Estanislao
era el segundo hijo de Juan Kostka, senador de Polonia, y de Margarita Kryska.
Nació en el castillo de Rostkovo, en 1550. Hizo sus primeros estudios en su
casa bajo la dirección de Juan Bilinsky, junto con su hermano mayor, Pablo.
A
los catorce años, Estanislao ingresó en el colegio de los jesuitas de Viena.
Acostumbraba consagrar a la oración y al estudio todo el tiempo que podía y la
rudeza del lenguaje le molestaba en extremo. Cuando había en su casa huéspedes
indiscretos, el padre de Estanislao les decía: "No relatéis vuestros
cuentos delante de Estanislao". En el internado del colegio de Viena el
recogimiento y devoción de la vida y la oración del joven sorprendieron a
todos.
Ocho
meses después de la llegada de Estanislao a Viena, el emperador Maximiliano II
quitó a los jesuitas la casa que Fernando I les había prestado para el
internado, comenzando una larga serie de abusos contra la Compañía de Jesús.
Pablo
Kostka, dos años mayor que Estanislao, era un joven alegre y amante de las
diversiones, que consiguió el permiso de Bilinsky para hospedarse en casa de
unos luteranos. Como esa perspectiva desagradaba a Estanislao, Pablo se burló
de su recogimiento y devoción.
En cierta ocasión, cansado de los malos tratos
de su hermano, Estanislao profirió la gran amenaza que hacen todos los niños:
"Acabaré por escaparme para no volver y tú tendrás que dar cuentas a papá
y mamá". Estanislao comulgaba todos los domingos y días de fiesta y
ayunaba siempre la víspera del día en que iba a comulgar. Cuando no estaba en
la iglesia o en el colegio, se hallaba en su cuarto, entregado al estudio o a
la oración. Se vestía modestamente, practicaba la mortificación corporal y
detestaba las clases de baile.
La
antipatía de Pablo por su hermano aumentó paulatinamente. Por otra parte,
Bilinsky, aunque era un hombre razonable, no profesaba a Estanislao un afecto
particular.
Se
cuenta también que se le apareció la Santísima Virgen en otra ocasión y le dijo
que aún no había llegado la hora de su muerte y que debía ingresar en la
Compañía de Jesús. Estanislao, que ya antes había pensado en hacerlo, pidió la
admisión en cuanto recuperó la salud.
El P. Maggi, provincial de Viena, no quiso
admitirle por temor de indisponer a su padre contra la Compañía. Entonces,
Estanislao decidió ir a pie a Roma, si fuera necesario, para solicitar la
admisión al P. General en persona. Así pues, caminó a Augsburgo y luego a
Dilinga, con el objeto de entrevistarse, primero, con San Pedro Canisio,
provincial en Alemania superior. Para ese viaje de casi 500 kilómetros, se
vistió pobremente.
En cuanto su hermano y Bilinsky descubrieron su fuga,
salieron a perseguirle, pero no consiguieron reconocerle, por razones que
varían según los autores.
San Pedro Canisio le acogió amablemente y le puso a
servir a los estudiantes en el comedor y a hacer la limpieza de sus aposentos;
el joven cumplió su cometido con tal reverencia y humildad, que los estudiantes
quedaron asombrados, aunque no lo conocían. Al cabo de tres semanas, San Pedro
Canisio le envió a Roma con dos compañeros.
En
la Ciudad Eterna Estanislao se entrevistó con San Francisco de Borja y le
expuso el objeto de su viaje. San Francisco de Borja accedió a su petición y le
admitió en el noviciado, en 1567, a los diecisiete años de edad. Entre tanto,
Estanislao había recibido una dura carta de su padre, en la que éste le
amenazaba con hacer expulsar de Polonia a los jesuitas y le reprendía por haber
tomado una "sotana despreciable y haber abrazado una profesión indigna de
su alcurnia".
Estanislao
respondió en términos filiales, pero manifestó su firme decisión de servir a
Dios en la vocación a la que El le había llamado. Después, dejando el asunto en
manos de Dios, se dedicó tranquilamente al cumplimiento de sus deberes.
Según
el P. Fazio, maestro de novicios de Estanislao, el objetivo principal del santo
fue santificarse perfectamente en la vida ordinaria. El único límite de su
mortificación era la obediencia a su director espiritual. Aunque exageraba sus
faltas con no fingida sencillez, lo cierto es que llevó en el noviciado una
vida de oración constante.
Su
amor a Jesucristo en el Santísimo Sacramento era tan ardiente que, cuando
entraba en la iglesia, su rostro se encendía; además, con frecuencia era
arrebatado en éxtasis durante la misa y después de la comunión.
Pero aquel
novicio modelo sólo estaba destinado a vivir nueve meses. En efecto, el calor
del verano romano le hizo mucho daño y le produjo frecuentes desvanecimientos,
de suerte que el joven comprendió que moriría pronto.
El
día de la fiesta de la dedicación de Santa María la Mayor, el 15 de agosto de
1568, hablando con el P. Manuel de Sa sobre la Asunción de la Santísima Virgen,
Estanislao le dijo: "¡Qué día tan feliz debió ser para todos los santos
aquél en que María entró en el cielo! Quizá ellos lo celebran con especial
gozo, como lo hacemos nosotros en la tierra. Espero que estaré entre ellos en
su próxima celebración".
Por el momento, nadie dio importancia a esas
palabras, cuyo verdadero sentido se reveló diez días más tarde.
El
día de la fiesta de San Lorenzo, Estanislao se sintió mal. Dos días después,
cuando le sacaron de la cama para trasladarle a un lecho más confortable, hizo
la señal de la cruz sobre él y dijo que nunca volvería a levantarse. El P.
Fazio se rió paternalmente y le dijo: "Hombre de poca fe, ¿abandonáis toda
esperanza por una enfermedad tan leve?" Estanislao replicó: "Cierto
que soy un hombre de poca fe, pero la enfermedad no es leve y ella me
matará".
Al
amanecer del día de la Asunción, el joven susurró al oído del P. Ruiz la
noticia de que contemplaba a la Santísima Virgen rodeada por los ángeles.
Después murió apaciblemente a los 18 años de edad, en 1568.
Al
cabo de un mes, Pablo de Kostka llegó a Roma con instrucciones de su padre para
que Estanislao volviese a toda costa a Polonia. Bajo la impresión de la noticia
de la muerte de su hermano, Pablo comprendió lo mal que se había portado con él
y fue uno de los principales testigos en el proceso de beatificación.
Otro de
los testigos fue Bilinsky, quien afirmó entre otras cosas: "Pablo jamás
dijo una palabra amable a su bendito hermano.
Tanto
él como yo teníamos completa conciencia de la santidad de todos los actos de
Estanislao". Pablo vivió devorado por los remordimientos hasta el fin y, a
los sesenta años, pidió ser admitido en la Compañía de Jesús. San Estanislao
fue canonizado en 1726 y se le venera como patrono menor de Polonia.
Por
su intercesión se obtuvieron numerosos milagros, y el Santo Padre lo canonizó y
lo declaró patrono de los novicios y de los que se preparan para el sacerdocio.








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