Domingo
de Silos es el primer santo que lleva este nombre. Después de él muchos santos
más llevarán tan hermoso nombre.
Nació
en La Rioja, España, cerca del año 1000.
Era
hijo de agricultores, y sus primeros años los pasó como pastor de ovejas. El
resto de su vida lo pasará como pastor de almas. El oficio del pastor despertó
en su espíritu el gusto por la soledad y por la oración contemplativa. Pensaba
retirarse al desierto a vivir vida de soledad absoluta, pero en sueños recibió
un aviso de que era mejor entrar de religioso.
Entró
de religioso con los Padres Benedictinos en el famoso monasterio de san Millán
de la Cogolla y allí hizo grandes progresos espirituales, y recibió de Dios el
don de saber interpretar muy bien las enseñanzas de la Sagrada Biblia. Y tenía
tan buenas cualidades que llegó a ser superior del convento. En sólo dos años
restauró totalmente aquella edificación que ya estaba deteriorada.
Un día
llegó un rey de Navarra a exigirle que le entregara los cálices sagrados y lo
más valioso que hubiera en el convento, para dedicar todo esto a los gastos de
guerra. Santo Domingo se le enfrentó valientemente y le dijo: "Puedes
matar el cuerpo y a la carne hacer sufrir. Pero sobre el alma no tienes ningún
poder. El evangelio me lo ha dicho, y a él debo creer, que sólo al que al
infierno puede echar el ama, a ese debo temer". Y no le entregó al rey
ninguna de las posesiones sagradas del monasterio.
El rey
de Navarra, lleno de indignación desterró al abad Domingo, y lo hizo salir de
allí, pero fue un destierro inmensamente provechoso, porque al saberlo el rey
Fernando I de Castilla, lo mandó llamar y le confió el Monasterio de Silos, que
estaba en un sitio estéril y alejado y se hallaba en estado de total abandono y
descuido, tanto en lo material como en lo espiritual.
Domingo
demostró ser un genio organizador, un talento para la restauración. Levantó un
monasterio ideal. Una hermosa capilla, con una sacristía que es una obra de
arte. Hizo un gran salón para que los monjes se dedicaran a copiar las Sagradas
Escrituras y las obras de los santos (en ese tiempo no había imprentas). Formó
una biblioteca llena de los mejores libros de ese tiempo. Organizó una
droguería en la cual las gentes de los alrededores encontraban remedios
baratísimos (y muchas veces regalados, para los más pobres).
Aquella
casa se volvió un hervidero de trabajadores. Unos cultivaban plantas de uvas, o
árboles de olivos; otros se dedicaban a escribir o pintar. Era una casa donde
todos se dedicaban a trabajar, rezar, cantar, hacer progresar el monasterio y
ganarse así un buen premio para el cielo. Aquel inmenso edificio estaba siempre
abierto para solucionar las miserias de los vecinos. El Monasterio de Silos
llegó a ser uno de los más famosos de España.
Santo
Domingo de Silos se propuso reunir ayudas para libertar a los cristianos que
estaban prisioneros y esclavos de los musulmanes, y logró libertar a más de
300. Por eso lo pintan casi siempre acompañado de hombres con cadenas, a los
cuales les consiguió la libertad. Así estaba él preparando lo que más tarde
harían los Padres Mercenarios con San Pedro Nolasco, libertando cautivos.
El
santo no era capaz de negar un favor cuando podía hacerlo. De todas partes
llegaban gentes a pedir ayudas. Pero también sabía no dejarse engañar. Una vez
llegaron unos mentirosos a pedirle vestidos y para conmoverlo dejaron sus
mejores ropas escondidas en una cueva cercana y se presentaron vestidos de
harapos. El santo se dio cuenta de esto y envió a un monje a que trajera esos
vestidos y con ellos hizo un gran paquete y le dijo a los pedigüeños: -
"Con mucho gusto les damos la ropa que necesitan. Tomen este paquete lleno
de ropa y vayan a la cueva cercana y allá se la reparten". Ellos se fueron
muy contentos y al llegar allá se dieron cuenta de que eran los mismos vestidos
que habían dejado allí escondidos
Una
noche llegaron unos ladrones a robarse toda la cosecha del monasterio. El santo
los dejó trabajar toda la noche y a la madrugada, cuando ya estaba todo
recogido, en costales y empacado, mandó a sus monjes con garrotes a decirles
que muchas gracias por haberlos reemplazado en recoger la cosecha y que podían
irse. Pero para que no se fueran demasiado tristes les envió un desayuno como
pago por el trabajo de toda esa noche.
Este
santo obtuvo de Dios muchísimos milagros para quienes se encomendaban a sus
oraciones. El biógrafo, que escribió su vida poco tiempo después de la muerte
del santo, dice que no había enfermedad que las oraciones de este santo no
lograra curar. Otro testigo de aquel tiempo afirma: "Nunca vi a un
enfermo, ni a un sano, a quien no le alegrara él con su boca o con su
mano". Llegó hasta a anunciar la fecha de su propia muerte.
96 años
después de su muerte, nuestro santo se apareció en sueños a la mamá de Santo
Domingo de Guzmán para anunciarle que tendría un hijo que sería un gran
apóstol. Por eso cuando el niño nació le pusieron el nombre de Domingo en honor
del santo de Silos. Es por ello también que muchas mamás en España se
encomiendan al santo Domingo de Silos para obtener que su hijo nazca bien y que
sea una buena persona después.
El 20
de diciembre del año 1073 voló al cielo este santo en cuyo honor sigue
existiendo todavía el famoso monasterio de Santo Domingo de Silos.
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