Infancia
y familia
Nació
el 12 de enero de 1874 en Nowy Wiec al noroeste de Polonia. Fue bautizada el 18
de enero de 1874 en la iglesia filial de Szczodrowo recibiendo los nombres de
Marta Anna.


La
familia Wiecka era de una fe profunda y un arraigado patriotismo. Con otras
muchas familias constituyeron la base de la oposición ante la invasión
germánica.
En
la casa de Marta se rezaba el Rosario en familia todos los días, se leían las
biografías de los santos u otros libros religiosos y se compartía el contenido
de la homilía dominical.
A
la edad de 2 años Marta cayó enferma tan gravemente, que estuvo a las puertas
de la muerte. La mejoría radical sucedió tras una oración intensa a la Virgen
en su Santuario de Piaseczno.
Su familia.
A la Izquierda, su hermano sacerdote
Este
hecho fue interpretado en la familia Wiecka como milagro dejando huella en la
vida de Marta y en su relación cercana y filial con la Stam Virgen.

La
pequeña Marta ayudaba en casa cuanto podía. Los vecinos testimoniaron que era
una chica piadosa, mansa y humilde de corazón, de carácter recto, pero sobre
todo irradiaba serenidad y alegría.
Su
familia y sus vecinos conocían también su honda devoción a San Juan Nepomuceno.
Siendo niña encontró una estatua de este santo y organizó su restauración, tras
la cual fue colocada frente a su casa… Muchas veces se podía verla rezando ante
ella. Toda la vida conservará la devoción a este Santo que despertó en su alma
infantil la catequesis parroquial.
El
3 de octubre de 1886, a los 12 años de edad, recibió la Primera Comunión.
A
partir de esta fecha, su unión con Jesucristo Eucaristía se fortaleció
fuertemente y su vida de oración se centró totalmente en Él. Cuando podía, se
dirigía a la iglesia parroquial, localizada a 12 kilómetros de Nowy Wiec, para
participar en la Eucaristía.
En
su casa dedicaba frecuentemente su tiempo a la oración.
Cuando su madre cayó
enferma la reemplazó en algunos trabajos de la casa, sobre todo en el cuidado
de los niños más pequeños.
Vocación
A
los 16 años pidió el ingreso en la Compañía de las Hijas de la Caridad. La
Visitadora la hizo esperar dos años hasta alcanzar la edad exigida.
En
el año 1892, a los 18 años lo solicitó de nuevo con su amiga Monika Gdaniec,
pero no fue admitida en Chelmno porque había exceso de postulantes.
Entonces
el número de admisiones estaba restringido por las autoridades prusianas y este
era un condicionamiento insalvable… Ambas amigas, Marta y Monika, viajaron a
Cracovia, que estaba entonces bajo el dominio austriaco, y allí el 26 de abril
de 1892 fueron admitidas las dos en el postulantado.
Después
de cuatro meses, el día 12 de agosto de 1892, entraron en el Seminario
(noviciado). Allí durante ocho meses de formación inicial asimiló el ideal de
las Hijas de la Caridad que iba a desarrollar en los años posteriores.
Después
de la toma de hábito el 21 de abril de 1893, Sor Marta fue destinada al
Hospital General de Lviv que se hallaba en la parte austriaca, Galitzia, y
pertenecía a la Provincia de Cracovia.
Muy
pronto se ganó la estima de una Hermana por su amor y servicio a los enfermos
con gran entrega y abnegación. La estancia en Lviv duró año y medio.
Este
período preparó a Sor Marta para el trabajo en el pequeño hospital de Podhajce.
Aquí durante cinco años también dio testimonio de devoción y cariño en el
cuidado de los pacientes. En este hospital de Podhajce emitió los primeros
votos, el 15 de agosto de 1897, ratificando su entrega total a Dios para
servirle en los más pobres.
La
prueba de la calumnia
En
1899 Sor Marta fue destinada al hospital de Bochnia, ciudad cercana a Cracovia.
La
Hermana Sirviente era entonces Sor Maria Chabło. En ese tiempo Sor Marta tuvo
una visión de la cruz, desde la cual le habló el Señor animándola a soportar
todas las contrariedades y le prometió llevarla pronto consigo.

La prueba anunciada no tardó en llegar… Un
hombre desmoralizado, al salir del hospital divulgó por la ciudad la noticia
que Sor Marta había quedado embarazada por su relación amorosa con un paciente
joven, pariente del párroco. A partir de entonces cayó sobre Sor Marta una ola
de afrentas maliciosas de parte de los habitantes de Sniatyn.
Sin
embargo la actitud firme de la Hermana Sirviente permitió que Sor Marta se
quedara en el lugar para confirmar su inocencia. En aquel tiempo no dejó de
cumplir sus deberes con la servicialidad y cariño de siempre.
A
pesar de sufrir persecución moral, soportaba esta calumnia en silencio
abandonándose en manos de Dios.
El
carisma de Sor Marta

El
párroco del lugar pronto se dio cuenta de la categoría espiritual de Sor Marta
y de su don de discernimiento sobre el estado de las almas.
Y empezó a enviarle personas que no
necesitaban cuidados de enfermería sino consejo y dirección espiritual… Sor
Marta no se limitaba solo a esta tarea, socorría y servía con fervor a todos
los necesitados.
Sor
Marta amaba mucho su vocación e irradiaba alegría y satisfacción en su entrega
a los pobres. Siempre tenía una sonrisa sincera en su rostro… Sabía establecer
empatía con su pacientes a los aliviaba los sufrimientos físicos y morales.
De
forma discreta y callada les ayudaba en la preparación para la confesión, les
instruía sobre la doctrina de la fe, ayudaba a resolver los problemas en
coherencia con su visión cristiana de la vida. El número de los enfermos que
habitualmente la acompañaban en el Vía Crucis rezado en la capilla, llegaba a
cuarenta.

Tanto
su vida como su muerte estuvieron selladas por el amor auténtico a Dios y al
prójimo, fuente y centro de su existencia.
En
1904, consciente del peligro que esto conllevaba, se ofreció a sustituir a un
empleado del hospital en la desinfección de una habitación dónde había muerto
una enferma de tifus. Sor Marta realizó este trabajo con satisfacción.
Y
lo hizo para que no se contagiase el operario que debía hacerlo, cuyo trabajo
constituía el sustento de su mujer e hijo. Sor Marta sintió la fiebre
enseguida, pero se empeñó en terminar todos sus trabajos.
Durante
la última semana en el hospital se hizo todo lo posible para curarla. A estos
esfuerzos les acompañaba una intensa oración de pacientes y empleados del
hospital y personas buenas de toda la ciudad.

Murió
serenamente y confiada a las manos de Dios Padre el 30 de mayo de 1904 en
Sniatyn.
Los
fieles del lugar cuidaron y veneraron la tumba de Sor Marta. Durante más de
cien años ha estado continuamente cubierta de flores, velas y una especie de
tapetes bordados, muy tradicionales en esa región.
La
gente peregrinaba hacia ella y sostenía que había sido escuchada y consolada
por su intercesión en asuntos muy difíciles…
Decían
que acudían a su ‶Madre”
o ‶Madrecita”.
Nadie preguntaba si eran ortodoxos o católicos y de qué rito. Aun en los años
del régimen de la ‶máquina
soviética” acudían a ella, y así lo siguen haciendo los peregrinos y habitantes
del lugar hasta hoy.
Fue
beatificada el 24 de mayo del año 2008 en el Bogdan Chmielnecki Park, Lviv
(Ucrania), la ceremonia fue presidida por el Cardenal Tarcisio Bertone, en
representación del Papa Benedicto XVI.
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