Nuestra
Señora de la O, o de la Virgen de la Esperanza o de la Expectación del Parto,
es una festividad genuinamente española, habiendo sido instituida por los
Padres del X Concilio de Toledo en el año 656, fijándola ocho días antes de la
Natividad de Jesús, el 18 de diciembre. Este nombre, de Nuestra Señora de la O,
le viene a María porque las siete estrofas de Vísperas, que preceden a la
Navidad, empiezan por “OH”, signo de expectativa y esperanza del pueblo de
Israel, y especialmente de María, en la llegada de un salvador. Por lo que
Virgen de la O es sinónimo de Virgen de la Esperanza.
El
nombre de Nuestra Señora de la O, ha sido interpretado más popularmente como
aludiendo al estado avanzado de gravidez de la Santísima Virgen, cuyo purísimo
vientre se muestra ya redondo como esa vocal a pocos días del alumbramiento del
Hijo de Dios.
Nuestra
Señora de la Esperanza
La
esperanza es una virtud que acompaña al pueblo de Israel a lo largo de toda su
historia. El pueblo de Dios tenía clara conciencia de su pecado y de que Dios
remediaría su situación. El pueblo de Israel, alentado por las enseñanzas de
los Patriarcas y Profetas, fue creciendo en la esperanza de que Dios le
libraría de todos sus males y pecados enviándoles un salvador. Pero entre todos
los hijos de Israel la que más intensamente vivió la esperanza y ansió el
cumplimiento de las promesas fue María. Los Santos Padres nos la presentan en
oración, absorta en Dios, cuando recibe la visita del arcángel San Gabriel,
pidiendo al Altísimo la pronta llegada del Mesías Salvador.
Pero
María, por ser madre del Redentor y por voluntad del Padre, se convierte en
fuente de esperanza para el nuevo pueblo de Israel. Ella es, pues, la esperanza
de nuestra salvación en medio de las dificultades de la vida. Y así, el
Vaticano II no duda en proclamarla "Signo de Esperanza", que precede
con su luz al pueblo de Dios peregrinante en esta tierra, hasta que llegue el
día de Señor.
La
Virgen de la Esperanza es por excelencia la patrona de las mujeres embarazadas.
Ofrezcamos este día, de modo particular, a todas aquellas mujeres que se hallan
embarazadas, para que la Virgen las asista y las proteja y para que sepan
cumplir cabalmente con su misión maternal.
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