Infancia
y juventud
Nació
en sevilla el 30 de enero de 1846, en la Plaza de Santa Lucía, número 5, siendo
bautizada el 2 de febrero de ese mismo año en la iglesia de Santa Lucía
(Sevilla), con el nombre de María de los Ángeles Martina de la Santísima
Trinidad. Su familia era muy modesta; su padre, Francisco Guerrero de profesión
cardador de lana, nació en Grazalema y había emigrado a Sevilla; su madre,
Josefa González, era sevillana, hija de padres nacidos en Arahal y Zafra.
Tuvo
trece hermanos, aunque solamente seis alcanzaron la edad adulta; los otros ocho
fallecieron durante la infancia, circunstania entonces habitual pues existía
una alta tasa de mortalidad infantil.
A los
16 entró en contacto con el padre José Torres Padilla, un sacerdote nacido en
Canarias y afincado en Sevilla con fama de santidad, el cual tendría una
influencia decisiva en su vocación religiosa. El padre Torres se convirtió en
su confesor y director espiritual. A los 19 años solicitó la entrada como lega
en un convento de Carmelitas Descalzas y no fue admitida; cuatro años después
lo intentó otra vez, ingresó en la congregación de las Hijas de la Caridad de
San Vicente de Paúl en la que permaneció algún tiempo, primero en el Hospital
de las Cinco Llagas de Sevilla, y más adelante en Cuenca y Valencia, sin
embargo unos vómitos continuos que no cesaban, la obligaron a abandonar por motivos
de salud.
Curiosamente después de dejar el convento, los vómitos desaparecieron
tan misteriosamente como se habían iniciado, sin dejar ninguna secuela. Ella
decía que se había curado gracias a unos soldaditos de Pavia (bacalao cortado
en tiras rebozado y frito) que había comprado en una freiduria de Sevilla.
Fundación
de la Compañía de la Cruz
En 1873
formuló votos perpetuos fuera del claustro, poco después tuvo la idea de fundar
la «Compañía de la Cruz». El 17 de enero de 1875 con muy pocos recursos comenzó
a tomar forma su proyecto, encontró a tres compañeras, una de ellas llamada
Josefa de la Peña gozaba de una buena situación económica, por el contrario las
otras dos, Juana María Castro y Juana Magadán, disponían de escasos recursos.
Con el
dinero de Josefa Peña alquilaron su «convento» que era solamente un cuarto en
la casa número 13 de la calle San Luis en Sevilla, y organizaron un servicio de
asistencia a los necesitados a lo largo del día y de la noche. Posteriormente
se trasladaron al número 8 de la calle Hombre de Piedra también en Sevilla, sus
compañeras comenzaron a llamarla Madre.
En
1876, se declaró una epidemia de viruela en Sevilla, ello hace que las Hermanas
de la Cruz intensifiquen sus esfuerzos de ayuda a pobres y enfermos, causando
su labor gran admiración en todos los estamentos de la ciudad. En este mismo
año (1876), Sor Ángela consiguió la admisión y bendición de su obra por el
arzobispo de la diócesis, el Cardenal Spínola.
El modo
de trabajo de la congregación consistía en acudir por parejas a casa de los
enfermos que las necesitabas. Una atendía al paciente sentada a su lado, la
segunda realizaba las actividades del hogar.
Su obra
se extendió rápidamente, creando numerosos conventos localizados principalmente
en Andalucía occidental y el sur de Extremadura, centrando siempre su actividad
en la asistencia material y espiritual a pobres, enfermos, necesitados y niños
huérfanos o sin hogar.
En 1894
viajó a Roma, donde se entrevistó con el papa León XIII el cual concedió el
decreto inicial para la aprobación de la compañía, que firmó el Papa Pío X en
1904.
Fallecimiento
Falleció
el 2 de marzo de 1932 como consecuencia de un accidente cerebrovascular,
personas de todas las clases sociales rindieron homenaje a la hoy Santa que,
por privilegio del Gobierno de la Segunda República Española, fue sepultada en
la cripta de la Casa Madre en Sevilla.
Dos
días después el Ayuntamiento republicano de la ciudad de Sevilla, presidido por
el alcalde don José González y Fernández de la Bandera, decidió por unanimidad
que constase en acta el sentimiento de la Corporación por la muerte de la
religiosa y decidió se rotulase con su nombre la entonces llamada calle
Alcázares, donde estaba y continúa el convento. Esta decisión tiene gran
importancia, si tenemos en cuenta las ideas anticlericales imperantes en la
época.
Canonización

El Papa
Juan Pablo II la beatificó el 5 de noviembre de 1982. El 20 de diciembre de
2002, la Iglesia reconoció oficialmente su santidad, al aprobar el milagro que
le había sido atribuido, la curación, científicamente inexplicada, de un niño
que sufría una obstrucción de la arteria central de la retina del ojo derecho y
recuperó repentinamente la visión. Fue canonizada por Juan Pablo II el 4 de
mayo de 2003 en la madrileña Plaza de Colón, con el nombre de Santa Ángela de
la Cruz.
El 8 de
mayo de 2003, el cuerpo incorrupto de la Santa es trasladado desde la Casa
Madre hasta la Catedral de Sevilla, donde presidió los actos en su honor, por
la Canonización. Una gran multitud se concentró a su paso, adornándose los
templos y calles del recorrido para la ocasión.
Actualmente,
la Compañía de la Cruz tiene más de cincuenta conventos, 700 hermanas y unas 50
novicias que realizan el noviciado en Sevilla. Los países donde se encuentra son
España, Argentina e Italia.








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