de misioneros desde París.
En
1846, la persecución de Pyong cobró otra ronda de mártires coreanos, incluyendo
a Andrew Kim Tae-gon, el primer sacerdote coreano.
La
persecución de 1866 causó el mayor número de mártires de Corea, siendo 8 mil
los asesinados, entre ellos nueve sacerdotes extranjeros.
El 6 de
mayo de 1984, San Juan Pablo II canonizó a 103 de los miles de mártires
coreanos. Durante la Misa, el Santo Padre señaló que "de una marea
maravillosa, la gracia divina llevó a sus antepasados a buscar la verdad de la
Palabra de Dios desde el intelecto, para después llevaros a una fe viva en el
Resucitado."
"De
esta buena semilla nació la primera comunidad cristiana en Corea", dijo el
Papa. "Esta Iglesia naciente, tan joven y tan fuerte en la fe, soportó
olas de feroces persecuciones... en 1791, 1801, 1827, 1839, 1846 y 1866,
marcada para siempre con la santa sangre de sus mártires”.
"El
espléndido florecimiento de la Iglesia en Corea es sin duda el fruto del
testimonio heroico de los mártires. Incluso hoy, su espíritu inmortal sostiene
a los cristianos en la Iglesia del silencio, en el norte de esta tierra trágicamente
dividido". (ACI/EWTN)
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