Este
sacerdote Capuchino, el Padre Solano Casey, nació el 25 de noviembre de 1870.
Fue el sexto de una familia de 10 hombres y seis mujeres que habitaba en una
finca de Wisconsin, en las orillas del Rio Mississippi.
Sus padres, inmigrantes
irlandeses, le dieron por nombre Bernardo, como su padre.
Desde
edad temprana aprendió de sus padres, temerosos de Dios, a ser obediente,
solícito y piadoso, y la vida en la finca le enseñó a ser práctico e ingenioso.
A los 17 años, ansioso de ayudar económicamente a su familia, después de varios
cultivos que culminaron en fracaso, Bernardo decidió abandonar la finca en
busca de otro trabajo.

En
1891, Bernardo pudo ir tras su sueño largamente acariciado de convertirse en
sacerdote. Comenzó sus estudios a los 21 años, en la Escuela Secundaria del
Seminario de San Francisco en Milwaukee, Wisconsin, donde se dedicó a su
formación espiritual y académica.
Ante
el llamado de Dios, entró en la Orden de los Capuchinos en 1896, donde se le
dio el nombre de Solano. Rápidamente se convirtió en un modelo de observancia
religiosa, por su constante lealtad a los sacros votos de Pobreza, Castidad y
Obediencia.
A pesar de haber experimentado algunas dificultades en sus
estudios, la actitud edificante que demostraba hacia sus compañeros religiosos
y Superiores lo hicieron digno del sagrado Sacerdocio y fue ordenado el 24 de
julio de 1904. Fue entonces que comenzó en Nueva York su largo ministerio
sacerdotal.

Rápidamente elevó el espíritu de los
feligreses con su piadoso ejemplo durante la Misa y Devociones, y su actitud
caritativa frente a los enfermos, los niños, los que no profesaban la fe
católica y los pobres.
Especialmente
los enfermos le eran muy devotos y ansiosos esperaban su visita sacerdotal y su
consuelo. Este apostolado hacia los enfermos y los pobres continuó también en otros
lugares.
Fue trasladado por tres años a la Parroquia de Nuestra Señora de los
Dolores en la Ciudad de Nueva York y luego a la Parroquia de Nuestra Señora de
los Ángeles en Harlem, N.Y. por otros tres años. Más de cincuenta años después,
su nombre se emplea con reverencia en esos lugares.

Siempre accesible para los pobres, enfermos y
afligidos, dio solaz y ayuda a gente de toda edad y clase social. Siempre
estaba dispuesto a escuchar a quien fuera, en cualquier momento.
Su ministerio
de caridad y consuelo fue notado especialmente durante la gran depresión de
1929, cuando su preocupación por los pobres inspiró a los Capuchinos de Detroit
a habilitar su Cocina para los Pobres, un servicio de caridad que continúa
hasta la fecha.

Su sabio consejo y su fe ardiente guio a muchos de ellos a
convertirse al catolicismo.
Siempre
celoso por las almas, su ministerio hacia los enfermos y afligidos continuó sin
desmedro, aún años más tarde, cuando sus Superiores, deseosos de brindarle un
retiro bien ganado, lo trasladaron al Monasterio de Frailes de San Félix en
Huntington, Indiana, en la primavera del año 1946.
Allí pasaba el tiempo
rezando y cumpliendo con su ministerio hacia los enfermos y afligidos hasta que
a causa de sus propias enfermedades fue trasladado a Detroit para someterse a
un cuidado médico especial.
Diez
y ocho meses más tarde, después de una estadía de case un mes en el hospital,
donde soportó con fortaleza sus dolores, su larga vida de sacrificio culminó.
Durante
su enfermedad postrera, dijo: “Ofrezco mis sufrimientos para que el mundo se
unifique. Si solo pudiera ver la conversión del mundo entero”.
Momentos antes
de morir, se incorporó en la cama y exclamó: “Entrego mi alma a Jesucristo”.
El
Padre Solano falleció en Detroit a los 86 años, el 31 de julio de 1957. Sus
restos descansan en el Monasterio de San Buenaventura en Detroit, Michigan.
Beatificado
el 18 de noviembre de 2017 en Ford’s Field, Detroit, Michigan Estados Unidos,
la celebración fue presidida por el Cardenal Angelo Amato
Por
favor reporte cualquier conocimiento personal o favores recibidos del Padre
Solanus a:
Vice
Postulator, 1780 Mt. Elliott, Detroit, MI 48207
Teléfono
(313) 579-2100 Ext. 139
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