lunes, 6 de enero de 2025

6 de enero fiesta de la EPIFANÍA.



Los pastores y reyes del Oriente visitan a Jesús el Mesias, le llevan regalos y lo adoran con oro, incienso y mirra.

Origen de la fiesta

El 6 de enero se celebraba desde tiempos inmemoriales en Oriente, pero con un sentido pagano: En Egipto y Arabia, durante la noche del 5 al 6 de enero se recordaba el nacimiento del dios Aion. Creían que él se manifestaba especialmente al renacer el sol, en el solsticio de invierno que coincidía hacia el 6 de Enero. En esta misma fecha, se celebraban los prodigios del dios Dionisio en favor de sus devotos.
La fiesta de la Epifanía sustituyó a los cultos paganos de Oriente relacionados con el solsticio de invierno, celebrando ese día la manifestación de Jesús como Hijo de Dios a los sabios que vinieron de Oriente a adorarlo. La tradición pasó a Occidente a mediados del siglo IV, a través de lo que hoy es Francia.

La historia de los Reyes Magos se puede encontrar en San Mateo 2, 1-11.

“Después de haber nacido Jesús en Belén de Judea, en el tiempo del Rey Herodes, unos magos de Oriente se presentaron en Jerusalén diciendo: ¿dónde está el que ha nacido, el Rey de los Judíos? Porque hemos visto su estrella en el Oriente y venimos a adorarlo.
Al oír esto, el Rey Herodes se puso muy preocupado; entonces llamó a unos señores que se llamaban Pontífices y Escribas (que eran los que conocían las escrituras) y les preguntó el lugar del nacimiento del Mesías, del Salvador que el pueblo judío esperaba hacia mucho tiempo.
Ellos contestaron: En Belén de Judá, pues así está escrito por el Profeta:

"Y tú, Belén tierra de Judá
de ningún modo eres la menor
entre las principales ciudades de Judá
porque de ti saldrá un jefe
que será el pastor de mi pueblo Israel".

Entonces Herodes, llamando aparte a los magos, los envió a la ciudad de Belén y les dijo: Vayan e infórmense muy bien sobre ese niño; y cuando lo encuentren, avísenme para que yo también vaya a adorarlo.
Los Reyes Magos se marcharon y la estrella que habían visto en el Oriente, iba delante de ellos hasta que fue a pararse sobre el lugar donde estaba el Niño. Al ver la estrella, sintieron una gran alegría.
Entraron en la casa y vieron al niño con María su madre. Se hincaron y lo adoraron. Abrieron sus tesoros y le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra. Luego, habiendo sido avisados en sueños que no volvieran a Herodes, (pues él quería buscar al Niño para matarlo), regresaron a su país por otro camino.”

Podemos aprovechar esta fiesta de la Iglesia para reflexionar en las enseñanzas que nos da este pasaje evangélico

* Los magos representan a todos aquellos que buscan, sin cansarse, la luz de Dios, siguen sus señales y, cuando encuentran a Jesucristo, luz de los hombres, le ofrecen con alegría todo lo que tienen.

* La estrella anunció la venida de Jesús a todos los pueblos. Hoy en día, el Evangelio es lo que anuncia a todos los pueblos el mensaje de Jesús.

* Los Reyes Magos no eran judíos como José y María. Venían de otras tierras lejanas (de Oriente: Persia y Babilonia), siguiendo a la estrella que les llevaría a encontrar al Salvador del Mundo. Representan a todos los pueblos de la tierra que desde el paganismo han llegado al conocimiento del Evangelio.

* Los Reyes Magos dejaron su patria, casa, comodidades, familia, para adorar al Niño Dios. Perseveraron a pesar de las dificultades que se les presentaron. Era un camino largo, difícil, incómodo, cansado. El seguir a Dios implica sacrificio, pero cuando se trata de Dios cualquier esfuerzo y trabajo vale la pena.

* Los Reyes Magos tuvieron fe en Dios. Creyeron aunque no veían, aunque no entendían. Quizá ellos pensaban encontrar a Dios en un palacio, lleno de riquezas y no fue así, sino que lo encontraron en un pesebre y así lo adoraron y le entregaron sus regalos. Nos enseñan la importancia de estar siempre pendientes de los signos de Dios para reconocerlos.

Los Reyes Magos fueron generosos al ir a ver a Jesús, no llegaron con las manos vacías. Le llevaron:

oro: que se les da a los reyes, ya que Jesús ha venido de parte de Dios, como rey del mundo, para traer la justicia y la paz a todos los pueblos;

incienso: que se le da a Dios, ya que Jesús es el hijo de Dios hecho hombre;

mirra: que se untaba a los hombres escogidos, ya que adoraron a Jesús como Hombre entre los hombres.
Esto nos ayuda a reflexionar en la clase de regalos que nosotros le ofrecemos a Dios y a reconocer que lo importante no es el regalo en sí, sino el saber darse a los demás. En la vida debemos buscar a Dios sin cansarnos y ofrecerle con alegría todo lo que tenemos.

* Los Reyes Magos sintieron una gran alegría al ver al niño Jesús. Supieron valorar el gran amor de Dios por el hombre.

* Debemos ser estrella que conduzca a los demás hacia Dios.

Significado de la fiesta

Antes de la llegada del Señor, los hombres vivían en tinieblas, sin esperanza. Pero el Señor ha venido, y es como si una gran luz hubiera amanecido sobre todos y la alegría y la paz, la felicidad y el amor hubieran iluminado todos los corazones. Jesús es la luz que ha venido a iluminar y transformar a todos los hombres.

Con la venida de Cristo se cumplieron las promesas hechas a Israel. En la Epifanía celebramos que Jesús vino a salvar no sólo a Israel sino a todos los pueblos.
Epifanía quiere decir "manifestación", iluminación. Celebramos la manifestación de Dios a todos los hombres del mundo, a todas las regiones de la tierra. Jesús ha venido para revelar el amor de Dios a todos los pueblos y ser luz de todas las naciones.


En la Epifanía celebramos el amor de Dios que se revela a todos los hombres. Dios quiere la felicidad del mundo entero. Él ama a cada uno de los hombres, y ha venido a salvar a todos los hombres, sin importar su nacionalidad, su color o su raza.
Es un día de alegría y agradecimiento porque al ver la luz del Evangelio, salimos al encuentro de Jesús, lo encontramos y le rendimos nuestra adoración como los mago.

domingo, 5 de enero de 2025

5 de enero fiesta de SAN JUAN NEPOMUCENO NEUMANN.



Juan Nepomuceno Neumann nació en 1811 en Prachatitz, entonces parte del Imperio Austro-Húngaro, hoy población checa. Juan fue el tercero de una familia de seis hijos. Durante los estudios de filosofía, realizados con los cistercienses, su afición eran las ciencias naturales tanto que pensó en estudiar medicina, pero, motivado por su madre, ingresó al seminario.

En el año 1831, mientras estudiaba teología en el seminario de Budweis se interesó vivamente por las misiones y decidió dedicarse a la evangelización en América.

Habiéndole llegado la hora de la ordenación sacerdotal, su obispo la defirió por tiempo indefinido. En esas circunstancias decidió partir para Estados Unidos, invitado por el obispo de Filadelfia. Desde Budweis escribió a sus padres: “Mi inalterable resolución, hace ya tres años acariciada y ahora próxima a cumplirse, de ir en auxilio de las almas abandonadas, me persuade de que es Dios el que me exige este sacrificio... Yo os ruego, queridos padres, que llevéis con paciencia esta cruz que Dios ha puesto sobre vuestros hombros y los míos.”
 
Llegó a Nueva York en 1836, siendo ordenado sacerdote ese mismo año en la catedral de San Patricio. Inmediatamente se le destinó a la región de las cataratas del Niágara. Movido por un deseo de mayor entrega a Dios e impresionado por la eficacia del apostolado realizado por los misioneros redentoristas, quienes intentaban establecerse en aquellas tierras, pidió ser admitido en la congregación. Como redentorista ejerció el ministerio sagrado en Baltimore. Fue nombrado sucesivamente vicario del provincial, consejero, y finalmente superior de comunidad, en Filadelfia.

Estando esta ciudad, fue nombrado obispo de Filadelfia. En su labor pastoral, ideó un plan llamado sistema de escuelas parroquiales para dotar a cada parroquia con una escuela católica; en sus ocho años de episcopado se abrieron setenta escuelas. En el centenario de su muerte, celebrado en Pennsylvania en el año 1960, fue reconocido por el Senado como hombre insigne, pionero y promotor del sistema escolar católico de Estados Unidos.

Entre 1854 y 1855 se ausentó de su diócesis para ir a Roma en visita “ad límina”. El 8 de diciembre recibió la gracia de estar presente en la basílica de San Pedro cuando el papa Pío IX proclamó solemnemente el dogma de la Inmaculada Concepción. A él correspondió sostener el libro en el que el Papa leyó las palabras de la proclamación del dogma.
De regreso a su diócesis llevó a cabo un permiso recibido del papa Pío IX: recibió los votos religiosos de tres mujeres que pertenecían a la tercera orden de San Francisco y convirtió su asociación en congregación religiosa: las Hermanas Terciarias Franciscanas, para quienes redactó unas constituciones. Murió en 1860. Fue beatificado en 1963 y canonizado en 1977 por el papa Pablo VI.




sábado, 4 de enero de 2025

4 de enero fiesta de Santa Genoveva Torres Morales.



Nació en Almenara (Castellón) el día 3 de enero de 1870. Era una familia de humildes labradores y ella era las más pequeña de 2 varones y cuatro niñas. Su padre, José, murió cuando ella tenía un año. En el transcurso de seis años, ella, su madre y un hermano, vieron cómo morían los otros cuatro hermanos. La madre, Vicenta, murió cuando tenía ocho años.

Se quedó con su hermano el mayor, de dieciocho años, y ella tuvo que hacer desde niña de “ama de casa”. Es así que maduró muy rápido.

No pudo asistir muchos años a la escuela pero si a la catequesis parroquial. Fue confirmada en 1877. Para hacer la primera comunión, sin poder tener su traje y sin darle importancia alguna a lo exterior, se confesó, se puso en la fila de las personas que iban a comulgar y recibió al Señor. Ya ahí le nació su profundo amor a la Eucaristía.

Ella y su hermano pasaron gran estrechez económica. A sus diez años tomó afición por la buena lectura, leyó los libros que había dejado su madre en casa. En uno de ellos leyó que había que hacer siempre la voluntad de Dios, pues para eso estamos en este mundo. Y esta máxima se le quedó grabada para toda su vida.

El trabajo, la mala alimentación y los escasos cuidados le acarrearon un tumor maligno en la pierna izquierda y, al presentarse la gangrena, tuvo que serle amputada cuando tenía tan solo trece años. Fue operada en su misma casa, sobre la mesa de la cocina, con métodos casi rudimentarios, pues hasta se rompió el aparato para evitar la hemorragia. Tuvieron que atarle la pierna por el muslo, pero en forma tan deficiente que sería causa de dolores durante toda su vida. Todos esperaban ya su muerte pero se repuso y volvió a las tareas domésticas con la ayuda de dos muletas, ya siempre compañeras inseparables.

Por circunstancias familiares fue internada en el orfanato “Casa de la Misericordia” de Valencia, donde pasó nueve años. Sentía una especial devoción a la Eucaristía y al Sagrado Corazón de Jesús, a la Virgen María y a los Santos Ángeles. Ayudada por el capellán del centro, don Carlos Ferris, más adelante jesuita, allí progresó en su experiencia espiritual profunda que le llevó a pedir su entrada en las Carmelitas de la Caridad, que regentaban la casa. Las veía y le parecían “ángeles”. Pero no fue admitida por causa de su minusvalía. Desde ese momento no cejó en buscar cuál era la voluntad de Dios sobre ella.

Se fijó en un acuciante problema que aquejaba a muchas mujeres en los comienzos del siglo XX: la soledad. Por distintos motivos familiares quedaban abandonadas. Ella, que estaba abierta a ver en los acontecimientos la mano de Dios, captó esta necesidad y empezó el embrión de lo que sería el futuro instituto religioso. Comenzó con dos compañeras, difíciles de carácter, a recoger en la casa a distintas personas necesitadas.

Con su paciencia y caridad Genoveva pudo soportar aquella situación, viviendo de su trabajo de costura y bordado. Enseguida se les quedó pequeña la casa y tuvieron que ir buscando hogares más amplios pues la necesidad era más grande de lo que a primera vista podría parecer. Genoveva pensó entonces especialmente en promover la vela de la adoración eucarística nocturna.

Desde su salida de la “Casa de Misericordia” en 1894 hasta 1911, su vida podría compararse con la peregrinación por el desierto en busca de la voluntad de Dios. “Me puse en las manos de Dios para cuanto pudiera querer de mí con voluntad firme de no resistirme en nada de cuanto de mí exigiera, costara lo que costara”.

El día 2 de febrero de 1911 en Valencia, con la indicación del canónigo José Barbarrós sobre unas señoras y señoritas solas y cargadas de sufrimiento, y con la consulta al P. Martín Sánchez, S.J., que le dio su aprobación personal, fundó la primera “Casa Hogar”, constituyendo la Sociedad Angélica que daría origen al instituto de Hermanas del Sagrado Corazón de Jesús y de los Santos Ángeles con el carisma y misión de “aliviar la soledad de las personas que, por diferentes circunstancias, viven solas y necesitadas de cariño, de consuelo, de amor y de cuidados en su cuerpo y en su espíritu”. Genoveva fue nombrada directora.

Así, remediaba un problema social: amparar la soledad. Pero sus fundaciones no serían sólo “casas” sino también “hogares”, para que las personas que vinieran amueblaran la habitación a su gusto con el fin de que su desarraigo fuera menor, ya que podían llevar consigo las cosas de mayor afecto personal.

La sociedad fue erigida como “Pía Unión” en 1912 y el primer reglamento data de 1914. En ese mismo año fundó otra casa en Zaragoza, en la calle del Pilar, aconsejándose del P. Martín Sánchez, SI; en 1914 en Madrid y, poco a poco, en Bilbao, Barcelona, Santander y Pamplona. En 1925 la Pía Unión fue reconocida en Zaragoza como Instituto religioso de derecho diocesano por el Arzobispo Doménech y emitieron ante él sus votos la Madre Genoveva, nombrada Superiora General, y otras dieciocho religiosas. El decreto de aprobación como instituto religioso de derecho pontificio sería dado por Pío XII en 1953.

En tiempos de la república y de la guerra civil, algunas de las casas tuvieron que padecer la persecución religiosa, quedando la mayoría devastadas, mientras que la Madre Genoveva infundía paz y esperanza en todas sus Hermanas.

En las casas de Zaragoza y Valencia se pudo dar protección a otras personas, miembros de institutos religiosos y seglares, puesto que la Madre Genoveva tenía un corazón abierto para todas las personas y actividades de la Iglesia, con un espíritu de servicio asombroso. Fue reelegida Superiora General en los capítulos de 1935, 1941 y 1947. Retirada de su cargo en 1954, supo convertirse en religiosa siempre obediente a la nueva Madre General.

Todas las casas empezaban por el “Sagrario”, “porque estando Jesús en casa nada temo” y de esta forma imprimió en sus religiosas una nota característica de su espiritualidad: la adoración-reparación a la Eucaristía. Desde ese fundamento las Angélicas desplegarían su apostolado con las tres notas que la Madre Genoveva dejó plasmadas en sus constituciones: espíritu de humildad y sencillez que busca sólo a Dios en todas las cosas, espíritu de obediencia con la abnegación del propio juicio a la voluntad de Dios en las disposiciones de los superiores y espíritu de caridad, que engendra en las Hermanas el ardor apostólico por la gloria de Dios y la salvación de las almas.


La palabra más repetida en sus escritos es “amor”: “Que sólo el amor me impulse a obrar”. “Que tu puro amor mueva todas mis acciones”. “Nada es pesado para el que ama”. “Dios merece ser servido con fidelidad y amor”. “El amor nunca dice basta”.
A finales de 1955 su salud había decaído considerablemente. El 30 de diciembre tuvo un ataque de apoplejía y recibió los últimos sacramentos. Todavía pudo comulgar en la madrugada del 4 de enero de 1956 y en esa mañana entró en coma. A los ochenta y seis años de edad, el 5 de enero de 1956 falleció en Zaragoza. El pueblo comenzó a llamarla “Ángel de la soledad” y así sigue reconociéndola.

El Instituto de Hermanas, llamadas comúnmente “angélicas”, están extendidas por España, Italia, México y Venezuela. Además trabajan apostólicamente en catequesis, Casas de ejercicios, Guarderías, y en la evangelización en parroquias y escuelas.

Fue beatificada en Roma por el Papa San Juan Pablo II el día 29 de enero de 1995, sus reliquias reposan en la Casa Generalicia en Zaragoza y su memoria litúrgica viene celebrándose el 4 de enero. Canonización: 4 de mayo de 2003 en Madrid.

MÁXIMAS DE SANTA GENOVEVA TORRES:

Hay que amar a Dios en todas las cosas agradables y desagradables: y si están envueltas en sufrimientos, tanto mejor. El amor sin sufrimiento es sospechoso. El amor todo lo hace fácil.

Si miro a Jesucristo en la cruz, todo sufrimiento me será sabroso. Pediremos la gracia de llevar con valor y santa alegría las cruces que a Dios le plazca enviarnos y haremos esta petición en los momentos penosos a la naturaleza. 

Vayamos al pie de la cruz; si tenemos valor para ello, quejémonos.

El centro de la devoción al Corazón de Jesús, está en la Eucaristía. La práctica del amor a este Corazón está en la oración, la penitencia, y en adorarle llevando almas por esos medios para que le conozcan y le amen.

Siento que Jesús me llama desde el Sagrario; cuando por mis obligaciones no puedo acudir, procuro hallarle en las mismas obligaciones.

Debemos sacrificarnos mucho, practicando la caridad, que será reconocida por Dios nuestro Señor.

Si de veras amamos a Dios su recuerdo nos hará volar en el sacrificio y en la abnegación en aras de la caridad.

Revistámonos de los hechos de Jesús, que todos fueron de caridad, dulzura, amabilidad y sin distinción de personas.

Quien ama a María procura imitar sus virtudes y obsequiarla siempre. Madre de Jesús y Madre mía, en penas y tribulaciones acudiré a Ti. 

Me mostrarás a tu Divino Hijo y le amaré.

Seamos amables y cariñosas con las que tengamos que tratar y servir. 

Lo que se hace por Dios, debe caracterizarlo las virtudes que Jesús practicó: humildad, paciencia, afabilidad, dulzura... darnos todas para ganarlas a todas.

Sólo por la caridad y la mansedumbre llevaremos las almas a Dios.

La base de la caridad y de la unión es la humildad. Si somos humildes de corazón en todos nuestros actos, practicando la caridad por Dios, gozaremos de la paz del alma.

Darse a Dios de veras es lo único que da paz verdadera. Lo demás todo pasa pronto.

El tiempo corre hacia el sepulcro y vivimos neciamente si no vivimos para Dios.

Viviendo para Dios, seremos generosos con Él y con el prójimo.

Ofrezco a Dios todo, venga lo que viniere, todo lo permite el Señor.



4 de enero fiesta de Santa Isabel Ana Bayley Seton.



El 14 de septiembre de 1975, fue para la Iglesia católica de los Estados Unidos, un día histórico, que tuvo en Roma su momento culminante, cuando Pablo VI canonizaba a la primera santa nacida en suelo norteamericano: Isabel Ana Bayley. Doce años antes, había sido beatificada por San Juan XXIII, el 17 de marzo de 1963. 

Isabel Ana Bayley, nació en Nueva York, el 28 de agosto de 1774, en el seno de una familia episcopaliana. Isabel fue bautizada en la Iglesia episcopaliana, de la que fue un miembro muy activo durante los primeros treinta años de su vida. 

A sus 19 años, Isabel era una de las jóvenes más bellas de Nueva York: a la belleza corporal añadía sus excelentes cualidades espirituales y su fina sensibilidad ante el sufrimiento de los demás. Todo esto lo captó como nadie un rico hombre de negocios neoyorquino. William Magge Seton, que pidió su mano y contrajo matrimonio con Isabel el 25 de enero de 1794. 

El matrimonio Seton tuvo cinco hijos. Sin embargo, la atención a los deberes de esposa y de madre de familia numerosa no agotaron la actividad de Isabel, atenta a los problemas del entorno: viudas pobres, necesitados, enfermos y moribundos. De hecho, se la conocía como “la Hermana de la Caridad protestante”. 




Luego de la muerte de su marido (1803), y gracias al testimonio católico de sus amigos Filicchi, Isabel abrazaría el catolicismo el 14 de mayo de 1805. 

A pesar del vacío que por este motivo le hizo su familia y amigos, Isabel no se rindió. Fue el Padre Dubourg (quien llegaría a obispo de Nueva Orleáns) el que le sugeriría dirigir una escuela para chicas primero en Baltimore y luego en Emmitsburg. 

Ante el testimonio de entrega y de caridad de Isabel, a favor de las alumnas y en el servicio a los pobres, algunas de estas chicas decidieron permanecer a su lado: fue el principio de la futura congregación de las Hermanas de la Caridad de San José. 


Así el 17 de enero de 1810, Mons. Carroll aprobaba oficialmente la nueva congregación, entonces de derecho diocesano. 

El Señor probó a su sierva Isabel con toda clase de sufrimientos y de pruebas, que ella soportó con entereza cristiana y con absoluta conformidad con la voluntad de Dios. Sin embargo, Isabel nunca perdió la paz del corazón y el optimismo fundado en la confianza en Dios. 

Finalmente, también la enfermedad llamó a su puerta. Y así, el 4 de enero de 1821, animando a sus hijas a vivir y morir como ‹‹hijas de la Iglesia››, entregaba su alma a Dios.

viernes, 3 de enero de 2025

3 de enero fiesta del SANTÍSIMO NOMBRE DE JESÚS.




El Santísimo Nombre de Jesús, invocado por los fieles desde los comienzos de la Iglesia, comenzó a ser venerado en las celebraciones litúrgicas en el siglo XIV. San Bernardino de Siena y sus discípulos propagaron el culto al Nombre de Jesús: "Yahweh es salvación" con el monograma del Santo Nombre: IHS (abreviación del nombre de Jesús en Griego, ιησουσ, y añadiendo el nombre de Jesús al Ave María.   
Como fiesta litúrgica fue introducida en el siglo XVI. En 1530 el Papa Clemente VII concedió por vez primera a la Orden Franciscana la celebración del Oficio del Santísimo Nombre de Jesús.


EL FUNDAMENTO DE LA FE ES EL NOMBRE DE JESÚS MEDIANTE EL CUAL SOMOS CONSTITUIDOS HIJOS DE DIOS - San Bernardino de Siena


Éste es aquel santísimo nombre anhelado por los
patriarcas, esperado con ansiedad , demandado con
gemidos, invocado con suspiros, requerido con
lagrimas, donado al llegar la plenitud de la gracia.

No pienses en un nombre de poder, menos en uno
de venganza, sino de salvación. Su nombre es
misericordia, es perdón. Que el nombre de Jesús
resuene en mis oídos, porque su voz es dulce y su
rostro bello.

No dudes, el nombre de Jesús es fundamento de la
fe, mediante le cual somos constituidos hijos de
Dios. La fe de la religión católica consiste en el
conocimiento de Cristo Jesús y de su persona, que
el luz del alma, franquicia de la vida, piedra de
salvación eterna. Quien no llegó a conocerle o le
abandonó camina por la vida en tinieblas, y va a
ciegas con inminente riesgo de caer en el precipicio,
y cuanto más se apoye en la humana inteligencia,
tanto más se servirá de un lazarillo también ciego,
al pretender escalar los recónditos secretos
celestiales con sólo la sabiduría del propio
entendimiento, y no será difícil que le acontezca,
por descuidar los materiales sólidos, construir la
casa en vano, y, por olvidar la puerta de entrada,
pretenda luego entra a ella por el tejado.

No hay otro fundamento fuera de Jesús, luz y
puerta, guía de los descarriados, lumbrera de la fe
para todos los hombres, único medio para encontrar
de nuevo al Dios indulgente, y, una vez encontrado,
fiarse de él; y poseído, disfrutarle. Esta base
sostiene la Iglesia, fundamentada en el nombre de
Jesús.

El nombre de Jesús es el brillo de los predicadores,
porque de Él les viene la claridad luminosa, la
validez de su mensaje y la aceptación de su palabra
por los demás. ¿De dónde piensas que procede tanto
esplendor y que tan rápidamente se haya propagado
la fe por todo el mundo, sino por haber predicado a
Jesús? ¿Acaso no por la luz y dulzura de este
nombre, por el que Dios nos llamó y condujo a su
gloria? Con razón el Apóstol, a los elegidos y
predestinados por este nombre luminoso, les dice:
en otro tiempo fuisteis tinieblas, mas ahora sois luz
en el Señor. Caminad como hijo de la luz.

¡Oh nombre glorioso, nombre regalado, nombre
amoroso y santo! Por ti las culpas se borran, los
enemigos huyen vencidos, los enfermos sanan, los
atribulados y tentados se robustecen, y se sienten
gozosos todos. Tú eres la honra de los creyentes, tú
el maestro de los predicadores, tú la fuerza de los
que trabajan, tú el valor de los débiles. Con el fuego
de tu ardor y de tu celo se enardecen los ánimos,
crecen los deseos, se obtienen los favores, las almas
contemplativas se extasían; por ti, en definitiva,
todos los bienaventurados del cielo son
glorificados.

Haz, dulcísimo Jesús, que también nosotros
reinemos con ello por la fuerza de tu santísimo
nombre.

                                          San Bernardino de Siena



3 de enero fiesta de San Kuriacose Elías Chavara.




Kuriakose Elías Chavara nació el 10 de febrero de 1805, en Kainakary, Kerala, Reino de Travancore ( actual República de la India), hijo de Iko (Kuriakose) Chavara y Mariam Thoppil. 

Fue bautizado el 17 de febrero de 1805, en la Iglesia parroquial Chennamkary en Alappuzha perteneciente a la Iglesia Siro-Malabar, iglesia de rito oriental en comunión con la Iglesia de Roma, fundada por el apóstol Santo Tomás. 

Asistió a la escuela del pueblo bajo la dirección de un profesor hindú. 

Allí estudió lengua y ciencias elementales. Entró en el seminario en el año 1818 en Pallipuram donde el Padre Thoma Palackal era el Rector. Se ordenó el 29 de noviembre de 1829, en Arthunkal y presidió el Qurbana Santo (eucaristía) por primera vez en la iglesia Chennamkary.

Vida de Carmelita

Deseoso de la vida en una comunidad religiosa, Chavara se unió con otros dos sacerdotes, los Padres Thoma Palackal y Thomas Porukara, a fin de vivir en una comunidad de espiritualidad carmelitana. 

El nombre de la comunidad era los Siervos de María Inmaculada del Monte Carmelo. 

Con el paso del tiempo, fundaron un monasterio en la ciudad de Mannanam se puso en marcha el 11 de mayo de 1831, y el trío de sacerdotes tomó los votos para formar una nueva comunidad religiosa. 

Chavara tomó el nombre adicional de “Elías”, y se convirtió en prior general de la congregación en 1855. Los sacerdotes Palackal y Porukara murieron en 1841 y 1846, respectivamente.

Servicio a la iglesia

Chavara se hizo el Vicario General para la iglesia Syro-Malabar en 1861. Defendió la unidad ecclesial de la iglesia, que fue amenazada por el cisma debido a la consagración irregular de obispos y sacerdotes. Trabajó para renovar la fe en la iglesia. Era un hombre de mucha oración con una lealtad enorme a la eucaristía y la Virgen María.

También era un reformador social, un pedagogo y había desempeñado un papel principal y significativo en la educación de mujeres y la gente de castas inferiores de la sociedad india. Primero introdujo el sistema llamado "Una escuela junto con cada iglesia" que tenía mucho éxito  y consistía en poner a disposición la educación y el conocimiento para cada persona en forma gratuita y que beneficia hoy en día a miles de personas.

Fundador

Fue cofundador y primer Prior General de la primera congregación de hombres en la Iglesia Católica Siro-Malabar, ahora conocidos como los Carmelitas de María Inmaculada en 1855, y bajo su administración el grupo se hizo conocido y fue afiliado  como Instituto Terciario de la Orden de Carmelitas descalzos. De allí en adelante usaron las iniciales postnominales de T.O.C.D.

Chavara, en colaboración con el Padre Leopold Beccaro, O.C.D., Formó la primera congregación masculina de la Iglesia Siro-Malabar, los Carmelitas de María Inmaculada y su versión femenina conocidas como “hermanas de la Madre del Carmelo” (C.M.C)  en 1866, es una congregación netamente india  de rito siro-malabar y que recibía a las mujeres de ese país para que ser religiosas y se encargaran de la educación y de las obras de caridad de la Iglesia.

Muerte

San Kuriakose Chavara murió el 3 de enero de 1871, a los 65 años, en Koonammavu, de causas naturales.


Fue beatificado, junto con santa Alphonsa de la Inmaculada Concepción, F.C.C., el 8 de febrero de 1986, por el Papa San Juan Pablo II, en el curso de una visita papal que realizó a la India.  El 23 de noviembre del año 2014 fue canonizado por el Papa Francisco en Roma.