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Yusef ayudó
a su padrastro en el ministerio sacerdotal.
Ya desde joven era ascético y de profunda oración. Yusef estudió en la
pequeña escuela parroquial del pueblo. A
la edad de 14 años fue pastor de ovejas y aumenta su oración. Se retiraba con
frecuencia a una cueva que descubrió cerca de los pastizales para adentrarse en
horas de oración. Por ello recibió
muchas burlas de otros jóvenes pastores. Dos de sus tíos maternos eran
ermitaños pertenecientes a la Orden Libanesa Maronita. Yusef acudía a ellos con
frecuencia para aprender sobre la vida religiosa y el monacato en especial.
Vocación
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Un tiempo
más tarde lo envían al Convento de Annaya, en donde profesó los votos perpetuos
como monje en 1853. Lo enviaron
inmediatamente al Monasterio de San Cypriano de Kfifen, donde realizó sus
estudios de filosofía y teología, llevando una vida ejemplar de obediencia y
observancia. Fue ordenado sacerdote el
23 de julio, de 1859 por Mons. José al Marid, bajo el patriarcado de Paulo
Massad. Al poco tiempo regresó al Monasterio de Annaya por orden de sus
superiores. Ahí pasó muchos años de vida ejemplar de oración y apostolado. Entre estos, el cuidado de los enfermos, el
pastoreo de almas y el trabajo manual en cosas muy humildes.
Ermitaño
Chárbel
recibió autorización para la vida ermitaña el 13 de febrero, de 1875. Desde ese
momento hasta su muerte, ocurrida en la ermita de los Santos Pedro y Pablo, la
víspera de la Navidad del año 1898, se dedicó a la oración (rezaba 7 veces al
día la Liturgia de las Horas), la ascesis, la penitencia y el trabajo
manual. Comía una vez al día y llevaba
silicio.
Muerte y
milagros
El padre
Chárbel alcanzó la celebridad después de su muerte. Dios quiso señalar a este
santo por numerosos prodigios: Su cuerpo se ha mantenido incorrupto, sin la
rigidez habitual, con la temperatura de una persona viva. Suda sangre, ocurren
prodigios de luz constatados por muchas personas. El pueblo lo veneraba como
santo aunque la jerarquía y sus mismos superiores prohibieron su culto formal
mientras la Iglesia no pronunciara su veredicto.
En 1950, al
pasarle un amito por la cara, quedó impresa en la prenda el rostro de Cristo
como en el Sudario de Turín.
Beatificación
y Canonización
Dado al
constante culto del pueblo, el Padre Superior General Ignacio Dagher solicitó
al Papa Pío XI en 1925, la apertura del proceso de beatificación del P.
Chárbel. Fue beatificado durante la
clausura del Concilio Vaticano II, el 5 de diciembre, de 1965 por el Papa Pablo
VI. El Papa dijo: "Un ermitaño de
la montaña libanesa está inscrito en el número de los Bienaventurados... Un
nuevo miembro de santidad monástica enriquece con su ejemplo y con su
intercesión a todo el pueblo cristiano. El puede hacernos entender, en un mundo
fascinado por las comodidades y la riqueza, el gran valor de la pobreza, de la
penitencia y del ascetismo, para liberar el alma en su ascensión a Dios".
El 9 de
octubre de 1977, durante el Sínodo Mundial de Obispos, el Papa canonizó al P.
Chárbel con la siguiente proclama: "En honor de la Santa e Individua
Trinidad, para la exaltación de la fe católica y promoción de la vida
cristiana, con la autoridad de Nuestro Señor Jesucristo, de los bienaventurados
apóstoles Pedro y Pablo y nuestra, después de madura deliberación y tras
implorar intensamente la ayuda divina... decretamos y definimos que el beato
Chárbel Majluf es SANTO, y lo inscribimos en el catálogo de los santos,
estableciendo que sea venerado como santo con piadosa devoción en toda la
Iglesia. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo."
Es el primer santo oriental desde el siglo XIII.
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