Santa
Rosa Filipina Duchesne o Rose-Philippine Duchesne (Grenoble, Francia, 29 de
agosto de 1769 – St. Charles (Misuri), Estados Unidos, 18 de noviembre de 1852)
fue una religiosa católica francesa. Desarrolló considerablemente en América la
Sociedad del Sagrado Corazón de Jesús fundada en 1800 por Santa Magdalena Sofía
Barat.
Primeros
años.
Filipina
fue hija de Pierre-François Duchesne, abogado y político de prestigio en
Grenoble, y de Rose Euphrasine Perier. Su padre encarnaba los ideales
ilustrados del pensamiento radical y anticlerical, en tanto que su madre, de
educación esmerada, era descendiente de una familia de comerciantes acomodada.
Fue bautizada en la iglesia de San Luis, y le dieron el nombre de San Felipe
apóstol, y el de Santa Rosa de Lima, primera santa del nuevo continente.
Pertenecía a la misma familia genealógica de Jean Casimir-Perier, presidente de
la República Francesa en 1894. Fue educada con las religiosas de la Visitación.
A la edad de 12 años deseó entrar en la comunidad y llegar a ser religiosa. Sus
padres la sacaron del colegio en 1784, pero su deseo persistió y a los 17 años
rechazó un matrimonio que le propusieron. En 1788, entró al convento aun con la
oposición de sus padres. Sin embargo aceptó la prohibición de su padre, quien
le denegó todo permiso de realizar los votos religiosos antes de los 25 años.
En
1791 las Visitandinas fueron dispersadas y el convento cerrado a causa de la
Revolución Francesa. Filipina regresó a vivir con su familia. Fiel a su ideal
religioso ayudó a los prisioneros durante los difíciles años de la Revolución.
Frecuentemente hacía visitas a la Basílica de Saint Régis de Lalouvesc para mantenerse
firme y sostener su fe.
Al
fin de la tormentosa Revolución, en 1801, y con la ayuda financiera de sus
primos, Filipina Duchesne rentó el antiguo convento de Sainte-Marie-d'en-Haut
en Grenoble. Se instaló allí junto con algunos niños de los cuales estaba a
cargo e invitó a las religiosas visitantinas a regresar.
Ese proyecto fracasó
por cuanto las religiosas eran ya muy mayores o estaban demasiado
desilusionadas para retornar, y eso le atrajo críticas feroces de los propios
pobladores. Fue cuando escuchó hablar de Magdalena Sofía Barat, quien había
fundado la Sociedad de las Religiosas del Sagrado Corazón en Amiens. Se dirigió
hacia ella y la Madre Barat aceptó su proposición. El 13 de diciembre de 1804
llegó con 3 religiosas a Sainte-Marie.
El noviciado comenzó formalmente a
principios de enero de 1805. Después de un breve periodo de noviciado, Filipina
Duchesne pronunció sus votos religiosos el 21 de noviembre de 1805, a la edad
de 26 años.
Religiosa
del Sagrado Corazón.
Como
la congregación se dedicaba a la enseñanza, la casa madre de Sainte-Marie se
transformó en un pensionado. Los inicios son difíciles.
Las alumnas llegan,
hasta la misma sobrina de la Madre Duchesne (en 1814).
Sin
embargo, desde su infancia soñó con ser misionera. La Madre Barat, queriendo
verificar la solidez de la vocación, puso freno a esa iniciativa y la envió
primero a fundar una comunidad en París (en la calle Rue des Postes).
El paso
por París de monseñor Guillaume-Valentin Dubourg, quien venía a recibir la
consagración episcopal en 1816 como primer obispo de Luisiana fue determinante.
Él pidió a las religiosas ir a Luisiana para la educación de las niñas en su
diócesis, la cual había sido creada de nuevo en Estados Unidos recientemente.
La
Madre Duchesne estaba lista a partir.
En
Luisiana.
En
1818 el sueño de Filipina se vio realizado. El obispo del territorio de
Luisiana buscaba una congregación de religiosas para ayudarle a evangelizar los
niños franceses e indios de su diócesis, y Filipina fue enviada a responder a
esta llamada. En St. Charles, cerca de San Luis, Misuri, fundó la primera casa
de la Sociedad fuera de Francia, en una cabaña de troncos.
Allí vivió todas las
austeridades de la vida de frontera: frío extremo, trabajo duro, falta de
dinero. Nunca llegó a aprender bien el inglés. Las comunicaciones eran muy
lentas: a veces no le llegaban noticias de su querida Francia. Luchó por
mantenerse estrechamente unida con la Sociedad del Sagrado Corazón en Francia.
Filipina
y otras cuatro religiosas del Sagrado Corazón trazaron un camino. En 1820 abrió
la primera escuela gratuita al oeste del Mississippi. En 1828 había fundado ya
seis casas. Estas escuelas eran para las jóvenes de Misuri y Luisiana. Las amó
y trabajó para ellas, manteniendo siempre en el fondo de su corazón el anhelo
de ir a los Indios americanos. Cuando Filipina tenía 72 años, se abrió una
escuela para los Potowatomies en Sugar Creek, Kansas.
Aunque muchos pensaban
que Filipina estaba demasiado enferma para ir, el jesuita que dirigía la misión
insistió: "Tiene que venir: quizás no podrá hacer mucho trabajo, pero con
su oración alcanzará el éxito de la misión, y su presencia atraerá muchos
favores del cielo para la obra".
En
Estados Unidos se dedicó particularmente de los más débiles: negros, indios,
blancos pobres y los numerosos esclavos que existían en San Luis. Demostró una
gran capacidad de organización: en pocos años fundó cinco casas con 64 religiosos
y más de 350 alumnos.
Estuvo
sólo un año entre los Potowatomies, pero su valor pionero no flaqueó, y sus
largas horas de contemplación inspiraron a los indios el llamarla
“Kwah-kah-kum-ad,” ("La mujer que siempre reza").
Su
salud no pudo resistir el régimen de vida en el poblado. Volvió a St. Charles
en julio de 1842, aunque su corazón valiente nunca perdió el deseo de las
misiones. "Siento el mismo anhelo por las Montañas Rocosas que sentía en
Francia cuando pedí venir a América. "
Filipina
murió en St. Charles, Misuri, el 18 de noviembre de 1852, a la edad de 83 años.
Canonización.
Fue
canonizada por el Papa San Juan Pablo II el 3 de julio de 1988. Se le reconoce
el haber participado activamente de extender el Evangelio fuera de los confines
europeos, de la mano de su apertura y su carácter misionero.





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